- Judíos en América
- Página 100 % sefaradita.
- The Yiddish World
- Judios en el interior
- Viaje al corazón de los gauchos judíos.
- Judíos víctimas de la represión ilegal en Sudamérica.
- Judaismo
- Ser judío en Uruguay
- Judíos y la música.
- Judíos en Uruguay desde 1908 hasta hoy
- Esto pasó
- judíos notables.
- Uruguayos caidos en Israel.
La lista del mayor genocidio de judíos con posterioridad a la Segunda Guerra Mundial. Pasó aquí, a ambas orillas del Río de la Plata.
http://www.desaparecidos.org/arg/victimas/judios/lista.html
http://www.desaparecidos.org/arg/victimas/judios/lista.html
Emma nació el 27 de octubre de 1955 en la ciudad de Córdoba. Realizó el secundario en el colegio Israelita "Gral. San Martín", egresando en 1972 con el título de perito mercantil. Al año siguiente, en 1973, se inscribió en la carrera de Ciencias de la Educación y Psicología en la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba. (FFyH-UNC). Militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores - Ejercito Revolucionario del Pueblo (PRT - ERP). Fue secuestrada el 27 de mayo de 1976, junto a Adriana Gelsbpan y dos compañeras de estudio. Permaneció Cautiva en el Centro Clandestino de Detencion Tortura y Exterminio Departamento de Informaciones "D2" de la Policía de la Provincia de Córdoba. (D2). Tenía 21 años. Aún continúa desaparecida.
Adriana Ruth Gelbspan Einis tenía sólo 17 años y empezaba a estudiar Ciencias de la Información, el 27 de mayo de 1976, cuando la secuestraron. Hubiese cumplido 18 el 27 de octubre. La llevaron a la D2, centro clandestino del Departamento de Informaciones de la Policía de Córdoba, junto al Cabildo. Más tarde a La Perla. Las marcas en su cuerpo mostraban que había sido salvajemente torturada. Su cadáver apareció en la zona de Tres Cascadas, en Ascochinga, junto a un grupo de militantes. Los fusilaron. Después simularon un enfrentamiento. Sus restos fueron entregados a sus padres. “Quiero mirar a los ojos a los que asesinaron a mi hija”, dijo su madre antes de declarar en la Megacausa La Perla.
Buenos Aires, 1ero. de Mayo de 2023. Vis a Vis.
Familiares de socios desaparecidos durante la dictadura militar, junto a las máximas autoridades de AMIA y de la Sociedad Hebraica Argentina, llevaron a cabo un emotivo homenaje.
Allí se conocieron historias y testimonios de familiares de los desaparecidos asesinados en el período más oscuro de la historia nacional.
Se vislumbraron rostros muy conmovidos en la actividad producto de las palabras que se expresaron en un marco de marco de respeto, diversidad y pluralismo que enorgullecen la cultura judeo-argentina.
El homenaje tuvo lugar en el acceso al Golf en sede Pilar de Hebraica, ubicada en la avenida Sargento Cayetano Beliera N°1.199.
En esta primera instancia fueron homenajeados los nombres de:
Familiares de socios desaparecidos durante la dictadura militar, junto a las máximas autoridades de AMIA y de la Sociedad Hebraica Argentina, llevaron a cabo un emotivo homenaje.
Allí se conocieron historias y testimonios de familiares de los desaparecidos asesinados en el período más oscuro de la historia nacional.
Se vislumbraron rostros muy conmovidos en la actividad producto de las palabras que se expresaron en un marco de marco de respeto, diversidad y pluralismo que enorgullecen la cultura judeo-argentina.
El homenaje tuvo lugar en el acceso al Golf en sede Pilar de Hebraica, ubicada en la avenida Sargento Cayetano Beliera N°1.199.
En esta primera instancia fueron homenajeados los nombres de:
Darío Bedne. http://www.desaparecidos.org/arg/victimas/b/bedne/index.html
Daniel Gluj. https://www.memoriasdelsur.org/daniel-gluj/
Alberto Jamilis https://www.huellasdelamemoria.com.ar/alberto-gustavo-jamilis-wodlinger/
Gregorio Nachman https://www.0223.com.ar/nota/2022-3-24-8-4-0-gregorio-nachman-el-militante-de-la-cultura-
Daniel Gluj. https://www.memoriasdelsur.org/daniel-gluj/
Alberto Jamilis https://www.huellasdelamemoria.com.ar/alberto-gustavo-jamilis-wodlinger/
Gregorio Nachman https://www.0223.com.ar/nota/2022-3-24-8-4-0-gregorio-nachman-el-militante-de-la-cultura-
que-formo-la-comedia-marplatense
https://www.youtube.com/watch?v=t96dFHN0Vh4&t=1104s
Alicia Raboy http://basededatos.parquedelamemoria.org.ar/registros/7139/?nav
Patricia Roisinblit https://www.infobae.com/sociedad/2019/08/15/la-historia-de-lucha-y-dolor-de-rosa-roisinblit-la-abuela-de-plaza-de-mayo-que-hoy-cumple-100-anos/
Mirta Schwalb https://www.youtube.com/watch?v=HTkeGaj0f54
Gerardo Strejilevich http://www.museositioesma.gob.ar/cronica/un-viaje-personal-por-la-visita-de-las-cinco/
Betina Tarnopolsky, Sergio Tarnopolsky, Hugo Tarnopolsky y Blanca Edelberg de Tarnopolsky.
https://www.youtube.com/watch?v=t96dFHN0Vh4&t=1104s
Alicia Raboy http://basededatos.parquedelamemoria.org.ar/registros/7139/?nav
Patricia Roisinblit https://www.infobae.com/sociedad/2019/08/15/la-historia-de-lucha-y-dolor-de-rosa-roisinblit-la-abuela-de-plaza-de-mayo-que-hoy-cumple-100-anos/
Mirta Schwalb https://www.youtube.com/watch?v=HTkeGaj0f54
Gerardo Strejilevich http://www.museositioesma.gob.ar/cronica/un-viaje-personal-por-la-visita-de-las-cinco/
Betina Tarnopolsky, Sergio Tarnopolsky, Hugo Tarnopolsky y Blanca Edelberg de Tarnopolsky.
Hugo Tarnopolsky y Blanca Edelberg
Él era químico, ella psicopedagoga. Tuvieron tres hijos y formaron una familia muy unida. Solían leer el diario entre todos y les gustaba hablar y discutir de política. Fueron secuestrados el 15 de julio de 1976, en su domicilio en Capital Federal.
“Hoy leí en el diario que habían soltado a 300 detenidos en Buenos Aires, eso me dio muchísimas esperanzas e ilusiones. Es posible que si no los largaron ahora lo hagan pronto.” (Carta escrita el 3/10/1976, desde el exilio, por Daniel Tarnopolsky. Toda su familia continúa desaparecida).
Sergio Tarnopolsky
Hijo mayor del matrimonio, Sergio militaba en la Juventud Peronista (JP). Era conscripto desde fines de 1975 y fue destinado a la Escuela de Mecánica de la Armada. Desde allí, comenzó a reunir y pasar información sobre las atrocidades que se cometían en el lugar. Se casó con Laura Del Duca, militante de la Juventud Universitaria Peronista (JUP) de Filosofía y Letras. Él fue desaparecido el 14 de julio de 1976 en la ESMA, cuando tenía 21 años. Al día siguiente secuestraron a Laura.
Betina Tarnopolsky
La menor de la familia, la llamaban “la holandesita”, según cuenta su hermano Daniel, porque “era gordita y muy rubia”. Militaba en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). Fue secuestrada en la casa de su abuela, el 15 de julio de 1976. Tenía 15 años.
Fin.
Jaime Eduardo Said
Era el mayor de tres hermanos, con quienes compartió un ambiente familiar muy solidario, en el que se discutía de política. Creció en el barrio porteño de Flores. Le gustaba leer novelas y libros de historia. Era “un tipo conceptual, estudioso, con un gran sentido del humor”, resalta su hermana.
Estudió Derecho en la Universidad de Buenos Aires. Militó en la Juventud Peronista. Desde la Gremial de Abogados Peronistas, perteneciente a Montoneros, asistió a presos políticos y militantes de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). Daba clases en el colegio Carlos Pellegrini y en la Facultad de Derecho. Tenía un excelente trato con sus alumnos, quienes recuerdan que era “muy riguroso, pero muy compañero”. En 1975, se casó con Claudia Yankilevich.
Alberto Ezequiel Said
Estudió Contabilidad en la Universidad de Buenos Aires. Tenía un espíritu emprendedor que lo llevó a desarrollar distintos proyectos: un negocio de pelucas, un restaurante y un taller textil, entre otros. A diferencia de sus hermanos, no tuvo una militancia orgánica. Sin embargo, participaba activamente en política y contribuía en muchos aspectos, como llevar o traer compañeros de las movilizaciones. Alberto era “muy dinámico, muy polvorita”, pero “le gustaba la diversión, salía mucho, tenía sus amigotes”. Aunque él y Eduardo eran distintos, los unía un gran compañerismo: les gustaba la misma música y compartían la pasión por el fútbol y por River Plate. Estaban felices con su primera sobrina, María, y con el segundo, que nacería pronto.
El 15 de noviembre de 1976, Alberto fue herido durante su secuestro y llevado al CCD-ESMA. Tenía 25 años. El 24 de noviembre de 1976, fue secuestrado Eduardo, de 28 años, por el Grupo de Tareas de la ESMA. Ambos hermanos, así como también la esposa de Eduardo, Claudia (secuestrada en 1978), permanecen desaparecidos.
[En el fondo de la postal] Libreta de recuerdos escolares de Alberto
Era el mayor de tres hermanos, con quienes compartió un ambiente familiar muy solidario, en el que se discutía de política. Creció en el barrio porteño de Flores. Le gustaba leer novelas y libros de historia. Era “un tipo conceptual, estudioso, con un gran sentido del humor”, resalta su hermana.
Estudió Derecho en la Universidad de Buenos Aires. Militó en la Juventud Peronista. Desde la Gremial de Abogados Peronistas, perteneciente a Montoneros, asistió a presos políticos y militantes de la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). Daba clases en el colegio Carlos Pellegrini y en la Facultad de Derecho. Tenía un excelente trato con sus alumnos, quienes recuerdan que era “muy riguroso, pero muy compañero”. En 1975, se casó con Claudia Yankilevich.
Alberto Ezequiel Said
Estudió Contabilidad en la Universidad de Buenos Aires. Tenía un espíritu emprendedor que lo llevó a desarrollar distintos proyectos: un negocio de pelucas, un restaurante y un taller textil, entre otros. A diferencia de sus hermanos, no tuvo una militancia orgánica. Sin embargo, participaba activamente en política y contribuía en muchos aspectos, como llevar o traer compañeros de las movilizaciones. Alberto era “muy dinámico, muy polvorita”, pero “le gustaba la diversión, salía mucho, tenía sus amigotes”. Aunque él y Eduardo eran distintos, los unía un gran compañerismo: les gustaba la misma música y compartían la pasión por el fútbol y por River Plate. Estaban felices con su primera sobrina, María, y con el segundo, que nacería pronto.
El 15 de noviembre de 1976, Alberto fue herido durante su secuestro y llevado al CCD-ESMA. Tenía 25 años. El 24 de noviembre de 1976, fue secuestrado Eduardo, de 28 años, por el Grupo de Tareas de la ESMA. Ambos hermanos, así como también la esposa de Eduardo, Claudia (secuestrada en 1978), permanecen desaparecidos.
[En el fondo de la postal] Libreta de recuerdos escolares de Alberto
Por Guillermo Lipis, Nueva Sion.
La familia Schapira fue, junto a la Tarnopolsky, una de las familias judías que más pérdidas irreparables sufriera durante la dictadura militar en la Argentina.
Daniel (apodado ‘el tano’) fue el primero de una lista de cuatro compuesta por él, su esposa Andrea Yankelevich, Claudia Yankelevich (hermana de Andrea) y Eduardo Said (esposo de Claudia). El hijo de Daniel, quien lleva su mismo nombre, no conoció a su padre y, cuando desapareció su madre, permaneció en esa misma situación por 8 días, luego de lo cual fue entregado al Juez de Menores de San Martín quedando al cuidado de su abuela materna apenas ocho meses después de haber nacido.
Los Schapira no conforman una familia cualquiera en esta comunidad que no supo reconocer, como dijera el actual Presidente de la AMIA -Abraham Kaul- a los mejores que desaparecieron junto a sus ideales de justicia y creencia de un mundo mejor.
“Eramos tres hermanos (dos varones y una mujer) y ninguno -cuenta a Nueva Sión Edgardo ‘Topo’ Schapira, hermano menor de Daniel- tuvimos una activa participación comunitaria”.
Nietos de uno de los fundadores del Templo de Barracas, Abraham Daskal, como tantas otras familias que se afincaron en el país, se involucraron de lleno en la vida nacional desde una perspectiva en la que, aún tal vez sin saberlo, ejercían su judaísmo de manera empírica defendiendo ideales de justicia social y por la preservación de las particularidades de los diversos grupos culturales que componen el país.
‘Topo’ cuenta una anécdota que pinta a Daniel de cuerpo entero:
“Nosotros éramos socios de San Lorenzo. Un día fui a jugar al tenis al club y los muchachos de una barrita, de unos 18 o 19 años (yo tenía 11 años y Daniel 15 -recuerda-) me amenazaron por ser judío. Mi papá era de la Comisión de Tenis, y cuando le avisé los echaron. Estos pibes vinieron a buscarme a casa, y cuando Daniel se enteró salió solo a hacerles frente con una botella rota en la mano. Así era Daniel. No éramos judíos practicantes pero tampoco nunca renegamos de nuestro judaísmo”.
¿Hicieron la denuncia de su desaparición ante las instancias comunitarias o la Embajada?
– No, para qué…
A pesar de esta escueta y contundente respuesta que define y ratifica la sensación general respecto a la dirigencia comunitaria de la época, Edgardo ratifica que ni él, ni sus hermanos ni sus familiares dejaron de sentirse judíos nunca. “No nos gusta el gueto -afirma el ‘Topo’- pero tampoco escondimos o renegamos de nuestro judaísmo.
Historia
«Daniel era un caballero en el tenis, y un tipo leal en todo», dice su hermano, mientras mira a otro Daniel, su sobrino, que nació 8 meses después del secuestro de su papá.
«En el ´76 mi hermano militaba en Córdoba, y en un operativo le dieron tres balazos. Pero como era fuerte, herido y todo pudo escaparse. La familia le pidió que dejara el país, pero se negó porque consideraba que era traicionar a sus compañeros. Yo admiro esa entrega que Daniel tenía, su convicción».
En abril de 1977 Daniel Schapira fue secuestrado mientras viajaba en colectivo, cerca de San Juan y Boedo. Por testimonios de sobrevivientes se sabe que estuvo detenido ilegalmente en la ESMA.
A ‘Topo’ le duele contar que «lo torturaron, incluso un torturador al que le decían «Trueno» le disparó dardos venenosos para probarlos y Daniel tuvo un infarto en la misma ESMA».
La historia de Daniel consta en el auto de procesamiento del juez español Baltazar Garzón contra represores argentinos, en donde se menciona que «Trueno» era el alias del represor Alejandro Pernías. En esa causa por genocidio y torturas está también acusado el ex marino Ricardo M. Cavallo, detenido en México en 2000.
Homenaje
Como muchos otros, Daniel creyó que la izquierda estaba representada en la militancia de la juventud peronista de la época. Vio allí su espacio de compromiso social y lo ejerció hasta último momento.
Daniel, como tantos otros, no fue recordado dentro de la comunidad, hasta hoy. Macabi -club donde diera clases de Tenis con las que dejara impregnada a fuego la semblanza de su liderazgo docente y humano-, lo devolverá al centro de su vida institucional con un homenaje que realizará el próximo 16 de diciembre.
El pasado 17 de noviembre, en las instalaciones del CeNARD, el deporte argentino y un sector de jóvenes políticos, junto a familiares y amigos, ya le rindieron su merecido tributo.
El momento más emotivo se produjo con el descubrimiento de la placa recordatoria en memoria “del tenista y militante popular Daniel Schapira, detenido – desaparecido por la última dictadura militar el 7 de abril de 1977.”
“Desde la Secretaría de Deporte queremos ser consecuentes en el sostén de la memoria, porque entendemos que la Justicia es la respuesta a tanto horror”, comentó Morresi, actual funcionario a cargo de la Secretaría.
“Estamos convencidos que combatir el olvido es imprescindible para construir el país en serio que nos propone el Presidente Néstor Kirchner” finalizó Morresi.
Emocionado, el ‘Topo’ Schapira agradeció a los periodistas Ariel Scher y Oscar Pinco que hicieron perdurar el recuerdo de Daniel en el tiempo. “Siempre hay que encarar el presente y el futuro pensando en el pasado. La dictadura acabó con muchas vidas, pero con lo que nunca pudo acabar es con el recuerdo. Hoy me emociona ver que llegó gente que se acuerda de Daniel a 27 años de su desaparición” remató el ‘Topo’.
Por su parte, Milcíades Peña, impulsor del proyecto, afirmó que: “Esto es reivindicar nuestra historia para construir un país vigoroso. En la época de la dictadura, el deporte fue utilizado como una herramienta de cultura para confundir, aletargar y dominar, cuando en sí mismo el deporte representa todo lo contrario: solidaridad y esfuerzo compartido. En nombre de Daniel Shapira reivindicamos estos valores. El, en su doble rol de militante popular y deportista, luchó permanentemente por una sociedad justa”.
El pasado 17 de noviembre, Daniel Schapira ganó el más importante de sus partidos: el de la justicia ante su recuerdo y el de la memoria ante una sociedad que requiere rescatar para sí misma los valores que signaron la vida de Daniel.
Fin.
La familia Schapira fue, junto a la Tarnopolsky, una de las familias judías que más pérdidas irreparables sufriera durante la dictadura militar en la Argentina.
Daniel (apodado ‘el tano’) fue el primero de una lista de cuatro compuesta por él, su esposa Andrea Yankelevich, Claudia Yankelevich (hermana de Andrea) y Eduardo Said (esposo de Claudia). El hijo de Daniel, quien lleva su mismo nombre, no conoció a su padre y, cuando desapareció su madre, permaneció en esa misma situación por 8 días, luego de lo cual fue entregado al Juez de Menores de San Martín quedando al cuidado de su abuela materna apenas ocho meses después de haber nacido.
Los Schapira no conforman una familia cualquiera en esta comunidad que no supo reconocer, como dijera el actual Presidente de la AMIA -Abraham Kaul- a los mejores que desaparecieron junto a sus ideales de justicia y creencia de un mundo mejor.
“Eramos tres hermanos (dos varones y una mujer) y ninguno -cuenta a Nueva Sión Edgardo ‘Topo’ Schapira, hermano menor de Daniel- tuvimos una activa participación comunitaria”.
Nietos de uno de los fundadores del Templo de Barracas, Abraham Daskal, como tantas otras familias que se afincaron en el país, se involucraron de lleno en la vida nacional desde una perspectiva en la que, aún tal vez sin saberlo, ejercían su judaísmo de manera empírica defendiendo ideales de justicia social y por la preservación de las particularidades de los diversos grupos culturales que componen el país.
‘Topo’ cuenta una anécdota que pinta a Daniel de cuerpo entero:
“Nosotros éramos socios de San Lorenzo. Un día fui a jugar al tenis al club y los muchachos de una barrita, de unos 18 o 19 años (yo tenía 11 años y Daniel 15 -recuerda-) me amenazaron por ser judío. Mi papá era de la Comisión de Tenis, y cuando le avisé los echaron. Estos pibes vinieron a buscarme a casa, y cuando Daniel se enteró salió solo a hacerles frente con una botella rota en la mano. Así era Daniel. No éramos judíos practicantes pero tampoco nunca renegamos de nuestro judaísmo”.
¿Hicieron la denuncia de su desaparición ante las instancias comunitarias o la Embajada?
– No, para qué…
A pesar de esta escueta y contundente respuesta que define y ratifica la sensación general respecto a la dirigencia comunitaria de la época, Edgardo ratifica que ni él, ni sus hermanos ni sus familiares dejaron de sentirse judíos nunca. “No nos gusta el gueto -afirma el ‘Topo’- pero tampoco escondimos o renegamos de nuestro judaísmo.
Historia
«Daniel era un caballero en el tenis, y un tipo leal en todo», dice su hermano, mientras mira a otro Daniel, su sobrino, que nació 8 meses después del secuestro de su papá.
«En el ´76 mi hermano militaba en Córdoba, y en un operativo le dieron tres balazos. Pero como era fuerte, herido y todo pudo escaparse. La familia le pidió que dejara el país, pero se negó porque consideraba que era traicionar a sus compañeros. Yo admiro esa entrega que Daniel tenía, su convicción».
En abril de 1977 Daniel Schapira fue secuestrado mientras viajaba en colectivo, cerca de San Juan y Boedo. Por testimonios de sobrevivientes se sabe que estuvo detenido ilegalmente en la ESMA.
A ‘Topo’ le duele contar que «lo torturaron, incluso un torturador al que le decían «Trueno» le disparó dardos venenosos para probarlos y Daniel tuvo un infarto en la misma ESMA».
La historia de Daniel consta en el auto de procesamiento del juez español Baltazar Garzón contra represores argentinos, en donde se menciona que «Trueno» era el alias del represor Alejandro Pernías. En esa causa por genocidio y torturas está también acusado el ex marino Ricardo M. Cavallo, detenido en México en 2000.
Homenaje
Como muchos otros, Daniel creyó que la izquierda estaba representada en la militancia de la juventud peronista de la época. Vio allí su espacio de compromiso social y lo ejerció hasta último momento.
Daniel, como tantos otros, no fue recordado dentro de la comunidad, hasta hoy. Macabi -club donde diera clases de Tenis con las que dejara impregnada a fuego la semblanza de su liderazgo docente y humano-, lo devolverá al centro de su vida institucional con un homenaje que realizará el próximo 16 de diciembre.
El pasado 17 de noviembre, en las instalaciones del CeNARD, el deporte argentino y un sector de jóvenes políticos, junto a familiares y amigos, ya le rindieron su merecido tributo.
El momento más emotivo se produjo con el descubrimiento de la placa recordatoria en memoria “del tenista y militante popular Daniel Schapira, detenido – desaparecido por la última dictadura militar el 7 de abril de 1977.”
“Desde la Secretaría de Deporte queremos ser consecuentes en el sostén de la memoria, porque entendemos que la Justicia es la respuesta a tanto horror”, comentó Morresi, actual funcionario a cargo de la Secretaría.
“Estamos convencidos que combatir el olvido es imprescindible para construir el país en serio que nos propone el Presidente Néstor Kirchner” finalizó Morresi.
Emocionado, el ‘Topo’ Schapira agradeció a los periodistas Ariel Scher y Oscar Pinco que hicieron perdurar el recuerdo de Daniel en el tiempo. “Siempre hay que encarar el presente y el futuro pensando en el pasado. La dictadura acabó con muchas vidas, pero con lo que nunca pudo acabar es con el recuerdo. Hoy me emociona ver que llegó gente que se acuerda de Daniel a 27 años de su desaparición” remató el ‘Topo’.
Por su parte, Milcíades Peña, impulsor del proyecto, afirmó que: “Esto es reivindicar nuestra historia para construir un país vigoroso. En la época de la dictadura, el deporte fue utilizado como una herramienta de cultura para confundir, aletargar y dominar, cuando en sí mismo el deporte representa todo lo contrario: solidaridad y esfuerzo compartido. En nombre de Daniel Shapira reivindicamos estos valores. El, en su doble rol de militante popular y deportista, luchó permanentemente por una sociedad justa”.
El pasado 17 de noviembre, Daniel Schapira ganó el más importante de sus partidos: el de la justicia ante su recuerdo y el de la memoria ante una sociedad que requiere rescatar para sí misma los valores que signaron la vida de Daniel.
Fin.
Memorial de las víctimas judías del terrrorismo de estado en el Cementerio Judío de Santiago de Chile.
DIANA ARON.
por MARIANA HERRERA, Actriz. Est. MA en Historia del Arte, U. de Haifa, Israel.
El 18 de noviembre de 1974 alrededor de las tres de la tarde fue reconocida y capturada en Av. Ossa por el agente de la DINA Osvaldo Romo, quien le disparó por la espalda cuando ésta intentaba huir. Malherida y avanzadamente embarazada, Diana fue llevada al Cuartel Terranova, también conocido como Villa Grimaldi, donde fue cruelmente torturada por Miguel Krassnoff. En declaraciones, el torturador Osvaldo Romo señaló: “Diana fue ultimada por el capitán Krassnoff cuando ya no podía sacarle ninguna declaración. Krassnoff la agredió con tal brutalidad que le produjo una hemorragia, que todo el suelo quedó con un charco de sangre, que debe haber sido parte del feto que perdió por culpa de los apremios… Lo que más me impactó fue que Krassnoff salió de la sala de tortura con las manos ensangrentadas gritando: Además de marxista, la conchesumadre es judía, hay que matarla. Nosotros la asesinamos”, son las Palabras textuales de Romo. Después de este evento, el rastro de Diana Arón se pierde completamente.[3]A juzgar por las declaraciones del torturador Osvaldo Guaton Romo, las atrocidades cometidas por Krassnoff, en contra de Diana Aron, responden a una discriminación por ideología y raza: Diana era comunista y judía. En mi opinión, el hecho de ser mujer-profesional, dueña de una ideología clara enfureció más al asesino Krassnoff. Ni siquiera el hecho de estar embarazada freno la sed de sangre de El Príncipe.
Y es en este punto, donde las palabras género, raza, ideología y discriminación se mezclan para lamentablemente dar en una receta conocida y con un final atroz. La muerte, física y social. A lo largo de la historia, hemos sido testigos, una y otra vez, de cómo la intolerancia genérica o racial han devenido en muerte masiva, holocaustos de pueblos enteros. La observación del presente nos señala que la muerte por negación social que sufren las minorías sexuales o genéricas, tienen a largo plazo el mismo impacto que la muerte por tortura sufrida por Diana Aron de manos del asesino Krassnoff. Se convierten con el pasar del tiempo en una pérdida para la sociedad. Una sociedad que pudo enriquecerse producto de la diferencia aportada por esas minorías, se empequeñece como consecuencia de la falta de tolerancia expresada en fundamentalismo ideológico. Y me pregunto: ¿Es acaso tan crucial pertenecer a un género, raza o profesar una ideología? Ser mujer, hombre, lesbiana, homosexual, judío, musulmán, comunista o capitalista, ¿son parámetros relevantes a la hora de definir la Humanidad de un ser humano?.
[1] Alfredo Peña sobre homenaje a Krassnoff en, http://www.cambio21.cl/cambio21/site/artic/20111116/pags/20111116134430.html
[2] Ibid.
[3] Diana Aron Svigilsky en http://www.memoriaviva.com/Desaparecidos/D-A/aro-svi.htm
[4] Judith Butler en, http://www.convencion.org.uy/menu8-170.htm
por MARIANA HERRERA, Actriz. Est. MA en Historia del Arte, U. de Haifa, Israel.
El 18 de noviembre de 1974 alrededor de las tres de la tarde fue reconocida y capturada en Av. Ossa por el agente de la DINA Osvaldo Romo, quien le disparó por la espalda cuando ésta intentaba huir. Malherida y avanzadamente embarazada, Diana fue llevada al Cuartel Terranova, también conocido como Villa Grimaldi, donde fue cruelmente torturada por Miguel Krassnoff. En declaraciones, el torturador Osvaldo Romo señaló: “Diana fue ultimada por el capitán Krassnoff cuando ya no podía sacarle ninguna declaración. Krassnoff la agredió con tal brutalidad que le produjo una hemorragia, que todo el suelo quedó con un charco de sangre, que debe haber sido parte del feto que perdió por culpa de los apremios… Lo que más me impactó fue que Krassnoff salió de la sala de tortura con las manos ensangrentadas gritando: Además de marxista, la conchesumadre es judía, hay que matarla. Nosotros la asesinamos”, son las Palabras textuales de Romo. Después de este evento, el rastro de Diana Arón se pierde completamente.[3]A juzgar por las declaraciones del torturador Osvaldo Guaton Romo, las atrocidades cometidas por Krassnoff, en contra de Diana Aron, responden a una discriminación por ideología y raza: Diana era comunista y judía. En mi opinión, el hecho de ser mujer-profesional, dueña de una ideología clara enfureció más al asesino Krassnoff. Ni siquiera el hecho de estar embarazada freno la sed de sangre de El Príncipe.
Y es en este punto, donde las palabras género, raza, ideología y discriminación se mezclan para lamentablemente dar en una receta conocida y con un final atroz. La muerte, física y social. A lo largo de la historia, hemos sido testigos, una y otra vez, de cómo la intolerancia genérica o racial han devenido en muerte masiva, holocaustos de pueblos enteros. La observación del presente nos señala que la muerte por negación social que sufren las minorías sexuales o genéricas, tienen a largo plazo el mismo impacto que la muerte por tortura sufrida por Diana Aron de manos del asesino Krassnoff. Se convierten con el pasar del tiempo en una pérdida para la sociedad. Una sociedad que pudo enriquecerse producto de la diferencia aportada por esas minorías, se empequeñece como consecuencia de la falta de tolerancia expresada en fundamentalismo ideológico. Y me pregunto: ¿Es acaso tan crucial pertenecer a un género, raza o profesar una ideología? Ser mujer, hombre, lesbiana, homosexual, judío, musulmán, comunista o capitalista, ¿son parámetros relevantes a la hora de definir la Humanidad de un ser humano?.
[1] Alfredo Peña sobre homenaje a Krassnoff en, http://www.cambio21.cl/cambio21/site/artic/20111116/pags/20111116134430.html
[2] Ibid.
[3] Diana Aron Svigilsky en http://www.memoriaviva.com/Desaparecidos/D-A/aro-svi.htm
[4] Judith Butler en, http://www.convencion.org.uy/menu8-170.htm
.Ernesto Tulbovitz
@etulbo67
" Cierre la puerta sino la llevamos también". Mi vieja cerró la puerta de hierro que puso su padre, mi abuelo Salomón, y los "guapos" de las fuerzas conjuntas se llevaron al viejo en la camioneta. Fue en Valeriano 1598, Malvin, hace 48 años, una noche como la de hoy. No olvido.
9:00 a. m. · 31 oct. 2023
·
9.522
Reproducciones
@etulbo67
" Cierre la puerta sino la llevamos también". Mi vieja cerró la puerta de hierro que puso su padre, mi abuelo Salomón, y los "guapos" de las fuerzas conjuntas se llevaron al viejo en la camioneta. Fue en Valeriano 1598, Malvin, hace 48 años, una noche como la de hoy. No olvido.
9:00 a. m. · 31 oct. 2023
·
9.522
Reproducciones
Diana Riva Maidanik Potasnik nació el 31 de octubre de 1951, en Montevideo, Uruguay. Era Maestra de Jardín de Infantes y estudiante de la Facultad de Humanidades y Ciencias. Pertenecía a un Sector Barrial de la Columna 70 del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T).
Es asesinada el 21 de Abril de 1974, a los 21 años de edad, mientras se encontraba en el domicilio de Silvia Reyes Sedarri junto con Laura Raggio, ubicado en el barrio de Brazo Oriental, en la calle Mariano Soler N.º 3098 (bis) apartamento 3.
El operativo que les dio muerte estuvo coordinado por el Grupo de Artillería N° 1 y el Órgano Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA), y estuvo a cargo del Cnel. Juan Rebollo. Participaron del mismo: Tte. Cnel. Washington Scala, Tte. Jorge Silveira, Mayor José Nino Gavazzo, Mayor Eduardo Klasternick, el Cap. Julio César Gutiérrez, Armando Méndez y Manuel Cordero.
En el marco de este operativo son asesinadas junto a Diana Maidanik, Laura Raggio y Silvia Reyes, (Washington Barrios, esposo de Silvia Reyes será detenido y desaparecerá en Argentina el 17 de setiembre de 1974).
Es asesinada el 21 de Abril de 1974, a los 21 años de edad, mientras se encontraba en el domicilio de Silvia Reyes Sedarri junto con Laura Raggio, ubicado en el barrio de Brazo Oriental, en la calle Mariano Soler N.º 3098 (bis) apartamento 3.
El operativo que les dio muerte estuvo coordinado por el Grupo de Artillería N° 1 y el Órgano Coordinador de Operaciones Antisubversivas (OCOA), y estuvo a cargo del Cnel. Juan Rebollo. Participaron del mismo: Tte. Cnel. Washington Scala, Tte. Jorge Silveira, Mayor José Nino Gavazzo, Mayor Eduardo Klasternick, el Cap. Julio César Gutiérrez, Armando Méndez y Manuel Cordero.
En el marco de este operativo son asesinadas junto a Diana Maidanik, Laura Raggio y Silvia Reyes, (Washington Barrios, esposo de Silvia Reyes será detenido y desaparecerá en Argentina el 17 de setiembre de 1974).
Ismael Blanco Martino
Jaime Gershuni Pérez, de frente y contra una pared ante la instantánea de los infames y de los cobardes.
Jaime Pérez el que frente al tacho; la mierda; la colgada; la picana; los golpes y las biabas en total desnudez calló por todos nosotros. Jaime Pérez el judio pobre que se hizo comunista y nombre de los más puros ideales, sólito, en esa soledad donde los perversos llevan como castigo a los humanos, hizo frente a las bestias más bestiales.
Jaime Pérez el hombre que a pesar de todos los pesares salió a la libertad con la mirada más humanamente tierna que he conocido.
Se dice que Jaime proviene de la palabra hebrea “jaim” y significa “vida” y que en esa cultura cuando se brinda se dice: “lejaim”: “por la vida”.
Es por eso que ante tanta muerte repetida; tanta ignominia; tanta afrenta; tanto escarnio y silencio injurioso; seguiremos no pocos; venciendo la omisión inmoral y el deshonor; brindando con el puño en alto por Jaime y por la vida.
Jaime Gershuni Pérez, de frente y contra una pared ante la instantánea de los infames y de los cobardes.
Jaime Pérez el que frente al tacho; la mierda; la colgada; la picana; los golpes y las biabas en total desnudez calló por todos nosotros. Jaime Pérez el judio pobre que se hizo comunista y nombre de los más puros ideales, sólito, en esa soledad donde los perversos llevan como castigo a los humanos, hizo frente a las bestias más bestiales.
Jaime Pérez el hombre que a pesar de todos los pesares salió a la libertad con la mirada más humanamente tierna que he conocido.
Se dice que Jaime proviene de la palabra hebrea “jaim” y significa “vida” y que en esa cultura cuando se brinda se dice: “lejaim”: “por la vida”.
Es por eso que ante tanta muerte repetida; tanta ignominia; tanta afrenta; tanto escarnio y silencio injurioso; seguiremos no pocos; venciendo la omisión inmoral y el deshonor; brindando con el puño en alto por Jaime y por la vida.
Preservar la memoria ha constituido siempre uno de los imperativos esenciales dentro del judaísmo. Es un mandato que se encuentra consignado en la Torá, Pentateuco, en el libro de Dvarim, Deuteronomio 32:7, donde dice:
«Recuerda los días de antaño, comprended los años de generación y generación, pregunta a tu padre y él te habrá de narrar, tus ancianos, y ellos te habrán de decir».
La transmisión de los mayores a las jóvenes generaciones es un proceso indispensable para construir la identidad colectiva. Y para que esta se dé, es necesaria la creación de espacios de diálogo e intercambio.
A través del proyecto Eduiot (Testimonios), propiciamos el encuentro entre familiares de desaparecidos judíos durante la Dictadura Militar en la Argentina y jóvenes estudiantes de las escuelas secundarias de la Red Escolar Judía.
En Isaías, capítulo 54, versículo 13, leemos:
«Y todos tus hijos serán enseñados por el Eterno; y se multiplicará la paz de tus hijos».
De acuerdo con el texto, cada nueva generación estará preparada para continuar con la tradición de transmitir los valores de la paz, la verdad y la justicia.
Comentan nuestros sabios, refiriéndose al versículo de Isaías:
«No los llames tus hijos, sino tus constructores».
En la tradición rabínica, los hijos son los constructores. No son solo nuestros hijos o nuestros alumnos, son los forjadores de la memoria, son los arquitectos de aquello que nos trasciende: son los custodios de la identidad, son testimonio vivo contra el olvido. Le dan voz y ponen en acción aquello que algunos pretenden olvidar.
El sitio Eduiot nos confronta con el registro – en formato fotográfico y audiovisual – de los testimonios que los familiares (padres, madres, hermanos, primos, sobrinos) han dado a los jóvenes, acerca de la vida de estos desaparecidos.
Nos permite dejar páginas en blanco y llenarlas cuando otros familiares deseen acercarse a los jóvenes para compartir sus propios testimonios. Porque todos son importantes y tienen gran valor. Porque nunca más deben repetirse estos sucesos oscuros de nuestra historia, y porque deseamos que cada uno de los desaparecidos pueda tener un espacio de recordación en este sitio y podamos así, acompañar a las familias en la misión de sostener viva su memoria y el reclamo de justicia.
«Recuerda los días de antaño, comprended los años de generación y generación, pregunta a tu padre y él te habrá de narrar, tus ancianos, y ellos te habrán de decir».
La transmisión de los mayores a las jóvenes generaciones es un proceso indispensable para construir la identidad colectiva. Y para que esta se dé, es necesaria la creación de espacios de diálogo e intercambio.
A través del proyecto Eduiot (Testimonios), propiciamos el encuentro entre familiares de desaparecidos judíos durante la Dictadura Militar en la Argentina y jóvenes estudiantes de las escuelas secundarias de la Red Escolar Judía.
En Isaías, capítulo 54, versículo 13, leemos:
«Y todos tus hijos serán enseñados por el Eterno; y se multiplicará la paz de tus hijos».
De acuerdo con el texto, cada nueva generación estará preparada para continuar con la tradición de transmitir los valores de la paz, la verdad y la justicia.
Comentan nuestros sabios, refiriéndose al versículo de Isaías:
«No los llames tus hijos, sino tus constructores».
En la tradición rabínica, los hijos son los constructores. No son solo nuestros hijos o nuestros alumnos, son los forjadores de la memoria, son los arquitectos de aquello que nos trasciende: son los custodios de la identidad, son testimonio vivo contra el olvido. Le dan voz y ponen en acción aquello que algunos pretenden olvidar.
El sitio Eduiot nos confronta con el registro – en formato fotográfico y audiovisual – de los testimonios que los familiares (padres, madres, hermanos, primos, sobrinos) han dado a los jóvenes, acerca de la vida de estos desaparecidos.
Nos permite dejar páginas en blanco y llenarlas cuando otros familiares deseen acercarse a los jóvenes para compartir sus propios testimonios. Porque todos son importantes y tienen gran valor. Porque nunca más deben repetirse estos sucesos oscuros de nuestra historia, y porque deseamos que cada uno de los desaparecidos pueda tener un espacio de recordación en este sitio y podamos así, acompañar a las familias en la misión de sostener viva su memoria y el reclamo de justicia.
Lila y Claudio Epelbaum, presente.
Autora: Noel de León
Artista uruguaya
Nombre de la obra:
Claudio y Lila
Acrílico y Gouache. 80 x 100 (2020)
Nota de Autor
Yoyi parió tres hijos: Luis, Claudio y Lila.
Los cría entre libros y música, cultura y amor.
Luis es secuestrado a los 25 años saliendo de facultad de Medicina, nunca más se lo vió. Nunca más tocó el piano, nunca más volvió.
Yoyi, alas rotas de paloma, esconde en Punta del Este a sus dos hijos. Pero finalmente los secuestran en la agencia de Pluna mientras compraban pasajes para volver a ver fugazmente a su madre.
Claudio tenía 23 años, era músico y poeta, un bohemio conquistador. Lila tenía 20 años, estudiante de teatro, bailarina, una «tímida paloma” como decía su mamá. Nunca más se los vio. Nunca más su vuelo alto, nunca más volvieron.
Yoyi murió sin saber.
(Los restos de Lila fueron encontrados y enterrados junto a los de su mamá el 10 de agosto de 2014, mismo día en que Yoyi perdía a su primer hijo treinta y ocho años atrás).
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Noel de León
María Noel de León es diseñadora industrial formada en UDELAR que se desempeña principalmente en la creación gráfica, ha focalizado su formación de en torno a la ilustración y expresión gráfica, como alumna en talleres de oficios, de ilustradores y artistas nacionales e internacionales.
Ha sido invitada a participar en muestras artísticas, ha ilustrado notas editoriales y de prensa, y ha desarrollado proyectos editoriales como autora ilustradora.
Contacto
@noeldeleon.uy
Autora: Noel de León
Artista uruguaya
Nombre de la obra:
Claudio y Lila
Acrílico y Gouache. 80 x 100 (2020)
LILA EPELBAUM
de la cole.com.
11 de mayo de 1956- 11 de mayo de 2006
''Creemos que cada ser humano es único e irrepetible y ha llegado a este mundo para nutrirlo de algo nuevo.
Sabemos que en cada lugar y situación en que un ser humano sea discriminado o privado de un derecho, su prójimo debe recurrir en su auxilio y que es obligación de toda la comunidad perseguir la justicia'' AMIA- Comunidad Judía
Lila Epelbaum nació el 11 de mayo de 1956 en Buenos Aires, Argentina en el seno de una familia judía.
Su madre René Slotopolsky era hija de inmigrantes rusos y su padre, Israel Epelbaum, era hijo de inmigrantes polacos.
Lila era la menor de 3 hermanos. Luís había nacido en 1951 y Claudio en 1953.
Los Epelbaum vivían en un departamento en la calle Larrea 1058, donde Lila y su prima Alicia Rieber solían jugar hasta altas horas de la noche sin que los padres de Lila lo sospechen, ya que las chicas se hacían las dormidas cuando estos venían para luego continuar con los juegos.
En 1961 con apenas 5 años de edad, la pequeña Lila debe de pasar por un momento doloroso en su vida: el fallecimiento de su padre.
Lila realizó sus estudios en el Colegio Nacional de Buenos Aires, institución que se encontraba bastante politizada en los años 70.
A pesar de ello, para 1974, Lila decide apartarse de la actividad política y acercarse a lo cultural, como el teatro.
El 10 de agosto de 1976, Luís, el mayor de los hermanos Epelbaum desaparece.
A partir de allí ronda continuamente en la cabeza de ''Yoyi'' (la mamá de los Epelbaum) la idea de que Lila y Claudio debían exiliarse.
Ya exiliados en Punta del Este, Uruguay, el 4 de noviembre de1976 los hermanos son capturados mediante el ''Plan Cóndor'' y traídos a Buenos Aires, en donde son torturados y permanecen detenidos ilegalmente en campos como ''El Banco'' y la ''División Guemes''.
A partir de allí, se desconoce qué pasó con ellos.
Hoy, 11 de mayo de 2006, Lila estaría celebrando su cumpleaños número 50 de no haber sido por aquellos desalmados que la capturaron y desaparecieron con un odio enceguecedor.
He aquí mi sincero homenaje desde lo más profundo de mi corazón.
Lila Epelbaum presente hoy y siempre.
Pude haber tenido una tía
Pude haber tenido una tía, nacida el 11 de mayo de 1956, de nacionalidad argentina.
Pude haber tenido una tía, de la cual cada vez que mostrara una foto suya, el mundo entero proclamara que entre nosotras había un parecido ineludible.
Pude haber tenido una tía, llamada Lila, egresada del colegio Nacional.
De rostro sincero y de mirada digna excepcional.
Pude haber tenido una tía, de religión judía, con quien celebrar un shabatt entre dulces y alegres melodías.
Pude haber tenido una tía con el arte en el alma, entregada a la cultura, al teatro de sus jóvenes días.
Pude haber tenido una tía que secuestrada por bestias aquel nefasto 4 de noviembre, es llevada a ''El Banco'' y allí torturada y desaparecida.
Pude haber tenido una tía a la cual nunca hubiese conocido, porque su vida se inmortalizaría con tan solo 20 años, pero de la cual me hubiese sentido orgullosa.
Pude haber tenido una tía….pensar, soñar…no cuesta nada.
Aunque no tuve a esa tía, y Lila no tuvo ninguna sobrina.
Aún así, vale la pena, caramba…recordarla….y soñar,
Que yo podría ser la sobrina que Lila nunca pudo tener,
Y Lila pudo haber sido la tía que jamás tendré.
Karen Mlakar Cantarella
Directora del Grupo Claudia Falcone
A la memoria de Lila Epelbaum, una poesía imaginando haber tenido o poder haber tenido una tia como ella.
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Esther Gersberg, presente.
Desde el principio intente plasmar el amor, la unión y el encuentro de Esther, mujer, madre, con su hijx. Pero la brutalidad de su historia fue atravesando el lienzo y en el encuentro de estos dos seres se vislumbra la unión que no pudo ser. Una mujer de ojos tristes, una madre con una sonrisa apenas esbozada y el desvanecimiento de sus figuras. En cada intercambio de miradas con una persona a quien no conocí, pero que siento muy cerca, se cuelan una mezcla de emociones…el dolor de una familia, de muchas familias, de un pueblo y, al mismo tiempo, la esperanza de que el destino de cada una de estas personas se revele y uniendo las fuerzas de todos quienes latimos junto a ellos, cada historia pueda encontrar su camino hacia la sanación.
Magdalena Gómez Haedo
Desde niña he sentido expresarme a través del arte, explorando el mundo de la pintura, la fotografía y la danza. Me licencié en Comunicación Audiovisual y trabajé en publicidad y cine en las áreas de Arte y Producción. Continué mis estudios en fotografía, dibujo y pintura en Uruguay y Nueva Zelanda. Mi formación en artes plásticas fue sobre todo en pintura al óleo, pero seguí experimentando de forma autodidacta lo cual me llevó al encuentro con el arte urbano y digital. Participé en festivales de muralismo como Tomada Urbana, Movida Joven, 33 grados y La cultura va por barrios. También de las exposiciones colectivas “Identidad”, expuesta en la IMM y Fundación FUCAC en 2017 e “Historia que vive”, expuesta en el Palacio Legislativo en 2019. Un largo viaje por Asia me ha llevado a conectar con las temáticas que aparecen de forma recurrente en mi obra; la espiritualidad, la diversidad cultural, la unión y armonía con la naturaleza, el respeto hacia ella y hacia todos los seres, con la mujer como protagonista y creadora a la vez.
Contacto
@meghaedo (instagram)
Magdalena Gómez Haedo
Desde niña he sentido expresarme a través del arte, explorando el mundo de la pintura, la fotografía y la danza. Me licencié en Comunicación Audiovisual y trabajé en publicidad y cine en las áreas de Arte y Producción. Continué mis estudios en fotografía, dibujo y pintura en Uruguay y Nueva Zelanda. Mi formación en artes plásticas fue sobre todo en pintura al óleo, pero seguí experimentando de forma autodidacta lo cual me llevó al encuentro con el arte urbano y digital. Participé en festivales de muralismo como Tomada Urbana, Movida Joven, 33 grados y La cultura va por barrios. También de las exposiciones colectivas “Identidad”, expuesta en la IMM y Fundación FUCAC en 2017 e “Historia que vive”, expuesta en el Palacio Legislativo en 2019. Un largo viaje por Asia me ha llevado a conectar con las temáticas que aparecen de forma recurrente en mi obra; la espiritualidad, la diversidad cultural, la unión y armonía con la naturaleza, el respeto hacia ella y hacia todos los seres, con la mujer como protagonista y creadora a la vez.
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Está probado que Esther Gersberg fue privada de su libertad el día 21 de julio de 1978, de su domicilio ubicado en la calle Juan Bautista Alberdi nº4163, piso 6º, por un grupo armado, que dependía del Ejército Argentino.
En tal sentido la madre de la víctima señora Cyla Dreifus de Gersberg y la suegra señora María Josefa Figueroa Gallardo de Díaz Salazar efectúan una presentación ante el Juzgado Federal Nº2 de la Capital, la que ratifican en el Tribunal, manifestando que la damnificada de este caso y su esposo Luis Miguel Díaz Salazar -caso 364- fueron secuestrados por un grupo de Coordinación Federal.
Corrobora lo expuesto el hecho de haber sido vista la señora Gersberg de Díaz Salazar en cautiverio, por un grupo de personas en su misma situación, de lo que se hará mención mas adelante.
Con motivo de su privación de la libertad se hicieron gestiones ante autoridades en procura de la averiguación de su paradero y libertad.
Obra agregada la copia certificada del expediente nº 12.926 del Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Criminal de Instrucción Nº13, Secretaría Nº138, caratulado: "Gersberg de Díaz Salazar Esther y Díaz Salazar Figueroa Luis Miguel, víctimas de privación ilegítima de la libertad", cuyo antecedente es el recurso de hábeas corpus Nº8 interpuesto en favor de los nombrados por ante el Juzgado Federal Nº2.
A Esther Gersberg de Díaz Salazar se la mantuvo clandestinamente en cautiverio en el centro de detención denominado "El Vesubio" que dependía operacionalmente del Primer Cuerpo de Ejército.
En tal sentido resultan coincidentes los dichos de gran cantidad de testigos que afirman haber permanecido alojados en dicho centro junto a la víctima, refiriendo que estaba embarazada, circunstancia ésta puesta de manifiesto por su madre en ocasión de interponer el recurso de hábeas corpus mencionado anteriormente.
Declaran en tal sentido Horacio Hugo Russo -caso 366-, Cecilia Vázquez de Lutzky -caso 361-, Faustino Fernández -caso 405-, María Angélica Pérez de Micflik -caso 157-, Estrella Iglesias Espasandín -caso 158- y Jorge Watts -caso 159-.
A mayor abundamiento se remite a los casos ya analizados.
Con los dichos en la Audiencia de Jorge Federico Watts, también está probado que, en ocasión de su cautiverio, fue sometida a algún mecanismo de tortura.
Sobre este punto ya ha quedado acreditado que todas las personas cautivas en "El Vesubio" eran sometidas a similares torturas, por lo que se remite a las consideraciones vertidas en los casos individualizados anteriormente.
Debe agregarse que los testigos antes referidos resultan contestes en afirmar que la víctima se encontraba embarazada, circunstancia ésta que como se dijo ha sido corroborada por su madre, y que como consecuencia de las torturas recibidas perdió su embarazo.
Durante todo ese tiempo o parte de él se le impusieron condiciones inhumanas de vida y alojamiento.
A través de los casos ya analizados ha quedado acreditado las condiciones infrahumanas de vida que padecieron los cautivos en "El Vesubio", por lo que para evitar inútiles repeticiones, a ellos se remite.
Está también probado que le fueran sustraídos efectos personales de su anterior domicilio por un grupo que se autotituló integrante de la Policía de La Plata.
Tal circunstancia es referida por su madre y su suegra en el expediente nº12.926, encontrando sustento en el indicio emergente de casos anteriores, relacionados con el presente, en los que las víctimas denunciaron haber sido objeto de delitos contra su propiedad, si bien ello no siempre resultó acreditado.
No está probado que Esther Gersberg de Díaz Salazar recuperara su libertad. Al respecto no se ha arrimado ningún elemento de juicio.
En cuanto al conocimiento que pudieron haber tenido los Brigadieres Generales Omar Rubens Graffigna y Basilio Arturo Lami Dozo, el Teniente General Leopoldo Fortunato Galtieri y el Almirante Jorge Isaac Anaya acerca de la privación de la libertad de que fuera víctima Esther Gersberg de Diaz Salazar y sobre cuya base debían haber formulado la pertinente denuncia, conviene hacer una distinción.
En cuanto a los Comandantes de la Fuerza Aérea Argentina y de la Armada Argentina mal puede adjudicárseles conocimiento de estos hechos si se tiene presente que se trató de un procedimiento ajeno a ellos. Respecto del Teniente General Leopoldo Fortunato Galtieri no existe elemento alguno, como no sea el dato puramente objetivo de su comandancia del arma con posterioridad a la detención, que permitan acreditar con fehaciencia tal extremo.
Ello en virtud de no haber sido vuelta a ver ni a tenerse noticias de ella.
Por último, surge de autos, que los hechos que damnificaron a Esther Gersberg de Díaz Salazar fueron desarrollados de acuerdo al proceder descripto en la cuestión de hecho nº 146.
En tal sentido la madre de la víctima señora Cyla Dreifus de Gersberg y la suegra señora María Josefa Figueroa Gallardo de Díaz Salazar efectúan una presentación ante el Juzgado Federal Nº2 de la Capital, la que ratifican en el Tribunal, manifestando que la damnificada de este caso y su esposo Luis Miguel Díaz Salazar -caso 364- fueron secuestrados por un grupo de Coordinación Federal.
Corrobora lo expuesto el hecho de haber sido vista la señora Gersberg de Díaz Salazar en cautiverio, por un grupo de personas en su misma situación, de lo que se hará mención mas adelante.
Con motivo de su privación de la libertad se hicieron gestiones ante autoridades en procura de la averiguación de su paradero y libertad.
Obra agregada la copia certificada del expediente nº 12.926 del Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Criminal de Instrucción Nº13, Secretaría Nº138, caratulado: "Gersberg de Díaz Salazar Esther y Díaz Salazar Figueroa Luis Miguel, víctimas de privación ilegítima de la libertad", cuyo antecedente es el recurso de hábeas corpus Nº8 interpuesto en favor de los nombrados por ante el Juzgado Federal Nº2.
A Esther Gersberg de Díaz Salazar se la mantuvo clandestinamente en cautiverio en el centro de detención denominado "El Vesubio" que dependía operacionalmente del Primer Cuerpo de Ejército.
En tal sentido resultan coincidentes los dichos de gran cantidad de testigos que afirman haber permanecido alojados en dicho centro junto a la víctima, refiriendo que estaba embarazada, circunstancia ésta puesta de manifiesto por su madre en ocasión de interponer el recurso de hábeas corpus mencionado anteriormente.
Declaran en tal sentido Horacio Hugo Russo -caso 366-, Cecilia Vázquez de Lutzky -caso 361-, Faustino Fernández -caso 405-, María Angélica Pérez de Micflik -caso 157-, Estrella Iglesias Espasandín -caso 158- y Jorge Watts -caso 159-.
A mayor abundamiento se remite a los casos ya analizados.
Con los dichos en la Audiencia de Jorge Federico Watts, también está probado que, en ocasión de su cautiverio, fue sometida a algún mecanismo de tortura.
Sobre este punto ya ha quedado acreditado que todas las personas cautivas en "El Vesubio" eran sometidas a similares torturas, por lo que se remite a las consideraciones vertidas en los casos individualizados anteriormente.
Debe agregarse que los testigos antes referidos resultan contestes en afirmar que la víctima se encontraba embarazada, circunstancia ésta que como se dijo ha sido corroborada por su madre, y que como consecuencia de las torturas recibidas perdió su embarazo.
Durante todo ese tiempo o parte de él se le impusieron condiciones inhumanas de vida y alojamiento.
A través de los casos ya analizados ha quedado acreditado las condiciones infrahumanas de vida que padecieron los cautivos en "El Vesubio", por lo que para evitar inútiles repeticiones, a ellos se remite.
Está también probado que le fueran sustraídos efectos personales de su anterior domicilio por un grupo que se autotituló integrante de la Policía de La Plata.
Tal circunstancia es referida por su madre y su suegra en el expediente nº12.926, encontrando sustento en el indicio emergente de casos anteriores, relacionados con el presente, en los que las víctimas denunciaron haber sido objeto de delitos contra su propiedad, si bien ello no siempre resultó acreditado.
No está probado que Esther Gersberg de Díaz Salazar recuperara su libertad. Al respecto no se ha arrimado ningún elemento de juicio.
En cuanto al conocimiento que pudieron haber tenido los Brigadieres Generales Omar Rubens Graffigna y Basilio Arturo Lami Dozo, el Teniente General Leopoldo Fortunato Galtieri y el Almirante Jorge Isaac Anaya acerca de la privación de la libertad de que fuera víctima Esther Gersberg de Diaz Salazar y sobre cuya base debían haber formulado la pertinente denuncia, conviene hacer una distinción.
En cuanto a los Comandantes de la Fuerza Aérea Argentina y de la Armada Argentina mal puede adjudicárseles conocimiento de estos hechos si se tiene presente que se trató de un procedimiento ajeno a ellos. Respecto del Teniente General Leopoldo Fortunato Galtieri no existe elemento alguno, como no sea el dato puramente objetivo de su comandancia del arma con posterioridad a la detención, que permitan acreditar con fehaciencia tal extremo.
Ello en virtud de no haber sido vuelta a ver ni a tenerse noticias de ella.
Por último, surge de autos, que los hechos que damnificaron a Esther Gersberg de Díaz Salazar fueron desarrollados de acuerdo al proceder descripto en la cuestión de hecho nº 146.
Blanca Altmann Levy. Presente.
Hija de Guillermo Altman e Ilse Levy nació el 13 de mayo de 1951 en Montevideo, Uruguay. Formó pareja con Raúl. Militaba en el PROA. Fue secuestrada el 19 de julio de 1977 en la ciudad de Buenos Aires mientras se encontraba en un bar. Estaba embarazada de tres meses. Posiblemente, haya permanecido detenida en el CCD "Pozo de Banfield".
Blanca Altmann Levy. Presente.
Hija de Guillermo Altman e Ilse Levy nació el 13 de mayo de 1951 en Montevideo, Uruguay. Formó pareja con Raúl. Militaba en el PROA. Fue secuestrada el 19 de julio de 1977 en la ciudad de Buenos Aires mientras se encontraba en un bar. Estaba embarazada de tres meses. Posiblemente, haya permanecido detenida en el CCD "Pozo de Banfield".
Autora: Noe Cor
Artista uruguaya nace en 1986 (Montevideo)
Nombre de la obra:
Blanca
Acrílico en tela. 80 x 100 (2021)
Nota de Autor
Sin texto.
Noe Cor
Montevideo, Uruguay, 1986
Noe Cor (María Noel Silvera) es una artista multidisciplinaria conocida por su trabajo mural. Actualmente trabaja como muralista, ilustradora y profesora de dibujo, pintura y muralismo. Ha participado en importantes festivales de arte urbano y pintado en Uruguay, España, Francia, Portugal entre otros. Su educación en arte fue extensa, realizando estudios en la escuela Figari y una licenciatura en arte en la Universidad de la República.
Artista uruguaya nace en 1986 (Montevideo)
Nombre de la obra:
Blanca
Acrílico en tela. 80 x 100 (2021)
Nota de Autor
Sin texto.
Noe Cor
Montevideo, Uruguay, 1986
Noe Cor (María Noel Silvera) es una artista multidisciplinaria conocida por su trabajo mural. Actualmente trabaja como muralista, ilustradora y profesora de dibujo, pintura y muralismo. Ha participado en importantes festivales de arte urbano y pintado en Uruguay, España, Francia, Portugal entre otros. Su educación en arte fue extensa, realizando estudios en la escuela Figari y una licenciatura en arte en la Universidad de la República.
Homenaje del artista Marcos Ibarra a la víctima del terrorismo de estado Eduardo Bleier.
Autor: Marcos José Ibarra Teixeira
Artista uruguayo nace en 1958 (Tacuarembó)
Nombre de la obra:
Hombre puerta: Eduardo Bleier
Acrílico sobre lienzo. 80 x 100 (2020)
Nota de Autor
Obra concebida como homenaje a Gerardo Bleier, tratando de rescatar aspectos que lo identificaran en su vida, antes del triste final que enluta a nuestro país. En conversación con su hijo Gerardo Bleier, surgieron elementos disparadores: su pasión por la música clásica, en particular Lizst y las danzas húngaras; la preponderancia de su mirada y el color azul de sus ojos; fotos familiares donde aparece bailando, riendo y conversando en familia; su constante cambio de domicilio en los años previos a su detención; su buen humor y carácter firme. Sumado a elementos biográficos (nacimiento en ciudad Batlle y Ordóñez, Lavalleja; origen en familia inmigrante húngara de religión judía) y por sobre todo, su capacidad y entrega a aspectos organizativos y de ejecución de tareas.
En un proceso anterior, tenía una serie de acuarelas tituladas “hombres y mujeres puerta”, que en mi imaginario aludían a personas que ofician de facilitadores en el pasaje de una realidad problematizada a otra esperanzadora. Con esos elementos descriptibles, más otros surgidos de una introspección personal en un” Eduardo Bleier interior”, surge esta pintura en homenaje..
Gabriel De León Latorre
Artista plástico y escritor nacido en Florida, Uruguay, en 1976. Desde hace más de una década reside en Montevideo. Cursó la carrera de Profesor en Literatura del IPA, estudió Ciencias de la Comunicación en la Udelar, y egresó de Técnico en turismo del ICT. Organizó y participó en varios ciclos de Poesía en Montevideo, La Habana, Santiago de Chile y Barcelona. Dirigió y condujo el programa radial «Juguetes perdidos» en la 1410 am Libre en 2008. En 2016 crea Espacio Matriz, proyecto de carácter multicultural. Su obra pictórica mantiene estrecha relación con una concepción integradora y participativa del arte en la sociedad.
Artista plástico y escritor nacido en Florida, Uruguay, en 1976. Desde hace más de una década reside en Montevideo. Cursó la carrera de Profesor en Literatura del IPA, estudió Ciencias de la Comunicación en la Udelar, y egresó de Técnico en turismo del ICT. Organizó y participó en varios ciclos de Poesía en Montevideo, La Habana, Santiago de Chile y Barcelona. Dirigió y condujo el programa radial «Juguetes perdidos» en la 1410 am Libre en 2008. En 2016 crea Espacio Matriz, proyecto de carácter multicultural. Su obra pictórica mantiene estrecha relación con una concepción integradora y participativa del arte en la sociedad.
MANUEL LIBEROFF PEISAJOVICH, Uruguayo naturalizado. Nacido el 31 de marzo de 1921, en Concepción del Uruguay.
Hijo de padre ruso y madre argentina.
Se graduó de doctor en Medicina en Uruguay en 1949, donde residía desde 1944.
Se casó con Silvia Nemirovsky, argentina.
Manuel vivió y ejerció la medicina en Camino Carrasco, en Montevideo, desde 1952. Fue directivo del Sindicato Médico de Uruguay, fundador de las asociaciones de padres de la Enseñanza Secundaria y miembro del Partido Comunista Uruguayo (PCU).
Fue detenido por primera vez el 12 de julio de 1973, en su domicilio en Montevideo, permaneciendo en un cuartel del kilómetro 14 del Camino Maldonado.
Expulsado de Uruguay, el 7 de noviembre de 1973, se radicó en Buenos Aires donde continuo con su militancia.
Manuel fue secuestrado en 19 de mayo de 1976 en Avenida San Martín 2.610 1º Paternal –Villa Mitre- Capital Federal.
Sobrevivientes lo vieron en el Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio (CCDTyE) Automotoras Orletti, donde la mayoría de las víctimas uruguayas del Plan Cóndor fueron llevadas. Allí curaba a los compañeros luego de ser torturados. Los otros uruguayos desaparecidos con él fueron encontrados torturados y muertos, pero su cadáver nunca apareció.
Recién en 1997 el Estado argentino lo reconoció como desaparecido. Tenía 55 años.
Denuncia realizada en 1984.
CONADEP: 3.600
Mas información en:
file:///C:/Users/usuario/AppData/Local/Temp/manuel_liberoff_peisajovich1921_1976.pdf
https://www.facebook.com/judaismolatinoamericano/videos/1068411350696452/?notif_id=1653428188293987¬if_t=video_processed&ref=notif
Hijo de padre ruso y madre argentina.
Se graduó de doctor en Medicina en Uruguay en 1949, donde residía desde 1944.
Se casó con Silvia Nemirovsky, argentina.
Manuel vivió y ejerció la medicina en Camino Carrasco, en Montevideo, desde 1952. Fue directivo del Sindicato Médico de Uruguay, fundador de las asociaciones de padres de la Enseñanza Secundaria y miembro del Partido Comunista Uruguayo (PCU).
Fue detenido por primera vez el 12 de julio de 1973, en su domicilio en Montevideo, permaneciendo en un cuartel del kilómetro 14 del Camino Maldonado.
Expulsado de Uruguay, el 7 de noviembre de 1973, se radicó en Buenos Aires donde continuo con su militancia.
Manuel fue secuestrado en 19 de mayo de 1976 en Avenida San Martín 2.610 1º Paternal –Villa Mitre- Capital Federal.
Sobrevivientes lo vieron en el Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio (CCDTyE) Automotoras Orletti, donde la mayoría de las víctimas uruguayas del Plan Cóndor fueron llevadas. Allí curaba a los compañeros luego de ser torturados. Los otros uruguayos desaparecidos con él fueron encontrados torturados y muertos, pero su cadáver nunca apareció.
Recién en 1997 el Estado argentino lo reconoció como desaparecido. Tenía 55 años.
Denuncia realizada en 1984.
CONADEP: 3.600
Mas información en:
file:///C:/Users/usuario/AppData/Local/Temp/manuel_liberoff_peisajovich1921_1976.pdf
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Eduardo Bleier Horovitz.
Jerusalén, 6 de enero de 1976. ( del libro Des Aparecido de André Fremd y Germán Kronfeld).
Sr. Ministro.
Tengo el honor de dirigirme al señor Ministro para informarle sobre una manifestación de protesta realizada en la tarde de ayer frente a la embajada y hacerle llegar la carta adjunta que entregara quien dijo ser Irene Bleier de Lewenhoff, que la suscribe,y en la que “ en su propio nombre” y en el de la “ opinión pública democrática israelí” exige el “ respeto de los derechos del hombre” en nuestro país, la inmediata libertad de su padre, Eduardo Bleier, miembro del Comité Central del ex Partido Comunista y de “ todos los demás presos políticos”, entre ellos J.L. Massera, Victor Lisandro, Alberto Altesor y Wladimir Turiansky.
En efecto, sobre las 17 horas del día de ayer un grupo de personas, no mayor de 30, se hizo presente concentrándose ante una de las puertas de acceso al jardín de la residencia de la Embajada, en plena vía pública, calle Tel Hai número 13, tocando insistentemente el timbre, y al abrir la puerta de la casa a dos de los integrantes de dicho grupo que habían penetrado al jardín, previéndose de hallarse la puerta de éste sin candado, me entregaron la referida carta. Una de dichas personas resultó ser la citada señora Bleier, que hablaba un buen castellano, y su acompañante, un hombre, que se expresaba en hebreo y que a mi pregunta de quién era y qué deseaban, manifestaron, según dijo la primera que oficiaba de traductora, que querían dar dicha carta al Embajador, expresiva de su desagrado y del de los demás manifestantes que permanecían en la calzada, respecto de la situación de nuestro país, al “ desconocer la democracia” y mantener en la cárcel a “ presos políticos”, etc.
El hombre era el presidente de un “ Comité de apoyo a los presos políticos y de solidaridad con el Uruguay, o algo por el estilo.
…Cerrando la conversación, les manifesté entonces que bien se percibía su ignorancia acerca de la realidad a través de lo que expresaban, por la inexactitud de sus informaciones, y que en nuestro país no había “ presos políticos”, sino personas sometidas a Tribunales competentes por agredir las instituciones mediante actos de violencia, depredaciones y crímenes, según es de notoriedad, luego de lo cual y mientras el hombre seguía expresándose en hebreo, siéndome en consecuencia imposible entender lo que decía, se retiraron por el jardín como habían venido rumbo a la calle. No obstante, los dichos de este señor deberían guardar relación con los tópicos ya aludidos, que la carta reproduce, y que luego fueron coreados desde la calle por el grupito de manifestantes, en forma tal que revelaba a las claras un preparación previa, como es técnica comunista consabida en estos casos, mediante frases tales como : “ Democracia si, fascismo no”, “ libertad para los presos políticos”, el pueblo unido, jamás será vencido, etc., en un castellano de acusado acento extranjero, al tiempo que levantaban unos carteles con inscripciones similares en castellano y hebreo.
Al venir en la mañana de hoy a la Oficina de Cancillería, encontré un resto de volante en hebreo, con su traducción, donde figuraba las mismas leyendas. Asimismo, pude enterarme esta mañana de que la radio israelí, dio un informativo de la hora 23 de ayer, noticia de la susodicha “ manifestación” frente a la embajada de Uruguay en Jerusalén y de los motivos que la originaron.
Embajador Alejandro Rovira.
Sr. Ministro.
Tengo el honor de dirigirme al señor Ministro para informarle sobre una manifestación de protesta realizada en la tarde de ayer frente a la embajada y hacerle llegar la carta adjunta que entregara quien dijo ser Irene Bleier de Lewenhoff, que la suscribe,y en la que “ en su propio nombre” y en el de la “ opinión pública democrática israelí” exige el “ respeto de los derechos del hombre” en nuestro país, la inmediata libertad de su padre, Eduardo Bleier, miembro del Comité Central del ex Partido Comunista y de “ todos los demás presos políticos”, entre ellos J.L. Massera, Victor Lisandro, Alberto Altesor y Wladimir Turiansky.
En efecto, sobre las 17 horas del día de ayer un grupo de personas, no mayor de 30, se hizo presente concentrándose ante una de las puertas de acceso al jardín de la residencia de la Embajada, en plena vía pública, calle Tel Hai número 13, tocando insistentemente el timbre, y al abrir la puerta de la casa a dos de los integrantes de dicho grupo que habían penetrado al jardín, previéndose de hallarse la puerta de éste sin candado, me entregaron la referida carta. Una de dichas personas resultó ser la citada señora Bleier, que hablaba un buen castellano, y su acompañante, un hombre, que se expresaba en hebreo y que a mi pregunta de quién era y qué deseaban, manifestaron, según dijo la primera que oficiaba de traductora, que querían dar dicha carta al Embajador, expresiva de su desagrado y del de los demás manifestantes que permanecían en la calzada, respecto de la situación de nuestro país, al “ desconocer la democracia” y mantener en la cárcel a “ presos políticos”, etc.
El hombre era el presidente de un “ Comité de apoyo a los presos políticos y de solidaridad con el Uruguay, o algo por el estilo.
…Cerrando la conversación, les manifesté entonces que bien se percibía su ignorancia acerca de la realidad a través de lo que expresaban, por la inexactitud de sus informaciones, y que en nuestro país no había “ presos políticos”, sino personas sometidas a Tribunales competentes por agredir las instituciones mediante actos de violencia, depredaciones y crímenes, según es de notoriedad, luego de lo cual y mientras el hombre seguía expresándose en hebreo, siéndome en consecuencia imposible entender lo que decía, se retiraron por el jardín como habían venido rumbo a la calle. No obstante, los dichos de este señor deberían guardar relación con los tópicos ya aludidos, que la carta reproduce, y que luego fueron coreados desde la calle por el grupito de manifestantes, en forma tal que revelaba a las claras un preparación previa, como es técnica comunista consabida en estos casos, mediante frases tales como : “ Democracia si, fascismo no”, “ libertad para los presos políticos”, el pueblo unido, jamás será vencido, etc., en un castellano de acusado acento extranjero, al tiempo que levantaban unos carteles con inscripciones similares en castellano y hebreo.
Al venir en la mañana de hoy a la Oficina de Cancillería, encontré un resto de volante en hebreo, con su traducción, donde figuraba las mismas leyendas. Asimismo, pude enterarme esta mañana de que la radio israelí, dio un informativo de la hora 23 de ayer, noticia de la susodicha “ manifestación” frente a la embajada de Uruguay en Jerusalén y de los motivos que la originaron.
Embajador Alejandro Rovira.
( Foto del libro Des-Aparecido)
En febrero de 1976, Irene Bleier envió una extensa misiva a uruguayos integrantes del Partido Comunista en la clandestinidad y a quienes le pudiera interesar.
Estimados compañeros: Hace unas semanas que se formó el Comité Israelí de solidaridad con los presos políticos en Uruguay..
Nuestras tareas son, por el momento, informar a la opinión pública sobre la infame represión que lleva a cabo el gobierno de Bordaberry y sus secuaces, y tratar de presionar, por intermedio de instituciones, organismos y personalidades de todos los planos de la vida israelí, para que intercedan ante las autoridades uruguayas por:
Cese total e inmediato de las torturas.
Respeto por los derechos del hombre.
Libertad para todos los presos políticos y sindicales.
Restitución de todas las libertades y derechos democráticos.
( Foto del libro Des-Aparecido)
En febrero de 1976, Irene Bleier envió una extensa misiva a uruguayos integrantes del Partido Comunista en la clandestinidad y a quienes le pudiera interesar.
Estimados compañeros: Hace unas semanas que se formó el Comité Israelí de solidaridad con los presos políticos en Uruguay..
Nuestras tareas son, por el momento, informar a la opinión pública sobre la infame represión que lleva a cabo el gobierno de Bordaberry y sus secuaces, y tratar de presionar, por intermedio de instituciones, organismos y personalidades de todos los planos de la vida israelí, para que intercedan ante las autoridades uruguayas por:
Cese total e inmediato de las torturas.
Respeto por los derechos del hombre.
Libertad para todos los presos políticos y sindicales.
Restitución de todas las libertades y derechos democráticos.
Israel y el caso Bleier ( Brecha, Julio de 2023), entrevista a Gerardo Leibner.
-En el caso uruguayo, los vínculos con la dictadura terminan siendo más fuertes que la protección de la colectividad judía que Israel se suele arrogar.
-Sí. Hay también algo importante a considerar. El Partido Comunista uruguayo, donde revistaban muchos judíos, y el sector representado por la Asociación Israelita Jaime Zhitlovsky, que es una organización judía progresista no sionista, eran muy críticos de la política israelí. Entonces, la embajada no les tenía demasiada simpatía. Cuando esa gente cae presa, la embajada no hace nada durante los primeros años. Apenas más tarde, cuando se intensifica la presión de los familiares y del Comité de solidaridad en Israel. De hecho, la luna de miel entre la dictadura e Israel llega a su punto álgido en noviembre y diciembre de 1975, en plena Operación Morgan contra el Partido Comunista, donde caen varios militantes judíos. Y cuando el régimen clausura las actividades culturales de la Zhitlovsky, su cine, su teatro, le quiere embargar sus propiedades y le detiene a 15 activistas jóvenes, Israel se calla la boca. Mutis.
El caso más escabroso quizá sea el de [el militante comunista desaparecido por la dictadura] Eduardo Bleier. Ahí hubo una complicidad de silencio. Las autoridades israelíes tenían un grave problema. La hija de Bleier es ciudadana israelí y estaba en Israel cuando detienen a su padre. El problema surge cuando el resto de los presos detenidos junto a él empiezan a ser remitidos a la justicia militar y él y otros cuatro militantes desaparecen. A partir de mi investigación, tengo suficientes razones para suponer que las autoridades israelíes sabían lo que ocurría y evitaron la creación de un escándalo poniendo un manto de silencio. Ese silencio perpetúa la desaparición. Hay que tener en cuenta que la dictadura primero se calla sobre Bleier y luego empieza a decir: «No está en nuestras manos»
—¿La embajada israelí en Uruguay tenía sospechas acerca de su desaparición?
—Ninguno de los documentos referentes al caso aparecen en las carpetas a las que se me permitió acceder. Bleier continúa desaparecido de los archivos accesibles para investigadores de la Cancillería israelí, a pesar de que esa cartera tiene documentación. Su hija me mostró las cartas que ella enviaba a la diplomacia israelí y tiene la confirmación formal de que esas cartas eran recibidas.
—Esas cartas no aparecen en los archivos liberados por Israel.
—No aparecen. Ese silencio sobre el caso es muy indicativo. Sobre lo ocurrido con Bleier hubo en aquella época varias manifestaciones en Israel. Fue un tema que alcanzó a los medios de comunicación de ese país, no una vez, varias veces. Llegó a la ONU y a la Corte Interamericana bastante temprano. No hay posibilidad de que el caso no haya sido discutido. Incluso, en 1981, un diplomático uruguayo en la ONU, Carlos Giambruno, reconoció públicamente que el Estado uruguayo estaba implicado y que se venía hablando al respecto con Israel.
Fin.
-En el caso uruguayo, los vínculos con la dictadura terminan siendo más fuertes que la protección de la colectividad judía que Israel se suele arrogar.
-Sí. Hay también algo importante a considerar. El Partido Comunista uruguayo, donde revistaban muchos judíos, y el sector representado por la Asociación Israelita Jaime Zhitlovsky, que es una organización judía progresista no sionista, eran muy críticos de la política israelí. Entonces, la embajada no les tenía demasiada simpatía. Cuando esa gente cae presa, la embajada no hace nada durante los primeros años. Apenas más tarde, cuando se intensifica la presión de los familiares y del Comité de solidaridad en Israel. De hecho, la luna de miel entre la dictadura e Israel llega a su punto álgido en noviembre y diciembre de 1975, en plena Operación Morgan contra el Partido Comunista, donde caen varios militantes judíos. Y cuando el régimen clausura las actividades culturales de la Zhitlovsky, su cine, su teatro, le quiere embargar sus propiedades y le detiene a 15 activistas jóvenes, Israel se calla la boca. Mutis.
El caso más escabroso quizá sea el de [el militante comunista desaparecido por la dictadura] Eduardo Bleier. Ahí hubo una complicidad de silencio. Las autoridades israelíes tenían un grave problema. La hija de Bleier es ciudadana israelí y estaba en Israel cuando detienen a su padre. El problema surge cuando el resto de los presos detenidos junto a él empiezan a ser remitidos a la justicia militar y él y otros cuatro militantes desaparecen. A partir de mi investigación, tengo suficientes razones para suponer que las autoridades israelíes sabían lo que ocurría y evitaron la creación de un escándalo poniendo un manto de silencio. Ese silencio perpetúa la desaparición. Hay que tener en cuenta que la dictadura primero se calla sobre Bleier y luego empieza a decir: «No está en nuestras manos»
—¿La embajada israelí en Uruguay tenía sospechas acerca de su desaparición?
—Ninguno de los documentos referentes al caso aparecen en las carpetas a las que se me permitió acceder. Bleier continúa desaparecido de los archivos accesibles para investigadores de la Cancillería israelí, a pesar de que esa cartera tiene documentación. Su hija me mostró las cartas que ella enviaba a la diplomacia israelí y tiene la confirmación formal de que esas cartas eran recibidas.
—Esas cartas no aparecen en los archivos liberados por Israel.
—No aparecen. Ese silencio sobre el caso es muy indicativo. Sobre lo ocurrido con Bleier hubo en aquella época varias manifestaciones en Israel. Fue un tema que alcanzó a los medios de comunicación de ese país, no una vez, varias veces. Llegó a la ONU y a la Corte Interamericana bastante temprano. No hay posibilidad de que el caso no haya sido discutido. Incluso, en 1981, un diplomático uruguayo en la ONU, Carlos Giambruno, reconoció públicamente que el Estado uruguayo estaba implicado y que se venía hablando al respecto con Israel.
Fin.
El primo de Martín Varsavsky.
Los criminales que secuestraron y asesinaron a mi primo, David Horacio Varsavsky, de sólo 17 años, y a aproximadamente otras 20.000 personas en la llamada "Guerra Sucia" de finales de los 70, durante el Proceso de Reorganización Nacional. Como judío crecí escuchando historias del holocausto, pero nunca imaginé que a los 16 años viviría una versión simplificada de un fenómeno similar en Buenos Aires, mi ciudad natal. Si bien exterminar a los judíos argentinos no era el único o principal objetivo de la Guerra Sucia, los militares que la conducían eran abiertamente antisemitas. Los judíos son el 1% de la población argentina, pero representan el 10% de los asesinados durante el Proceso de Reorganización Nacional, incluido mi primo. Todavía es un misterio el porqué los militares asesinaron a David. Lo único que pudimos encontrar en las investigaciones que hicimos en cuanto pudimos es que se trató de un "error", que los militares estaban buscando a otra persona. Mi tía Sara, que todavía vive, llora por ese "error" todos los días de su vida. Y estos "errores" ocurren porque cuando un régimen viola sistemáticamente los derechos humanos para mantenerse en el poder, termina asesinando no solo a quienes se oponen a su sistema, sino también a aquellos que quedaron en el medio por algún motivo u "error".
David tenía 18 años, había nacido el 18 de septiembre de 1958. Se había recibido recientemente del secundario como técnico electrónico y preparaba el ingreso a la Facultad de Ingeniería. Trabajaba en arreglo de radios y televisores.
El día 17 de febrero de 1977 debía presentarse en el Distrito Militar Buenos Aires para comenzar su servicio militar obligatorio en el destino que le asignaran. La noche anterior, a la una y media de la mañana, cuatro civiles armados y un uniformado como policía federal allanaron su casa (ubicada en Maure 2239 6p. A, Capital Federal) y se llevaron a David. Al retirarse dijeron a la madre que se trataba de un procedimiento de rutina para poder interrogar al joven, al que ella podría ir a buscar a las nueve y media de la mañana a "Dorrego y Báez". Cuando la señora Sara llegó a ese lugar se encontró con una dependencia militar en la que no tenían idea de lo que planteaba la atribulada mujer; allí le sugirieron que se dirigiera al Ministerio del Interior.
A partir de ese momento comenzó la larga y habitual peregrinación por juzgados y organismos oficiales, sin resultado. En el Comando del Cuerpo de Ejército I fue atendida por un teniente coronel de apellido Gática, quien llegó a sugerir que el muchacho estaba muerto.
La única comunicación telefónica -anónima- recibida por la mamá de David llegó un año después de su desaparición y la enteraba de que el joven había sido detenido por lo dispuesto en el decreto 1748 del 26 de julio de 1977. Por ese llamado supo la señora que su hijo había estado detenido en el Regimiento de Infantería Mecanizada 3 de La Tablada.
El caso fue presentado a la CIDH
El 8 de mayo de 1984 el general Ricardo Gustavo Pianta, Jefe del Estado Mayor General del Ejército, contestó un requerimiento del Ministro de Defensa: "...David Horacio Varsavsky había sido llamado para su incorporación el 18 de marzo de 1977 y, al no presentarse, fue acusado como infractor a la ley de servicio militar".
El padre de Martin Varsavsky.
Carlos Manuel Varsavsky (1933-1983). Luego de cursar estudios secundarios en el Colegio Nacional de Buenos Aires, se estableció en Estados Unidos. Allí se licenció en ingeniería física y obtuvo una maestría en la misma disciplina por la Universidad de Colorado, y en 1959 se doctoró en astronomía en la Universidad de Harvard.En 1960 regresó a la Argentina, incorporándose al recién creado grupo de astrofísica en la Universidad de Buenos Aires, donde se desempeñó como profesor titular de física hasta 1966. Fue fundador y primer director del Instituto Argentino de Radioastronomía, inaugurado en 1964, y presidente de la Asociación Física Argentina. Además, participó en la construcción del radiotelescopio más grande del hemisferio sur, en la localidad de Villa Elisa, Buenos Aires.
Durante el período de facto (1966-1973; 1976-1983) y desde el ámbito universitario, mantuvo una postura inquebrantablemente democrática. Incluso tras los incidentes de lo que se conoció como la noche de los bastones largos, en la que las fuerzas militares del gobierno de Juan Carlos Onganía atacaron la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires y golpearon a estudiantes, profesores y graduados con el fin de desmantelar el proyecto reformista de una universidad científica de excelencia.
En 1977, tras el secuestro y asesinato por la guerra sucia de su sobrino David Horacio Varsavsky, se vio forzado a abandonar el país. Emigró con su familia a Estados Unidos de Norteamérica, donde fue recibido por el premio Nóbel de Economía Wassily Leontief como director asociado del Instituto de Análisis Económico de la Universidad de Nueva York.
Carlos Varsavsky tuvo dos hijos: Paula Varsavsky, escritora y periodista cultural, y Martín Varsavsky, empresario y fundador de la Fundación Varsavsky. Falleció en 1983 de un ataque al corazón durante un vuelo de avión, con 49 años de edad, cuando ocupaba el cargo de director asociado del Instituto de Análisis Económico de la Universidad de Nueva York.
Fin.
Durante el período de facto (1966-1973; 1976-1983) y desde el ámbito universitario, mantuvo una postura inquebrantablemente democrática. Incluso tras los incidentes de lo que se conoció como la noche de los bastones largos, en la que las fuerzas militares del gobierno de Juan Carlos Onganía atacaron la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires y golpearon a estudiantes, profesores y graduados con el fin de desmantelar el proyecto reformista de una universidad científica de excelencia.
En 1977, tras el secuestro y asesinato por la guerra sucia de su sobrino David Horacio Varsavsky, se vio forzado a abandonar el país. Emigró con su familia a Estados Unidos de Norteamérica, donde fue recibido por el premio Nóbel de Economía Wassily Leontief como director asociado del Instituto de Análisis Económico de la Universidad de Nueva York.
Carlos Varsavsky tuvo dos hijos: Paula Varsavsky, escritora y periodista cultural, y Martín Varsavsky, empresario y fundador de la Fundación Varsavsky. Falleció en 1983 de un ataque al corazón durante un vuelo de avión, con 49 años de edad, cuando ocupaba el cargo de director asociado del Instituto de Análisis Económico de la Universidad de Nueva York.
Fin.
javier timerman
@JavierTimerman
Feliz cumple querido hermano . Esto fue en 1978 en Jerusalén cuando estábamos exiliados y el viejo preso . Luchábamos x la democracia y nunca nos hubiésemos imaginado que muchos tiempo después una justicia corrupta te impulsaría a la muerte . Hoy y siempre el pueblo te recuerda
11:41 a. m. · 16 dic. 2020·Twitter for iPhone
@JavierTimerman
Feliz cumple querido hermano . Esto fue en 1978 en Jerusalén cuando estábamos exiliados y el viejo preso . Luchábamos x la democracia y nunca nos hubiésemos imaginado que muchos tiempo después una justicia corrupta te impulsaría a la muerte . Hoy y siempre el pueblo te recuerda
11:41 a. m. · 16 dic. 2020·Twitter for iPhone
Falleció a los 85 años Sara Solarz de Osatinsky en Suiza. Ex detenida política durante la dictadura cívico – militar que asoló nuestra Patria entre 1976-83, sufrió el asesinato de su marido y de sus hijos a manos de la represión estatal. Testimonió en varias causas referidas a la misma, donde muchos genocidas fueron juzgados y condenados.
Los integrantes de las familias Solarz – Osatinsky estaba estrechamente ligada al movimiento icufista. Desde la Asociación Cultural Israelita de Tucumán participaban de las iniciativas institucionales, sea como docentes en las colonias de vacaciones Zumerland (en Mercedes –provincia de Buenos Aires- o Río Ceballos –provincia de Córdoba-), como colonos en ellas como socios activos, teatristas o directivos.
El ICUF (Idisher Cultur Farband / Federación de Entidades Culturales Judías de Argentina) rinde homenaje a su coherencia y valentía durante toda la vida, y en ellas a todas las víctimas del terrorismo de estado.
Consejo Directivo.
24 de noviembre de 2020.
Sara Solarz de Osatinsky, murió este lunes en Suiza, a los 85 años. Tucumana, militante revolucionaria, querellante en juicios de lesa humanidad y única sobreviviente de una familia diezmada por la represión del terrorismo de Estado, la “Kika” –así era conocida- pasa a formar parte de esa larga lista de imprescindibles que partieron físicamente pero que dejan un legado de lucha para las generaciones actuales y venideras.
Viuda de Marcos, jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), y madre de dos jóvenes asesinados por la dictadura –Mario y José-, Solarz fue detenida en Buenos Aires en 1977 y mantenida cautiva en la Escuela de Mecánica de la Armada. Allí fue torturada, violada y obligada a realizar trabajo esclavo, puntualmente en la sala donde eran atendidas las cautivas embarazadas, a las que luego les robaban sus bebés. De hecho, tras su paso por ese centro clandestino de detención, tortura y exterminio, Sara atestiguó acerca del funcionamiento interno del sitio y detalló cómo se realizaba el robo de recién nacidos.
Solarz de Osatinsky recuperó su libertad el 19 de diciembre de 1979, cuando fue embarcada en avión para España por personal de la Armada Argentina, con pasajes suministrados por la institución. Ya en el exterior, fue protagonista de una intensa campaña de propaganda que denunció, en todo el mundo, los crímenes de lesa humanidad perpetrados por la dictadura cívico-eclesiástica-militar argentina.
Con el retorno de la democracia, fue testigo del Juicio a las Juntas (Causa 13), donde relató que, pocos días después de su ingreso en la Esma, fue interrogada por dos hombres de civil que dijeron pertenecer al Tercer Cuerpo de Ejército y al campo de concentración La Perla. Según el testimonio uno de ellos, Héctor Vergés, le relató cómo había matado a su hijo Mario, de 18 años, cómo había secuestrado y dinamitado el cuerpo de su marido, Marcos, y le expresó “su alegría” por la desaparición de su hijo José, de 15 años, también en Córdoba.
Una y otra vez Sara Solarz de Osatinsky dio testimonio; como señalaba Rodolfo Walsh, “en momentos difíciles”, y en otros contextos no tan adversos. En 2018 Sara tenía ya 83 años pero no cejaba en su afán militante: fue querellante en Córdoba en la causa Montiveros, que juzgó el secuestro y desaparición de José, su hijo menor.
Es imposible resumir en pocas líneas su aporte a la causa de la revolución, pero a modo de síntesis cabe recordar su denuncia, junto a otras compañeras, ante la Comisión Argentina de Derechos Humanos (CADHU), en 1980, donde detalló la realidad de aquella Argentina signada por un horror que nunca más debe regresar.
La muerte de Sara, y la reciente desaparición de Víctor Basterra, también ex detenido en la Esma, privan al campo popular de dos militantes de esos que luchan toda su vida.
La Mañana de Tucumán.
Los integrantes de las familias Solarz – Osatinsky estaba estrechamente ligada al movimiento icufista. Desde la Asociación Cultural Israelita de Tucumán participaban de las iniciativas institucionales, sea como docentes en las colonias de vacaciones Zumerland (en Mercedes –provincia de Buenos Aires- o Río Ceballos –provincia de Córdoba-), como colonos en ellas como socios activos, teatristas o directivos.
El ICUF (Idisher Cultur Farband / Federación de Entidades Culturales Judías de Argentina) rinde homenaje a su coherencia y valentía durante toda la vida, y en ellas a todas las víctimas del terrorismo de estado.
Consejo Directivo.
24 de noviembre de 2020.
Sara Solarz de Osatinsky, murió este lunes en Suiza, a los 85 años. Tucumana, militante revolucionaria, querellante en juicios de lesa humanidad y única sobreviviente de una familia diezmada por la represión del terrorismo de Estado, la “Kika” –así era conocida- pasa a formar parte de esa larga lista de imprescindibles que partieron físicamente pero que dejan un legado de lucha para las generaciones actuales y venideras.
Viuda de Marcos, jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), y madre de dos jóvenes asesinados por la dictadura –Mario y José-, Solarz fue detenida en Buenos Aires en 1977 y mantenida cautiva en la Escuela de Mecánica de la Armada. Allí fue torturada, violada y obligada a realizar trabajo esclavo, puntualmente en la sala donde eran atendidas las cautivas embarazadas, a las que luego les robaban sus bebés. De hecho, tras su paso por ese centro clandestino de detención, tortura y exterminio, Sara atestiguó acerca del funcionamiento interno del sitio y detalló cómo se realizaba el robo de recién nacidos.
Solarz de Osatinsky recuperó su libertad el 19 de diciembre de 1979, cuando fue embarcada en avión para España por personal de la Armada Argentina, con pasajes suministrados por la institución. Ya en el exterior, fue protagonista de una intensa campaña de propaganda que denunció, en todo el mundo, los crímenes de lesa humanidad perpetrados por la dictadura cívico-eclesiástica-militar argentina.
Con el retorno de la democracia, fue testigo del Juicio a las Juntas (Causa 13), donde relató que, pocos días después de su ingreso en la Esma, fue interrogada por dos hombres de civil que dijeron pertenecer al Tercer Cuerpo de Ejército y al campo de concentración La Perla. Según el testimonio uno de ellos, Héctor Vergés, le relató cómo había matado a su hijo Mario, de 18 años, cómo había secuestrado y dinamitado el cuerpo de su marido, Marcos, y le expresó “su alegría” por la desaparición de su hijo José, de 15 años, también en Córdoba.
Una y otra vez Sara Solarz de Osatinsky dio testimonio; como señalaba Rodolfo Walsh, “en momentos difíciles”, y en otros contextos no tan adversos. En 2018 Sara tenía ya 83 años pero no cejaba en su afán militante: fue querellante en Córdoba en la causa Montiveros, que juzgó el secuestro y desaparición de José, su hijo menor.
Es imposible resumir en pocas líneas su aporte a la causa de la revolución, pero a modo de síntesis cabe recordar su denuncia, junto a otras compañeras, ante la Comisión Argentina de Derechos Humanos (CADHU), en 1980, donde detalló la realidad de aquella Argentina signada por un horror que nunca más debe regresar.
La muerte de Sara, y la reciente desaparición de Víctor Basterra, también ex detenido en la Esma, privan al campo popular de dos militantes de esos que luchan toda su vida.
La Mañana de Tucumán.
Alejandra Haimovich.
Edy Kaufman
·
Daniel Tarnopolsky , el unico hermano que se salvo de esta salvaje represión llego a Israel, y fue alumno mio en la Universidad Hebrea, tratamos de ayudar a encontrar a Betina via Embajada de Israel y mas. EL libro que escribió que es en mitad descriptivo de la situacion y su busqueda y en la parte con letra cursiva es el relato de Daniel que se desvela pensando, imagina, pesadilla y sueño. La imaginación y la realidad incorporadas hacen de esta historia profunda , un libro unico en el sentido de incorporar dos escenarios, y sino por otras muchas razones, es extraordinario. Nunca lo voy a olvidar, y espero encontrarnos pronto nuevamente, abrazos desde Haifa
Edy Kaufman
·
Daniel Tarnopolsky , el unico hermano que se salvo de esta salvaje represión llego a Israel, y fue alumno mio en la Universidad Hebrea, tratamos de ayudar a encontrar a Betina via Embajada de Israel y mas. EL libro que escribió que es en mitad descriptivo de la situacion y su busqueda y en la parte con letra cursiva es el relato de Daniel que se desvela pensando, imagina, pesadilla y sueño. La imaginación y la realidad incorporadas hacen de esta historia profunda , un libro unico en el sentido de incorporar dos escenarios, y sino por otras muchas razones, es extraordinario. Nunca lo voy a olvidar, y espero encontrarnos pronto nuevamente, abrazos desde Haifa
Sara Rus es sobreviviente de Auschwitz y madre de un detenido-desaparecido por la dictadura militar que gobernó la Argentina durante los años trágicos de 1976-1983.
De origen polaco, Sara tenía doce años cuando los nazis invaden su país natal y se vio obligada a vivir en condiciones infrahumanas en el gueto de Lodz. En julio de 1944 fue deportada al campo de concentración Auschwitz-Birkenau. El 5 de mayo de 1945 fue liberada en Mauthausen.
Madre de Plaza de Mayo
Luego de innumerables vicisitudes, llegó a la Argentina en 1948. Aquí se casó y, junto a su esposo, construyó una hermosa familia cuyo único deseo era el de tener una vida más digna. Pero el terrorismo de Estado truncó abruptamente ese deseo: Daniel, su primer hijo, era físico becario. En 1977, poco antes de cumplir 27 años, Daniel “desapareció” de su lugar de trabajo.
En septiembre de 1939 Hitler invadió Polonia. A partir de ese momento, Europa se convirtió en una hoguera sin retorno cuyas consecuencias serían imprevisibles. La sinrazón, el delirio de poder y la diabólica decisión de exterminar a los judíos lo convirtieron a él y a sus cómplices en verdaderas fieras humanas. Ser judío era suficiente para ser eliminado de la faz de la tierra. Eran considerados una raza inferior y no merecían ser llamados humanos. El nombre de “Endlösung”, la solución final, implicaba limpiar a Europa de toda presencia judía.
Tapa del libro “Sobrevivir dos veces”.
El 24 de marzo de 1976 en la República Argentina fue derrocado el gobierno democrático de Isabel Perón y se instaló una vez más un gobierno de facto, en este caso a cargo de las Fuerzas Armadas. Su concreción respondía a un plan perverso, perfectamente preparado. El delirio se convirtió en el peor terrorismo de Estado jamás conocido en la historia de estas tierras. Más allá de la edad, profesión, sexo u oficio, hombre y mujeres fueron secuestrados, torturados, arrastrados a campos clandestinos de concentración y “desaparecidos”. La apropiación ilegítima de bebés y niños, y el robo de bienes fueron ejercidos con absoluta impunidad.
A partir de la mencionada fecha, instalados los “salvadores de la patria” en el poder, el miedo en este país comenzó a escribirse con mayúscula.
Sara está atravesada en cuerpo y alma por estos crímenes de lesa humanidad. Sin embargo, ella se animó a dar testimonio y a confiar sus recuerdos, olores y vivencias imposibles de olvidar; y a evocar un pasado que está incrustado en sus células y en su piel para siempre. ¿Cómo hizo esta hermosa mujer, ejemplo de energía y coraje, para seguir viviendo de cara a la vida? La inmensa Sara logró sobrevivir dos veces.
De origen polaco, Sara tenía doce años cuando los nazis invaden su país natal y se vio obligada a vivir en condiciones infrahumanas en el gueto de Lodz. En julio de 1944 fue deportada al campo de concentración Auschwitz-Birkenau. El 5 de mayo de 1945 fue liberada en Mauthausen.
Madre de Plaza de Mayo
Luego de innumerables vicisitudes, llegó a la Argentina en 1948. Aquí se casó y, junto a su esposo, construyó una hermosa familia cuyo único deseo era el de tener una vida más digna. Pero el terrorismo de Estado truncó abruptamente ese deseo: Daniel, su primer hijo, era físico becario. En 1977, poco antes de cumplir 27 años, Daniel “desapareció” de su lugar de trabajo.
En septiembre de 1939 Hitler invadió Polonia. A partir de ese momento, Europa se convirtió en una hoguera sin retorno cuyas consecuencias serían imprevisibles. La sinrazón, el delirio de poder y la diabólica decisión de exterminar a los judíos lo convirtieron a él y a sus cómplices en verdaderas fieras humanas. Ser judío era suficiente para ser eliminado de la faz de la tierra. Eran considerados una raza inferior y no merecían ser llamados humanos. El nombre de “Endlösung”, la solución final, implicaba limpiar a Europa de toda presencia judía.
Tapa del libro “Sobrevivir dos veces”.
El 24 de marzo de 1976 en la República Argentina fue derrocado el gobierno democrático de Isabel Perón y se instaló una vez más un gobierno de facto, en este caso a cargo de las Fuerzas Armadas. Su concreción respondía a un plan perverso, perfectamente preparado. El delirio se convirtió en el peor terrorismo de Estado jamás conocido en la historia de estas tierras. Más allá de la edad, profesión, sexo u oficio, hombre y mujeres fueron secuestrados, torturados, arrastrados a campos clandestinos de concentración y “desaparecidos”. La apropiación ilegítima de bebés y niños, y el robo de bienes fueron ejercidos con absoluta impunidad.
A partir de la mencionada fecha, instalados los “salvadores de la patria” en el poder, el miedo en este país comenzó a escribirse con mayúscula.
Sara está atravesada en cuerpo y alma por estos crímenes de lesa humanidad. Sin embargo, ella se animó a dar testimonio y a confiar sus recuerdos, olores y vivencias imposibles de olvidar; y a evocar un pasado que está incrustado en sus células y en su piel para siempre. ¿Cómo hizo esta hermosa mujer, ejemplo de energía y coraje, para seguir viviendo de cara a la vida? La inmensa Sara logró sobrevivir dos veces.
El 24 de julio de 1950 nacía Daniel Lázaro Rus, el sueño de Sara.
Su hijo hablaba solamente el idish porque sus padres todavía no se habían aprendido el castellano. Cinco años después llegó Natalia, la segunda hija de Sara y Bernardo: "Fueron unos años increíbles, una felicidad absoluta". Daniel se convirtió en uno de los alumnos más destacados de su colegio, hacía natación en un club de San Martín, era hincha de Boca y quería aprender a tocar el piano. "Desgraciadamente mi hijo soñaba con ser físico nuclear. Estaba en séptimo grado y el maestro estaba enloquecido porque ya le había dicho que quería ser físico nuclear. Nosotros ni siquiera sabíamos lo que significaba. Terminó la facultad y entró a trabajar en la CNEA (Comisión Nacional de la Energía Atómica) en el '76. En el '77 ya se había muchos amigos. Yo no sabía que estaba de novio con una chica".
El 15 de julio de 1977 a las 14.30 se llevaron a Daniel Rus de la puerta de su lugar de trabajo. "Me acuerdo que era un viernes. Él ayudaba a su padre en el trabajo. Habíamos comprado un auto y él tenía que venir a repartir las telas. Pero no venía y no sabíamos qué pasaba. Llamamos a la comisión y nos dijeron que ya se había ido. Empezamos a llamar a la policía para saber si lo habían arrestado casualmente y a todos los hospitales por si había tenido un accidente. Después me contaron que pasó una camioneta y se llevó a 16 ó 17 personas".
"Sabíamos que una semana antes se habían llevado a un amigo de él, a Jorge Badillo. Nosotros ya sabíamos lo que pasaba: queríamos mandarlo a Uruguay, a cualquier lado, con tal de sacarlo del país. Y él nos decía: '¿Qué hago yo? No hago nada. A mí no me van a llevar'. Seguro que no lo iban a llevar. Y seguro que lo llevaron", precisó Sara. Había sostenido estoica e incólume el crudo relato de su supervivencia al Holocausto. La historia sin definición de su hijo la descubre permeable, vulnerable. Contó que el año pasado en un homenaje de la CNEA a los desaparecidos conoció a una mujer especial: "Mientras preparábamos los mosaicos y los azulejos, se acerca una señora diciendo que quería conocer a Sara Rus. Me la presentan. '¿Usted sabe que yo fui la novia de su hijo?'. Me descompuse, me tuve que sentar. Él nunca me la había presentado. Ella me contó que estaba muy enamorada de él: 'Nunca lo olvidé, nunca'. Fue muy fuerte escuchar esto después de tantos años, desde el '77 hasta hoy".
Sara Rus: “El momento más feliz de mi vida fue cuando me dijeron que iba a poder tener hijos. Y el más triste fue cuando me di cuenta que nunca iba a recuperar a mi hijo”.La búsqueda fue absoluta, obstinada y exhaustiva. Recorrieron países, instituciones, agotaron todas las vías de información. Bernardo les escribió una carta a Jorge Rafael Videla, a Emilio Eduardo Massera y a todos los directivos de la Junta Militar. Recibieron respuestas de evasión: decían desconocer la condición de "desaparecido" y asumían el compromiso de la búsqueda. "No sé si lo mataron enseguida. No creo, seguramente estuvo detenido mucho tiempo. Es terrible pensar qué tortura le hicieron. Ellos copiaron el modelo de los nazis. No se puede entender que exista tanta maldad en un ser humano. Los que sobrevivieron contaron que recibían electricidad en los pies, en los cuerpos. Estaban tan preparados para hacer sufrir…". Es lo último que dice antes de entrar en llanto.
A Sara la vence la pérdida de su hijo. Llora y pierde contra su propia consigna: "Hay momentos que viví y son muy fuertes, y por dentro es difícil contener las lágrimas. Pero trato de no llorar. La gente me mira: ellos lloran, yo veo que están emocionados y me mantengo con fuerzas para no lagrimear. A veces me sale. Pero hay otras veces que la cuestión de mi hijo me remueve mucho". La mujer que soportó el frío, el hambre, la guerra y el horror se vuelve frágil cuando reconstruye la historia de Daniel.
En el proceso de investigación sobre el paradero de su hijo, Sara cruzó la Plaza de Mayo para dirigirse al Ministerio del Interior donde tal vez le provean datos. No tuvo respuestas pero en el trayecto halló consuelo y resguardo. "Cuando estaba llegando ya veía unas mujeres raras sentadas en los bancos de alrededor. Yo en la fila para entrar al Ministerio escuché que ellas tenían el mismo problema que yo. Me senté en uno de esos bancos, hablé con una y me dice que son de las primeras que empezaron a andar por ahí. Les dije: 'Yo me quedo con ustedes. Todo lo que hagan, voy a hacer yo'". Se afilió: es una Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Su tarea consiste en perpetuar la historia y estimular la memoria. "Estamos por una finalidad: destacar las maldades que le han hecho a nuestros hijos y decirles a los chicos que no se olviden lo que vivimos. Porque nunca se olvida a un hijo". Para una mujer que sobrevivió al Holocausto y que es madre de un hijo desaparecido, los parámetros del dolor no son los convencionales. "El dolor es algo que te queda adentro, instalado en tu cuerpo y que jamás vas a poder sacar, más allá de todo lo que hagas y de todo lo feliz que puedas ser". Su táctica para engañar o paliar la pena es también lo que la mantiene activa: "El dolor se cura hablando, sacándolo y compartiéndolo con gente que me quiere escuchar".
Sara se levanta del sillón y vuelve a tomarse del andador: había terminado de narrar su leyenda. Quiere traer de su habitación el pañuelo blanco, la carta dirigida a Videla escrita por su marido y su álbum de fotos donde conserva sus historia: hay imágenes de sus años de actriz, hay recortes periodísticos de sus obras de teatro, hay retratos de Bernardo y de Daniel. Las rememora con nostalgia y felicidad. Tiene 91 años y cree que nunca se va a negar a relatar lo que vivió: "Conozco personas que jamás podrían contar su historia. Algunos sí pueden contarla porque sienten que sobrevivieron para eso: yo quedé viva para contar mi historia y para que jamás se repita".
En los intervalos de su relato, Sara cuenta chistes y se ríe. Son las veces en que la comedia le gana a la tragedia. La sonrisa es su antídoto contra la angustia. Su testimonio suele viajar acompañado por una risa, por un gesto feliz. "Quisiera que me recuerden con alegría. No quiero que haya tristeza. Porque algunos no tienen ni idea de lo que yo pasé. Mi deseo es que no haya más sufrimiento, que no haya más campos de concentración, que no haya más desaparecidos y que se hable de estas cosas para que no vuelvan a suceder. La memoria es lo que importa".
Infobae, octubre de 2018.
Su hijo hablaba solamente el idish porque sus padres todavía no se habían aprendido el castellano. Cinco años después llegó Natalia, la segunda hija de Sara y Bernardo: "Fueron unos años increíbles, una felicidad absoluta". Daniel se convirtió en uno de los alumnos más destacados de su colegio, hacía natación en un club de San Martín, era hincha de Boca y quería aprender a tocar el piano. "Desgraciadamente mi hijo soñaba con ser físico nuclear. Estaba en séptimo grado y el maestro estaba enloquecido porque ya le había dicho que quería ser físico nuclear. Nosotros ni siquiera sabíamos lo que significaba. Terminó la facultad y entró a trabajar en la CNEA (Comisión Nacional de la Energía Atómica) en el '76. En el '77 ya se había muchos amigos. Yo no sabía que estaba de novio con una chica".
El 15 de julio de 1977 a las 14.30 se llevaron a Daniel Rus de la puerta de su lugar de trabajo. "Me acuerdo que era un viernes. Él ayudaba a su padre en el trabajo. Habíamos comprado un auto y él tenía que venir a repartir las telas. Pero no venía y no sabíamos qué pasaba. Llamamos a la comisión y nos dijeron que ya se había ido. Empezamos a llamar a la policía para saber si lo habían arrestado casualmente y a todos los hospitales por si había tenido un accidente. Después me contaron que pasó una camioneta y se llevó a 16 ó 17 personas".
"Sabíamos que una semana antes se habían llevado a un amigo de él, a Jorge Badillo. Nosotros ya sabíamos lo que pasaba: queríamos mandarlo a Uruguay, a cualquier lado, con tal de sacarlo del país. Y él nos decía: '¿Qué hago yo? No hago nada. A mí no me van a llevar'. Seguro que no lo iban a llevar. Y seguro que lo llevaron", precisó Sara. Había sostenido estoica e incólume el crudo relato de su supervivencia al Holocausto. La historia sin definición de su hijo la descubre permeable, vulnerable. Contó que el año pasado en un homenaje de la CNEA a los desaparecidos conoció a una mujer especial: "Mientras preparábamos los mosaicos y los azulejos, se acerca una señora diciendo que quería conocer a Sara Rus. Me la presentan. '¿Usted sabe que yo fui la novia de su hijo?'. Me descompuse, me tuve que sentar. Él nunca me la había presentado. Ella me contó que estaba muy enamorada de él: 'Nunca lo olvidé, nunca'. Fue muy fuerte escuchar esto después de tantos años, desde el '77 hasta hoy".
Sara Rus: “El momento más feliz de mi vida fue cuando me dijeron que iba a poder tener hijos. Y el más triste fue cuando me di cuenta que nunca iba a recuperar a mi hijo”.La búsqueda fue absoluta, obstinada y exhaustiva. Recorrieron países, instituciones, agotaron todas las vías de información. Bernardo les escribió una carta a Jorge Rafael Videla, a Emilio Eduardo Massera y a todos los directivos de la Junta Militar. Recibieron respuestas de evasión: decían desconocer la condición de "desaparecido" y asumían el compromiso de la búsqueda. "No sé si lo mataron enseguida. No creo, seguramente estuvo detenido mucho tiempo. Es terrible pensar qué tortura le hicieron. Ellos copiaron el modelo de los nazis. No se puede entender que exista tanta maldad en un ser humano. Los que sobrevivieron contaron que recibían electricidad en los pies, en los cuerpos. Estaban tan preparados para hacer sufrir…". Es lo último que dice antes de entrar en llanto.
A Sara la vence la pérdida de su hijo. Llora y pierde contra su propia consigna: "Hay momentos que viví y son muy fuertes, y por dentro es difícil contener las lágrimas. Pero trato de no llorar. La gente me mira: ellos lloran, yo veo que están emocionados y me mantengo con fuerzas para no lagrimear. A veces me sale. Pero hay otras veces que la cuestión de mi hijo me remueve mucho". La mujer que soportó el frío, el hambre, la guerra y el horror se vuelve frágil cuando reconstruye la historia de Daniel.
En el proceso de investigación sobre el paradero de su hijo, Sara cruzó la Plaza de Mayo para dirigirse al Ministerio del Interior donde tal vez le provean datos. No tuvo respuestas pero en el trayecto halló consuelo y resguardo. "Cuando estaba llegando ya veía unas mujeres raras sentadas en los bancos de alrededor. Yo en la fila para entrar al Ministerio escuché que ellas tenían el mismo problema que yo. Me senté en uno de esos bancos, hablé con una y me dice que son de las primeras que empezaron a andar por ahí. Les dije: 'Yo me quedo con ustedes. Todo lo que hagan, voy a hacer yo'". Se afilió: es una Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Su tarea consiste en perpetuar la historia y estimular la memoria. "Estamos por una finalidad: destacar las maldades que le han hecho a nuestros hijos y decirles a los chicos que no se olviden lo que vivimos. Porque nunca se olvida a un hijo". Para una mujer que sobrevivió al Holocausto y que es madre de un hijo desaparecido, los parámetros del dolor no son los convencionales. "El dolor es algo que te queda adentro, instalado en tu cuerpo y que jamás vas a poder sacar, más allá de todo lo que hagas y de todo lo feliz que puedas ser". Su táctica para engañar o paliar la pena es también lo que la mantiene activa: "El dolor se cura hablando, sacándolo y compartiéndolo con gente que me quiere escuchar".
Sara se levanta del sillón y vuelve a tomarse del andador: había terminado de narrar su leyenda. Quiere traer de su habitación el pañuelo blanco, la carta dirigida a Videla escrita por su marido y su álbum de fotos donde conserva sus historia: hay imágenes de sus años de actriz, hay recortes periodísticos de sus obras de teatro, hay retratos de Bernardo y de Daniel. Las rememora con nostalgia y felicidad. Tiene 91 años y cree que nunca se va a negar a relatar lo que vivió: "Conozco personas que jamás podrían contar su historia. Algunos sí pueden contarla porque sienten que sobrevivieron para eso: yo quedé viva para contar mi historia y para que jamás se repita".
En los intervalos de su relato, Sara cuenta chistes y se ríe. Son las veces en que la comedia le gana a la tragedia. La sonrisa es su antídoto contra la angustia. Su testimonio suele viajar acompañado por una risa, por un gesto feliz. "Quisiera que me recuerden con alegría. No quiero que haya tristeza. Porque algunos no tienen ni idea de lo que yo pasé. Mi deseo es que no haya más sufrimiento, que no haya más campos de concentración, que no haya más desaparecidos y que se hable de estas cosas para que no vuelvan a suceder. La memoria es lo que importa".
Infobae, octubre de 2018.
SZAFIRSTEIN, Rosana Judith. (DETENIDA-DESAPARECIDA el 11 de OCTUBRE de 1977)
Conocida como la “La Negra” o “Roxi”, había militado en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) en la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini y pertenecía a la Organización Montoneros al momento de su desaparición, había sido la novia del “Barbeta” Claudio Slemenson hasta el momento de su desaparición..
Detenida-desaparecida en la vía pública a los 20 años de edad, el 11 de octubre de 1977 en la Capital Federal.
Una baldosa con su nombre fue colocada en su homenaje en su domicilio familiar .
Rosa Tarlovsky
ICUF
TODAS LAS VIDAS DE ROSA TARLOVSKY DE ROISINBLIT, QUE HOY CELEBRA SUS 99 AÑOS Y MÁS DE 40 DE LUCHA ININTERRUMPIDA.
Rosa Tarlovsky de Roisinblit, vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo y Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires, celebra hoy sus 99 años de vida y más de cuarenta de su lucha incansable. Abuelas de Plaza de Mayo recordó hoy en su página que Rosita encontró hace 18 años a su nieto, Guillermo, el hijo de Patricia Roisinblit y su yerno, José Manuel Rojo, detenidos - desaparecidos el 6 de octubre de 1978.
También formó parte de esta búsqueda su nieta mayor, Mariana. "Con paciencia, amor y el consejo de sus compañeras logró reconstruir el vínculo con su nieto. Antes y después del hallazgo de Guillermo hubo otros encuentros, y los seguirá habiendo. Ella siempre estuvo está ahí, trabajando por la restitución de todos y todas las nietas. Siempre aportando su mirada lúcida y aguda a cada situación".
Su hija, Patricia, era colona de Zumerland, en Mercedes, provincia de Buenos Aires, y una placa hoy recuerda su nombre junto a otros jóvenes y adolescentes que aún permanecen detenidos - desaparecidos. En el Centro Cultural Isaac Leon Peretz de Lanús presentó el libro "La historia de Rosa Roisinblit, una Abuela de Plaza de Mayo", de Marcela Bublik.
Este año, 2018, además, en la puerta de Sholem Buenos Aires, Rosa Roisinblit participó del acto homenaje donde se colocó una baldosa que recuerda a los 1.800 judíos argentinos asesinados, detenidos y desaparecidos por la última dictadura militar 1976 -1983.
Unos meses antes, también, la Abuela formó parte del homenaje a los héroes del Levantamiento del Gueto de Varsovia en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. La Agencia de Noticias Anccom, en un artículo de Noelia Pirsic, recordó: “Nunca imaginé que iba a llegar viva a este momento”, en relación con la condena a los culpables del secuestro y asesinato de su hija y su yerno.
Entre premios y distinciones que recibió por su trayectoria y a favor de la paz, la justicia y la defensa de los Derechos Humanos, se encuentran la Mención de Honor "Domingo Faustino Sarmiento", la máxima distinción que otorga el Senado de la Nación Argentina; Doctora Honoris Causa por la Universidad Nacional de la Patagonia; el reconocimiento por su resistencia a la dictadura militar en Argentina, otorgado por el Centro Simon Wiesenthal, entre otros.
¡Felicidades!
Federación de Entidades Culturales Judías de Argentina - Idisher Cultur Farband (ICUF Argentina)
#40añosdelucha
#Noolvidamosnoperdonamos
TODAS LAS VIDAS DE ROSA TARLOVSKY DE ROISINBLIT, QUE HOY CELEBRA SUS 99 AÑOS Y MÁS DE 40 DE LUCHA ININTERRUMPIDA.
Rosa Tarlovsky de Roisinblit, vicepresidenta de Abuelas de Plaza de Mayo y Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires, celebra hoy sus 99 años de vida y más de cuarenta de su lucha incansable. Abuelas de Plaza de Mayo recordó hoy en su página que Rosita encontró hace 18 años a su nieto, Guillermo, el hijo de Patricia Roisinblit y su yerno, José Manuel Rojo, detenidos - desaparecidos el 6 de octubre de 1978.
También formó parte de esta búsqueda su nieta mayor, Mariana. "Con paciencia, amor y el consejo de sus compañeras logró reconstruir el vínculo con su nieto. Antes y después del hallazgo de Guillermo hubo otros encuentros, y los seguirá habiendo. Ella siempre estuvo está ahí, trabajando por la restitución de todos y todas las nietas. Siempre aportando su mirada lúcida y aguda a cada situación".
Su hija, Patricia, era colona de Zumerland, en Mercedes, provincia de Buenos Aires, y una placa hoy recuerda su nombre junto a otros jóvenes y adolescentes que aún permanecen detenidos - desaparecidos. En el Centro Cultural Isaac Leon Peretz de Lanús presentó el libro "La historia de Rosa Roisinblit, una Abuela de Plaza de Mayo", de Marcela Bublik.
Este año, 2018, además, en la puerta de Sholem Buenos Aires, Rosa Roisinblit participó del acto homenaje donde se colocó una baldosa que recuerda a los 1.800 judíos argentinos asesinados, detenidos y desaparecidos por la última dictadura militar 1976 -1983.
Unos meses antes, también, la Abuela formó parte del homenaje a los héroes del Levantamiento del Gueto de Varsovia en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. La Agencia de Noticias Anccom, en un artículo de Noelia Pirsic, recordó: “Nunca imaginé que iba a llegar viva a este momento”, en relación con la condena a los culpables del secuestro y asesinato de su hija y su yerno.
Entre premios y distinciones que recibió por su trayectoria y a favor de la paz, la justicia y la defensa de los Derechos Humanos, se encuentran la Mención de Honor "Domingo Faustino Sarmiento", la máxima distinción que otorga el Senado de la Nación Argentina; Doctora Honoris Causa por la Universidad Nacional de la Patagonia; el reconocimiento por su resistencia a la dictadura militar en Argentina, otorgado por el Centro Simon Wiesenthal, entre otros.
¡Felicidades!
Federación de Entidades Culturales Judías de Argentina - Idisher Cultur Farband (ICUF Argentina)
#40añosdelucha
#Noolvidamosnoperdonamos
ICUF
LA PRIMERA ABUELA: ADIÓS A MARÍA ISABEL CHOROBICK DE MARIANI, CHICHA, SEGUIREMOS BUSCANDO A CLARA ANAHÍ
María Isabel Chorobick de Mariani, más conocida como Chicha Mariani, falleció este lunes 20 de Agosto, en la ciudad La Plata, a los 94 años. Estaba internada desde hacía diez días tras haber sufrido un ACV. Fue una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo y durante los últimos 42 años de su vida buscó a su nieta, Clara Anahí, secuestrada y desaparecida a fines de noviembre de 1976, a los tres meses de vida, arrebatada por los genocidas de la última dictadura militar.
Mariani comenzó a buscar a su nieta, sola, por cuarteles, comisarías, juzgados y hospitales. Se convirtió en una de las referentes más importantes de Abuelas. Es porque hasta el 24 de noviembre de 1976, Chicha --un sobrenombre que llevó desde siempre y que se volvió símbolo de la lucha por la búsqueda de los niños robados durante la dictadura--, trabajaba como docente de una escuela secundaria.
Desde esa noche, su vida cambió para siempre: en un megaoperativo de un centenar de represores del Ejército y la Policía Bonaerense fueron acribillados dentro de una casa ubicada en la calle 30 al 1116 de La Plata Diana Teruggi, la nuera de Chicha; y otros cuatro militantes de Montoneros. El operativo fue supervisado, personalmente, por Miguel Ángel Etchecolatz, entonces director de investigaciones de la Policía Bonaerense. De esa casa y tras ese operativo la patota se llevó a Clara Anahí, de tan solo tres meses, con vida. Al padre de Clara Anahí e hijo de Chicha, Daniel Mariani, los genocidas lo encontraron y asesinaron en agosto de 1977.
"Para entonces, y después de recorrer instituciones y hospitales, de hacer averiguaciones de manera individual, Chicha comenzó a intentar ponerse en contacto con mujeres que estuvieran en su misma situación: sin saber el paradero de sus hijos ni de sus nietos. Supo de la incipiente existencia de Madres de Plaza de Mayo en donde encontró a Alicia “Licha” de la Cuadra. Junto a ella y diez más fundaron en noviembre de 1977 Abuelas de Plaza de Mayo. El organismo, que la tuvo como presidenta, se forjó al calor de la esperanza de localizar a los más de 400 bebés y niños robados en pleno terrorismo de Estado, objetivo con el que recorrieron el mundo en búsqueda de apoyo".
Por más de una década, se dedicó a la constitución y fortalecimiento de Abuelas, que llevaban a cabo la búsqueda de los niños robados a pie y a pulmón: recorrían hogares y guarderías, hacían guardias en las casas de los posibles familias de apropiadores. Lideró los caminos que las Abuelas se abrieron hacia la posibilidad de poner la genética al servicio de la búsqueda. En 1989 dejó la institución pero no abandonó la lucha. Creó la Fundación Anahí, desde donde continuó andando con la esperanza siempre puesta en poder hallar a su nieta. Dedicó su vida a esa lucha, en la que estuvo acompañada por otras abuelas, como Elsa Pavón y Licha de la Cuadra, por jóvenes abogadas y abogados y militantes de derechos humanos de La Plata, sobre todo.
La casa de la Calle 30, cuya fachada continúa agujereada tal cual la dejaron los cazadores de la última dictadura, en museo y su propia casa en el núcleo de todas las actividades que tuvieran como objetivo central encontrar a Clara Anahí. Allí recibía cartas con información, así como correos electrónicos. Una vez anuladas las leyes de impunidad y comenzados los juicios de lesa humanidad no se cansó de exigirle a los genocidas enjuiciados que dijeran lo que sabían del paradero de su nieta. Que aportaran datos. Fue víctima en varias oportunidades de la saña con la que represor de la Bonaerense Miguel Osvaldo Etchecolatz –responsable del operativo en que su nieta fue secuestrada– sostuvo que sabía dónde estaba Clara Anahí, sin aportar un dato. “Tengo esperanzas de que va a aparecer, aunque yo no la vea”, dijo en una de las tantas entrevistas que ofreció a lo largo de su lucha.
La Federación de Entidades Culturales Judías de Argentina - Idisher Cultur Farband (ICUF Argentina) quiere expresar su tristeza a los familiares, amigos y compañeros de Chicha Mariani, y también mostrar su voluntad que continuará colaborando en la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia y por la recuperación de todos los niños apropiados por los genocidas.
Buenos Aires, 21 de Agosto de 2018
Fuente: "Donde esté, seguirá buscando a Clara Anahí", por Ailín Bullentini, en Página 12
PH: Diana Terrugi, Clara Anahí y Chicha Mariani
Más información en la Casa Mariani Teruggi:
LA PRIMERA ABUELA: ADIÓS A MARÍA ISABEL CHOROBICK DE MARIANI, CHICHA, SEGUIREMOS BUSCANDO A CLARA ANAHÍ
María Isabel Chorobick de Mariani, más conocida como Chicha Mariani, falleció este lunes 20 de Agosto, en la ciudad La Plata, a los 94 años. Estaba internada desde hacía diez días tras haber sufrido un ACV. Fue una de las fundadoras de Abuelas de Plaza de Mayo y durante los últimos 42 años de su vida buscó a su nieta, Clara Anahí, secuestrada y desaparecida a fines de noviembre de 1976, a los tres meses de vida, arrebatada por los genocidas de la última dictadura militar.
Mariani comenzó a buscar a su nieta, sola, por cuarteles, comisarías, juzgados y hospitales. Se convirtió en una de las referentes más importantes de Abuelas. Es porque hasta el 24 de noviembre de 1976, Chicha --un sobrenombre que llevó desde siempre y que se volvió símbolo de la lucha por la búsqueda de los niños robados durante la dictadura--, trabajaba como docente de una escuela secundaria.
Desde esa noche, su vida cambió para siempre: en un megaoperativo de un centenar de represores del Ejército y la Policía Bonaerense fueron acribillados dentro de una casa ubicada en la calle 30 al 1116 de La Plata Diana Teruggi, la nuera de Chicha; y otros cuatro militantes de Montoneros. El operativo fue supervisado, personalmente, por Miguel Ángel Etchecolatz, entonces director de investigaciones de la Policía Bonaerense. De esa casa y tras ese operativo la patota se llevó a Clara Anahí, de tan solo tres meses, con vida. Al padre de Clara Anahí e hijo de Chicha, Daniel Mariani, los genocidas lo encontraron y asesinaron en agosto de 1977.
"Para entonces, y después de recorrer instituciones y hospitales, de hacer averiguaciones de manera individual, Chicha comenzó a intentar ponerse en contacto con mujeres que estuvieran en su misma situación: sin saber el paradero de sus hijos ni de sus nietos. Supo de la incipiente existencia de Madres de Plaza de Mayo en donde encontró a Alicia “Licha” de la Cuadra. Junto a ella y diez más fundaron en noviembre de 1977 Abuelas de Plaza de Mayo. El organismo, que la tuvo como presidenta, se forjó al calor de la esperanza de localizar a los más de 400 bebés y niños robados en pleno terrorismo de Estado, objetivo con el que recorrieron el mundo en búsqueda de apoyo".
Por más de una década, se dedicó a la constitución y fortalecimiento de Abuelas, que llevaban a cabo la búsqueda de los niños robados a pie y a pulmón: recorrían hogares y guarderías, hacían guardias en las casas de los posibles familias de apropiadores. Lideró los caminos que las Abuelas se abrieron hacia la posibilidad de poner la genética al servicio de la búsqueda. En 1989 dejó la institución pero no abandonó la lucha. Creó la Fundación Anahí, desde donde continuó andando con la esperanza siempre puesta en poder hallar a su nieta. Dedicó su vida a esa lucha, en la que estuvo acompañada por otras abuelas, como Elsa Pavón y Licha de la Cuadra, por jóvenes abogadas y abogados y militantes de derechos humanos de La Plata, sobre todo.
La casa de la Calle 30, cuya fachada continúa agujereada tal cual la dejaron los cazadores de la última dictadura, en museo y su propia casa en el núcleo de todas las actividades que tuvieran como objetivo central encontrar a Clara Anahí. Allí recibía cartas con información, así como correos electrónicos. Una vez anuladas las leyes de impunidad y comenzados los juicios de lesa humanidad no se cansó de exigirle a los genocidas enjuiciados que dijeran lo que sabían del paradero de su nieta. Que aportaran datos. Fue víctima en varias oportunidades de la saña con la que represor de la Bonaerense Miguel Osvaldo Etchecolatz –responsable del operativo en que su nieta fue secuestrada– sostuvo que sabía dónde estaba Clara Anahí, sin aportar un dato. “Tengo esperanzas de que va a aparecer, aunque yo no la vea”, dijo en una de las tantas entrevistas que ofreció a lo largo de su lucha.
La Federación de Entidades Culturales Judías de Argentina - Idisher Cultur Farband (ICUF Argentina) quiere expresar su tristeza a los familiares, amigos y compañeros de Chicha Mariani, y también mostrar su voluntad que continuará colaborando en la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia y por la recuperación de todos los niños apropiados por los genocidas.
Buenos Aires, 21 de Agosto de 2018
Fuente: "Donde esté, seguirá buscando a Clara Anahí", por Ailín Bullentini, en Página 12
PH: Diana Terrugi, Clara Anahí y Chicha Mariani
Más información en la Casa Mariani Teruggi:
Una flor roja por Raúl Feldman
Fue el primer comunista uruguayo asesinado por la Triple A y su crimen no quedó impune en Argentina con la prisión de Rodolfo Almirón Sena
Por Walter Cruz
De haber llegado cinco minutos antes a encontrarnos con el Gordo Diego no estaríamos escribiendo esto. Algunas son vivencias que trascienden lo personales si las compartimos con los lectores de EL POPULAR. Es una obligación nuestra hacerlo, porque Raúl Feldman es un héroe de la resistencia contra la dictadura y el primer comunista uruguayo asesinado en Argentina.
El 24 de diciembre de 1974 un comando de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) asaltó la sede del Movimiento Argentino Antiimperialista de Solidaridad Latinoamericana (MAASLA) y 16 balazos segaron la vida de este joven de 26 años de edad.
Posteriores investigaciones de la justicia del vecino país determinaron que el represor Rodolfo Almirón Sena había sido el jefe del operativo. Fugado a España fue extraditado a Argentina y murió en prisión esperando su condena.
A principios de 1974, el Gordo Diego en el trabajo clandestino, se instaló en Buenos Aires junto a su madre Minija Palatnik, nacida en Ucrania, a su padre Velvel Feldman, oriundo de Rumania y a su hermano Daniel, nacido en Montevideo al igual que él.
En la capital uruguaya había dirigido el programa radial “Domingos de Ujotacé” y en Buenos Aires se integró al núcleo de la UJC que desempeñaba tareas de solidaridad denunciando las atrocidades de la dictadura uruguaya a nivel internacional.
Por supuesto que también al MAASLA, una organización que reunía en su seno a un variadísimo espectro del quehacer social, político y gremial de Argentina.
Teníamos que elaborar un material para enviar al exterior denunciando a la dictadura uruguaya y con Ana Schenck y Raúl Feldman estimamos que el 24 de diciembre era un buen día pues en el MAASLA no habría reuniones y en Buenos Aires la gente se preparaba para los festejos de Navidad.
Luego del mediodía Ana salió a cumplir tareas de la UJC y al rato fuimos a comprar los championes que nos había recomendado el Gordo Diego y que de casualidad nos salvaron la vida.
Cuando regresamos alcanzamos a ver cuatro Ford Falcon sin patente que partían raudamente del lugar. Adentro quedaba un muerto y afuera una docena de asesinos que seguramente festejarían la llegada de la nochebuena con sus familias y con los discos de la Guerra Civil Española y de Alfredo Zitarrosa que le robaron al Gordo Diego.
Hace un tiempo y en ceremonia casi íntima estuvimos presentes en el Espacio Libre Raúl Feldman, ocasión en que se esparcieron las cenizas del joven mártir y de sus padres.
Este sábado a las 11.30, los familiares, compañeros y amigos de Raúl Feldman invitan a colocar una flor en el mismo lugar con motivo del que sería su cumpleaños número 70. Habrá que estar. El lugar del encuentro es en Eduardo Blanco Acevedo y Mones Roses, una cuadra al sur de Avda. Italia y Santa Mónica y también a una cuadra del Devoto de Carrasco.
Nos vemos, y agradecemos a Daniel Feldman por los datos aportados para esta nota.
Así fue y así encontraron al Cacho, al Gordo Feldman, al querido compañero
La siguiente es el acta de la seccional 17º de la Policía Federal Argentina labrada el 24 de diciembre de 1974:
“Acta. En Buenos Aires, Capital Federal de la Nación Argentina, hoy día 24 de diciembre de 1974, siendo la hora 22.00, el funcionario que suscribe, comisario Aldo Carlos SECAGNI, Jefe de la Comisaría 17º de la Policía Federal, con actuación del secretario que refrenda a los efectos legales, Inspector José Bernardo KOOSNAK, del mismo numerario hace constar: que habiéndose recibido a la hora 20.00 una llamada telefónica constatada, donde se daba cuenta que en la finca ubicada en Junin 943, piso 10 Departamento A se había cometido un Homicidio donde había perdido la vida una persona de sexo masculino, de inmediato la instrucción se constituyó en dicho lugar, estableciendo que allí funciona la entidad llamada MAASLA (Movimiento Argentino Antiimperialista de Solidaridad Latinoamericana).
En ese lugar, de posición cúbito dorsal, se encuentra el cadáver de una persona de sexo masculino, que aparenta tener aproximadamente 40 años, con su rostro tinto en sangre, y a su vez en un gran charco de sangre, que presenta su rostro totalmente desfigurado por un sinnúmero de impactos de bala, la que tiene su cabeza orientada hacia el Noreste con sus brazos extendidos a ambos lados y sus piernas orientadas al sudoeste, se encuentra vestido de pantalón gris y camisa verano color crema y mocasines marrones con medias zoquetes.
Presenta sus bolsillos –pantalón- hacia afuera y un reloj pulsera en la mano izquierda.
Esparcidas por el piso una decena de cápsulas servidas de cartuchos 9 mm. Se hace constar que en el pasillo se ubican a ambos lados un baño –izquierda- de pequeña dimensión y a la derecha una cocina también muy pequeña, lugares estos donde también y sobre el piso se observaban algunas cápsulas servidas de igual calibre.
Que el óbito aún no había adquirido la rigidez cadavérica y al hacerse presente el médico legista de la Repartición Dr. PATITO, certificó el deceso, expresando que el mismo abríase producido cerca de 4 horas atrás.
En presencia de los testigos Juan Enrique AZCOAGA y Manuel BERGIER, Copresidente y Secretario Ejecutivo de la entidad citada –MAASLA- se labró el acta de estilo, procediéndose al secuestro de diecisiete (17) cápsulas servidas del calibre ya mencionado y el reloj pulsera del occiso que es marca “RESINA” de metal blanco con malla de cuero negro.
Al respecto los señores AZCOAGA y BERGIER expresaron que desconocían a la víctima, no teniendo noción de quién se trataba y que es lo que se hallaba haciendo en ese lugar, dado que además del primero, un empleado de apellido CUTZ también tenía llave de acceso al lugar.
Agregó el Sr. AZCOAGA que el portero de la finca le expresó que alrededor de la hora 16.00 vio salir varias personas del lugar e interrogadas se manifestaron ser policías, aclarando que vio que portaban paquetes de grandes dimensiones”.
Hasta aquí el acta plagada de errores ortográficos y sobreabundancia de mayúsculas. Por ejemplo nuestro apellido es Cruz y no Cutz y el señor Azcoaga es médico.
Efectivamente los dirigentes del MAASLA desconocían algunas de las actividades que se realizaban en la sede de la calle Junín. Los compañeros argentinos nos habían designado como secretario administrativo de la institución y en ese carácter armábamos el calendario de actividades en el local.
Con absoluta libertad y sin tener la obligación de comunicarlo. Tiempo después de aquel trágico día el querido compañero Manuel Bergier, que era amigo de Raúl Feldman, nos comentó con gran pesar que cuando vio el cadáver no tenía la menor idea de quien se trataba.
En esa acta labrada por la Comisaría 17º de Buenos Aires hay una buena dosis de cinismo. Desde allí mismo, unos 10 días antes del asesinato, un policía se presentó en el MAASLA y nos interrogó sobre sus actividades.
Imposible que el comisario Aldo Carlos Segagni no lo supiera.
La noticia llegó desde el otro lado del río
“Una noche especial, fue un 24 de diciembre, hace cuarenta años, llega desde Buenos Aires donde Ana Diaman me avisa que mataron a Raúl Feldman de 16 balazos. Compañero y muy amigo estuvimos juntos en el Liceo 15 de Carrasco.
Por largos años en Carrasco compartimos desde el liceo paseos en bici, lanzamos la lista 90 en el liceo. Fue uno de los mejores amigos.
Pocos años después la dictadura uruguaya se presentó con los Ford Falcon. Seguramente se habían cristalizado los Escuadrones de la Muerte de la Triple A.
Cacho era un joven no mayor de 26 años, militante de la UJC, lo encontraron en un comité de solidaridad con Uruguay (ya en dictadura) y en el mismo lugar lo acribillaron a balazos. Me suenan todavía la voz que me trasmitió “mataron a Raúl”, a Cacho como lo llamábamos.
Eran tiempos que escuchábamos a Guillén, que cantábamos “busca la rosa roja de la acción”. Buscábamos una sociedad mejor, pero sin dudas las denuncias de la dictadura y los DDHH pasaron a ser prioritarios para todos.
Recuerdo la consigna sabia de Rodney Arismendi: “Al fascismo se lo combate con las masas en la calle”. Era el camino revolucionario no armado que nos habíamos trazado.
Impotencia y miedo, valor y militancia clandestina, todo eso me rodeó. No sé de dónde saqué fuerzas para superar temores. Pero el compañero caído me recuerda que no lo podemos olvidar. Hoy en la sociedad de consumo, o en el arribismo de muchos, su humildad y firmeza clara sigue como un norte.
A los 40 años hoy querido amigo, como dijo el poeta Marcos Ana, “todos los pulsos en hora”. Luchábamos por la justicia, por una sociedad mejor.
Aunque hoy no está resuelta, ni en lo virtual, lo real o lo ideológico. Pero si vivieras Cacho, sin dudas estarías dentro de tu humildad, con una fortaleza de búsqueda inquebrantable, donde en democracia buscaríamos juntos la nueva utopía abierta hacia una sociedad mejor.
Aunque sus formas son seguramente plurales e inteligibles por ahora. Pero tu ética y valores serían un ejemplo. Fuiste de los imprescindibles, puesto que te vi en tu vida siempre comprometiéndote. En recuerdo del compañero caído una rosa roja de esperanza”.
Esto lo escribió hace algunos años Mauricio Zielenic, compañero y amigo de Raúl Feldman.
Fue el primer comunista uruguayo asesinado por la Triple A y su crimen no quedó impune en Argentina con la prisión de Rodolfo Almirón Sena
Por Walter Cruz
De haber llegado cinco minutos antes a encontrarnos con el Gordo Diego no estaríamos escribiendo esto. Algunas son vivencias que trascienden lo personales si las compartimos con los lectores de EL POPULAR. Es una obligación nuestra hacerlo, porque Raúl Feldman es un héroe de la resistencia contra la dictadura y el primer comunista uruguayo asesinado en Argentina.
El 24 de diciembre de 1974 un comando de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) asaltó la sede del Movimiento Argentino Antiimperialista de Solidaridad Latinoamericana (MAASLA) y 16 balazos segaron la vida de este joven de 26 años de edad.
Posteriores investigaciones de la justicia del vecino país determinaron que el represor Rodolfo Almirón Sena había sido el jefe del operativo. Fugado a España fue extraditado a Argentina y murió en prisión esperando su condena.
A principios de 1974, el Gordo Diego en el trabajo clandestino, se instaló en Buenos Aires junto a su madre Minija Palatnik, nacida en Ucrania, a su padre Velvel Feldman, oriundo de Rumania y a su hermano Daniel, nacido en Montevideo al igual que él.
En la capital uruguaya había dirigido el programa radial “Domingos de Ujotacé” y en Buenos Aires se integró al núcleo de la UJC que desempeñaba tareas de solidaridad denunciando las atrocidades de la dictadura uruguaya a nivel internacional.
Por supuesto que también al MAASLA, una organización que reunía en su seno a un variadísimo espectro del quehacer social, político y gremial de Argentina.
Teníamos que elaborar un material para enviar al exterior denunciando a la dictadura uruguaya y con Ana Schenck y Raúl Feldman estimamos que el 24 de diciembre era un buen día pues en el MAASLA no habría reuniones y en Buenos Aires la gente se preparaba para los festejos de Navidad.
Luego del mediodía Ana salió a cumplir tareas de la UJC y al rato fuimos a comprar los championes que nos había recomendado el Gordo Diego y que de casualidad nos salvaron la vida.
Cuando regresamos alcanzamos a ver cuatro Ford Falcon sin patente que partían raudamente del lugar. Adentro quedaba un muerto y afuera una docena de asesinos que seguramente festejarían la llegada de la nochebuena con sus familias y con los discos de la Guerra Civil Española y de Alfredo Zitarrosa que le robaron al Gordo Diego.
Hace un tiempo y en ceremonia casi íntima estuvimos presentes en el Espacio Libre Raúl Feldman, ocasión en que se esparcieron las cenizas del joven mártir y de sus padres.
Este sábado a las 11.30, los familiares, compañeros y amigos de Raúl Feldman invitan a colocar una flor en el mismo lugar con motivo del que sería su cumpleaños número 70. Habrá que estar. El lugar del encuentro es en Eduardo Blanco Acevedo y Mones Roses, una cuadra al sur de Avda. Italia y Santa Mónica y también a una cuadra del Devoto de Carrasco.
Nos vemos, y agradecemos a Daniel Feldman por los datos aportados para esta nota.
Así fue y así encontraron al Cacho, al Gordo Feldman, al querido compañero
La siguiente es el acta de la seccional 17º de la Policía Federal Argentina labrada el 24 de diciembre de 1974:
“Acta. En Buenos Aires, Capital Federal de la Nación Argentina, hoy día 24 de diciembre de 1974, siendo la hora 22.00, el funcionario que suscribe, comisario Aldo Carlos SECAGNI, Jefe de la Comisaría 17º de la Policía Federal, con actuación del secretario que refrenda a los efectos legales, Inspector José Bernardo KOOSNAK, del mismo numerario hace constar: que habiéndose recibido a la hora 20.00 una llamada telefónica constatada, donde se daba cuenta que en la finca ubicada en Junin 943, piso 10 Departamento A se había cometido un Homicidio donde había perdido la vida una persona de sexo masculino, de inmediato la instrucción se constituyó en dicho lugar, estableciendo que allí funciona la entidad llamada MAASLA (Movimiento Argentino Antiimperialista de Solidaridad Latinoamericana).
En ese lugar, de posición cúbito dorsal, se encuentra el cadáver de una persona de sexo masculino, que aparenta tener aproximadamente 40 años, con su rostro tinto en sangre, y a su vez en un gran charco de sangre, que presenta su rostro totalmente desfigurado por un sinnúmero de impactos de bala, la que tiene su cabeza orientada hacia el Noreste con sus brazos extendidos a ambos lados y sus piernas orientadas al sudoeste, se encuentra vestido de pantalón gris y camisa verano color crema y mocasines marrones con medias zoquetes.
Presenta sus bolsillos –pantalón- hacia afuera y un reloj pulsera en la mano izquierda.
Esparcidas por el piso una decena de cápsulas servidas de cartuchos 9 mm. Se hace constar que en el pasillo se ubican a ambos lados un baño –izquierda- de pequeña dimensión y a la derecha una cocina también muy pequeña, lugares estos donde también y sobre el piso se observaban algunas cápsulas servidas de igual calibre.
Que el óbito aún no había adquirido la rigidez cadavérica y al hacerse presente el médico legista de la Repartición Dr. PATITO, certificó el deceso, expresando que el mismo abríase producido cerca de 4 horas atrás.
En presencia de los testigos Juan Enrique AZCOAGA y Manuel BERGIER, Copresidente y Secretario Ejecutivo de la entidad citada –MAASLA- se labró el acta de estilo, procediéndose al secuestro de diecisiete (17) cápsulas servidas del calibre ya mencionado y el reloj pulsera del occiso que es marca “RESINA” de metal blanco con malla de cuero negro.
Al respecto los señores AZCOAGA y BERGIER expresaron que desconocían a la víctima, no teniendo noción de quién se trataba y que es lo que se hallaba haciendo en ese lugar, dado que además del primero, un empleado de apellido CUTZ también tenía llave de acceso al lugar.
Agregó el Sr. AZCOAGA que el portero de la finca le expresó que alrededor de la hora 16.00 vio salir varias personas del lugar e interrogadas se manifestaron ser policías, aclarando que vio que portaban paquetes de grandes dimensiones”.
Hasta aquí el acta plagada de errores ortográficos y sobreabundancia de mayúsculas. Por ejemplo nuestro apellido es Cruz y no Cutz y el señor Azcoaga es médico.
Efectivamente los dirigentes del MAASLA desconocían algunas de las actividades que se realizaban en la sede de la calle Junín. Los compañeros argentinos nos habían designado como secretario administrativo de la institución y en ese carácter armábamos el calendario de actividades en el local.
Con absoluta libertad y sin tener la obligación de comunicarlo. Tiempo después de aquel trágico día el querido compañero Manuel Bergier, que era amigo de Raúl Feldman, nos comentó con gran pesar que cuando vio el cadáver no tenía la menor idea de quien se trataba.
En esa acta labrada por la Comisaría 17º de Buenos Aires hay una buena dosis de cinismo. Desde allí mismo, unos 10 días antes del asesinato, un policía se presentó en el MAASLA y nos interrogó sobre sus actividades.
Imposible que el comisario Aldo Carlos Segagni no lo supiera.
La noticia llegó desde el otro lado del río
“Una noche especial, fue un 24 de diciembre, hace cuarenta años, llega desde Buenos Aires donde Ana Diaman me avisa que mataron a Raúl Feldman de 16 balazos. Compañero y muy amigo estuvimos juntos en el Liceo 15 de Carrasco.
Por largos años en Carrasco compartimos desde el liceo paseos en bici, lanzamos la lista 90 en el liceo. Fue uno de los mejores amigos.
Pocos años después la dictadura uruguaya se presentó con los Ford Falcon. Seguramente se habían cristalizado los Escuadrones de la Muerte de la Triple A.
Cacho era un joven no mayor de 26 años, militante de la UJC, lo encontraron en un comité de solidaridad con Uruguay (ya en dictadura) y en el mismo lugar lo acribillaron a balazos. Me suenan todavía la voz que me trasmitió “mataron a Raúl”, a Cacho como lo llamábamos.
Eran tiempos que escuchábamos a Guillén, que cantábamos “busca la rosa roja de la acción”. Buscábamos una sociedad mejor, pero sin dudas las denuncias de la dictadura y los DDHH pasaron a ser prioritarios para todos.
Recuerdo la consigna sabia de Rodney Arismendi: “Al fascismo se lo combate con las masas en la calle”. Era el camino revolucionario no armado que nos habíamos trazado.
Impotencia y miedo, valor y militancia clandestina, todo eso me rodeó. No sé de dónde saqué fuerzas para superar temores. Pero el compañero caído me recuerda que no lo podemos olvidar. Hoy en la sociedad de consumo, o en el arribismo de muchos, su humildad y firmeza clara sigue como un norte.
A los 40 años hoy querido amigo, como dijo el poeta Marcos Ana, “todos los pulsos en hora”. Luchábamos por la justicia, por una sociedad mejor.
Aunque hoy no está resuelta, ni en lo virtual, lo real o lo ideológico. Pero si vivieras Cacho, sin dudas estarías dentro de tu humildad, con una fortaleza de búsqueda inquebrantable, donde en democracia buscaríamos juntos la nueva utopía abierta hacia una sociedad mejor.
Aunque sus formas son seguramente plurales e inteligibles por ahora. Pero tu ética y valores serían un ejemplo. Fuiste de los imprescindibles, puesto que te vi en tu vida siempre comprometiéndote. En recuerdo del compañero caído una rosa roja de esperanza”.
Esto lo escribió hace algunos años Mauricio Zielenic, compañero y amigo de Raúl Feldman.
La filial Ciudad Vieja del Partido Comunista recuerda a su compañero asesinado en Buenos Aires por la Tripe A en 1974.
Como no recordarlo.
Intimo amigo. Militante comunista comprometido. Excelente joven . Asesinado de 17 balazos en B Aires. Te recuerdo co tu bicicleta roja. Con algunos granos en la cara. Y en una lucha contra la dictadura sin armas. Hasta q entro un grupo de asesinos bajados de un Ford Falcon y descargaron 17 balas en tu joven cuerpo. Comunista y gran amigazo siempre estaras en nuestros recuerdos. |
Cuarenta años sin Raúl.
Por su hermano, Daniel Feldman 15.12.2014, Uy Press. Este 24 de diciembre se cumplirán cuarenta años del asesinato de mi hermano Raúl Feldman. Cacho, el "Gordo", Raúl, fue fusilado por 16 balazos, en un operativo desplegado por la tristemente célebre triple A, comandado por Rodolfo Almirón Sena, que hace unos años fuera extraditado de España a Argentina, donde murió en prisión. Estudiante avanzado de Historia, trabajador y militante de la Juventud Comunista, fue el encargado de la audición radial Domingos de UJOTACÉ hasta el golpe de Estado de 1973. Posteriormente, junto a un grupo de compañeros, estaba encargado de desarrollar, desde Buenos Aires, la solidaridad con Uruguay en la lucha contra la dictadura. Cuando avanzaba la tarde de la nochebuena de 1974, a las 16:10, la banda encabezada por Almirón ingresó al local del Movimiento Argentino Antiimperialista de Solidaridad Latinoamericana y selló el destino de Raúl. Hasta ahí, y en forma escueta, el suceso. Principio y fin; fin y principio, interactúan en un círculo que se retroalimenta. Que marca idas y venidas, avances, retrocesos, zig zags... y comenzó la ausencia. Cuarenta años de ausencia. A veces parece caprichosa la forma en que, ante los hechos más diversos, desde felicidades hasta desgarradoras tristezas, tomamos los aniversarios redondos o de ciertos períodos, con especial énfasis. Un año, diez años, veinte años, un cuarto de siglo, treinta años, cuarenta años... ¿Qué los diferencia de siete años; dos meses; sesenta y un años o la eterna permanencia de la ausencia? A veces trato de imaginar a Raúl hoy, con 66 años, tal vez más gordo, inevitablemente pelado, conservando algunas de sus pecas, tal vez paseando algún nieto. En ocasiones, vivo su vida, pero al poco vuelvo a la realidad y retomo la imagen del joven de 26 años, porque ahí se detuvo, y si bien era diez años mayor que yo, hoy, para mí, sigue siendo un jovencito de casi la edad de mi hija. Ya no es más un igual... a veces es un héroe inalcanzable; otras, una estatua que vela su propia muerte; en ocasiones, una guía ética y moral y muchas, muchas veces, un cuerpo acribillado en medio de un baño de sangre; solo, irremediablemente solo. ¿En cuántas situaciones nos hemos arrogado el derecho de ser los exégetas de aquellos que ya no están? ¿Cuántas veces nos hemos convertido en una especie de médiums, como si tuviéramos la capacidad de reinterpretar en términos ideológicos años de ausencia, por la mera relación de sangre? ¿Qué sé yo qué hubiera opinado Raúl sobre la invasión a Afganistán, la perestroika, el seguidismo ideológico? ¿Cómo saber si hubiera preferido a Tabaré o Astori en su momento, o al Pepe o Astori en otro o a ninguno de ellos? ¿Cómo determinar qué hubiera pensado o hecho en tal o cual situación, si ni siquiera fueron hipótesis que se llegaron a plantear en su vida? Pero aparte, ¿es eso lo que importa?, ¿o se trata en ese caso de usar a aquellos que ya no tienen voz, como una forma de justificar decisiones propias, que a veces pueden no estar claras para uno mismo? Se hace entonces necesario invocar a un otro intachable para no poner la propia convicción tras ellas. Bastante muertos están, suficientemente lacerados están sus cuerpos, para que los usemos como escudos que nos protejan de otras balas, no tan dañinas físicamente, pero que requieren de firmeza para llevarlas adelante por sí mismo. No creo en el más allá. No creo que algún día me reencuentre con mi hermano, no creo en un hipotético final feliz con un abrazo y que volvamos a retomar el camino juntos. Lamentablemente, no creo. Imagino saber cuál es el final del camino, al cual algunos llegaremos más temprano que otros. Por eso, trato de disfrutar los encuentros que tuve, como forma de vencer la muerte y el olvido. Y vaya si es difícil la tarea, si uno pretende mantener el equilibrio, o por lo menos la acepción propia de equilibrio. Otra cosa es la memoria. No como ejercicio individual y aislado, que posiblemente, con el paso del tiempo se vaya diluyendo en un vago recuerdo y el olvido, sino la memoria como una construcción colectiva, social, que nos ayude a comprender raíces, frutos y también las hierbas malas y cómo combatirlas. Es muy difícil alcanzar el "nunca más". Hoy estudiamos a Alejandro Magno, maravillados a veces de las enseñanzas de Aristóteles; analizamos la vida de Julio César; Carlomagno es un hito de la historia... sin embargo, cuán deleznables personajes deben haber sido para aquellos cuyos familiares fueron sus víctimas. El concepto de terrorismo de Estado aún no existía, pero las víctimas ya las contábamos por millones. Nos horrorizamos con el holocausto, con la maquinaria nazi puesta al servicio del exterminio, de judíos, gitanos, homosexuales. Y seguimos contando los muertos por millones. Más acá, contemporáneo a muchos de nosotros, aún perdura el escándalo de las decenas de muertos, de los cientos de desaparecidos, de la dictadura que asoló a nuestro país. Y nos estremece el recuerdo de Argentina, Chile y Brasil, por citar los más cercanos geográficamente. El temblor sigue recorriendo mi cuerpo cada vez que pienso en ello, más allá de algún trasnochado que quiera jugar a Aníbal y Escipión, como si estuviéramos hablando del enfrentamiento de dos demonios que hoy quieren redimirse. ¿Cuándo será tiempo suficiente para decir que es real el nunca más? Nunca. Porque a la necesidad de conquista se le superpone el odio al extranjero, y a este los conflictos de clases, y sobre estos los odios raciales y religiosos, y como un cóctel explosivo todos se amalgaman en vaya uno a saber qué nuevo rechazo que origine qué nuevo derramamiento. Pido perdón por el pesimismo. Sin embargo, sigo creyendo en la construcción de la memoria, tal vez más aún que la justicia, a la cual no desdeño. La justicia es un recurso paradigmático de las sociedades y sus tiempos. No es la misma la de hoy que la bíblica, ni es la misma la uruguaya, que no admite la pena de muerte, que la de unos cuantos países que sí la contemplan. ¿Cuál es la justa medida? La memoria las trasciende. No para que triunfe tal o cual partido, a cuyos dirigentes tal vez les importe poco o nada algún ignoto muchacho o muchacha que hace ya tiempo dio su vida por algo que le parecía un esbozo de redención. La memoria importa. Como homenaje, de manera de evitar que sean, con el tiempo, una simple cifra, un numeral en una serie sin fin de agonismos y antagonismos, más allá de que -y vuelvo a pedir perdón por mi ateísmo- no podamos insuflarles, ya no vida eterna, sino por lo menos, un mínimo más de vida, aunque sea, solo para despedirnos como corresponde. La memoria importa y me importa. Y ya no solo como homenaje, sino como forma de vida, de justificarme, tal vez a veces inconscientemente como cierta manera de pagar el pecado que a veces sentimos de seguir vivos; e importa también como legado, como forma de trascendencia personal, como manera de imprimirle uno de los sentidos a la vida. Me resulta triste la vida con un solo sentido. Triste en cuanto quita la capacidad que tenemos de ser multifacéticos, más allá de que, a veces, con empecinamiento, nos conduzca -aún a nuestro pesar- en una única dirección. Pero no juzgo. ¿Con qué derecho juzgar la dimensión de las pérdidas de otros? Tampoco les otorgo a otros el derecho de juzgarme... tal vez, estemos precisando menos jueces para dejar fluir la vida. La memoria sigue y seguirá importando, en tanto amalgama colectiva de construcciones individuales que nos permita acercarnos a la utopía del nunca más. Seguiré cargando con los decenios de ausencia y el "puede haber sido". E igual, a pesar de todo, el 24 de diciembre, sobre las 16:10 horas, iré a depositar una rosa roja -roja por la sangre y roja por la pasión- en el Espacio Libre donde un día las cenizas de Raúl abonaron otros florecimientos. |
Judios argentinos desaparecidos, un bosque en Israel los honra.
Este bosque en Israel, es una señal de vida. Los árboles, el paisaje, las flores, los pájaros y nos recuerdan que la vida continúa ".
Los años han pasado, pero el dolor y los recuerdos permanecerán. En una ceremonia agridulce que marca el 120 aniversario de su fundación, la AMIA, recordó a los aproximadamente 1.900 desaparecidos judíos, miembros de la comunidad judía argentina que fueron secuestrados y asesinados durante la dictadura militar en la Argentina durante 1976-1983.
"Nos hemos reunido aquí hoy para evocar y honrar a todos los miembros de la comunidad judía que fueron víctimas del terrorismo de Estado, que cayó en el antisemitismo y usó la simbología nazi en sus cámaras de tortura", dijo Pablo Reisman, vicepresidente de la AMIA. "Sus recuerdos nos acompañan en la renovación de nuestro compromiso con los más altos ideales de Tikkun Olam, la reparación del mundo, entre los que el honor de la vida es uno de los más esenciales", dijo.
"La justicia es una de las tradiciones más destacadas del pueblo judío, ya que trae todas las voces en una sola, afirmando: 'Tzedek, tzedek tirdof' - Justicia, se perseguirá la justicia."
Se estima que Judios representan aproximadamente el 12 por ciento de los aproximadamente 15.000-30.000 civiles argentinos que desaparecieron durante la dictadura militar, aunque sólo representaban entre el 0,8-1,2 por ciento de la población argentina en el momento.
Entre los presentes en la ceremonia en el Bosque de la Memoria eran miembros de la familia de los desaparecidos, que ahora viven en Israel, entre ellos, Oscar Jaimovich cuya hermana, Alejandra, fue una de las desaparecidas. Sus padres, Luis y Elena Jaimovich, fueron los iniciadores del bosque del KKL y los fundadores de la Fundación Memoria creados para perpetuar la memoria de la judía desaparecida. Oscar dijo al grupo que su familia todavía viene al bosque cada año en el cumpleaños de su hermana para celebrar su vida y honrar su memoria.
El Embajador Pini Avivi, que fue uno de los que fue a buscar en las cárceles a los miembros desaparecidos de la comunidad judía, dijo que el sufrimiento de las familias que acudían a él en busca de ayuda se ha mantenido en su corazón: "Este bosque de la memoria es siempre una lugar muy difícil para mí. Los nombres de los desaparecidos en las piedras no sólo representan a las víctimas, sino también las otras víctimas - las familias de los desaparecidos, que siguen sufriendo todas sus vidas sin saber qué pasó con sus hijos. Yo oro para que llegue el momento de poner fin odio y la violencia, y que haya felicidad para todo el mundo ".
Los miembros de la organización OLEI, la Organización de los inmigrantes latinoamericanos, que ayudaron a apoyar el evento, también estuvieron presentes en la ceremonia. El ex presidente OLEI León Amiras recordó el día en que el bosque se plantó en presencia del rabino Marshall Meyer, el rabino estadounidense que vivió en Buenos Aires durante el gobierno militar y que junto con algunos emisarios israelíes, intentó localizar a los Judios desaparecidos en los centros de detención. Recordó que la querida cantante argentina Mercedes Sosa visitó el bosque varias veces. En ese momento, una madre de uno de los desaparecidos sentado entre el público señaló el pino que había crecido grande y alto desde que Mercedes Sosa lo había plantado hace años. El Rabino Meyer también recordó la dedicación de Luis y Elena Jaimovich al proyecto del Bosque Memoria.
"Tal vez ellos y muchos otros están mirando desde arriba a nosotros, exigiendo que el mundo no los borre de su memoria colectiva, en esta etapa trágica y criminal en la historia de Argentina y en especial en la historia de los judíos de América Latina", dijo Leon Amiras. "Este bosque KKL es una señal de vida. Los árboles, el paisaje, flores, pájaros y nos recuerdan que la vida continúa ".
El cantante argentino-israelí Shlomo Idov realizó dos canciones de Mercedes Sosa que celebran la vida, uno de los cuales fue traducida al hebreo.
Para las familias de los desaparecidos, algunos de los cuales fueron llamados a colocar rosas rojas junto a las lápidas, fue un momento de dolor privado, pero rodeado por sus nietos y la familia y amigos, que recordaban la continuación de vida.
"Este es un momento para recordar a los desaparecidos que no tienen un lugar de enterramiento, y para recordar y honrar a ellos", dijo Mónica Bard, quien fue llevada a Israel por su padre, dos semanas antes de que ella estuviese a punto de dar a luz, inmediatamente después su marido Hugo Eduardo Donemberg fue secuestrado. Ella estuvo en la ceremonia con su nuera y sus tres nietas. "Este es el lugar para estar con ellos y recordar lo que pasó, lo que se hizo con ellos. Ellos querían silenciar a sus palabras y acciones a través de la tortura, pero que continúan sus ideales por una vida mejor ".
Los años han pasado, pero el dolor y los recuerdos permanecerán. En una ceremonia agridulce que marca el 120 aniversario de su fundación, la AMIA, recordó a los aproximadamente 1.900 desaparecidos judíos, miembros de la comunidad judía argentina que fueron secuestrados y asesinados durante la dictadura militar en la Argentina durante 1976-1983.
"Nos hemos reunido aquí hoy para evocar y honrar a todos los miembros de la comunidad judía que fueron víctimas del terrorismo de Estado, que cayó en el antisemitismo y usó la simbología nazi en sus cámaras de tortura", dijo Pablo Reisman, vicepresidente de la AMIA. "Sus recuerdos nos acompañan en la renovación de nuestro compromiso con los más altos ideales de Tikkun Olam, la reparación del mundo, entre los que el honor de la vida es uno de los más esenciales", dijo.
"La justicia es una de las tradiciones más destacadas del pueblo judío, ya que trae todas las voces en una sola, afirmando: 'Tzedek, tzedek tirdof' - Justicia, se perseguirá la justicia."
Se estima que Judios representan aproximadamente el 12 por ciento de los aproximadamente 15.000-30.000 civiles argentinos que desaparecieron durante la dictadura militar, aunque sólo representaban entre el 0,8-1,2 por ciento de la población argentina en el momento.
Entre los presentes en la ceremonia en el Bosque de la Memoria eran miembros de la familia de los desaparecidos, que ahora viven en Israel, entre ellos, Oscar Jaimovich cuya hermana, Alejandra, fue una de las desaparecidas. Sus padres, Luis y Elena Jaimovich, fueron los iniciadores del bosque del KKL y los fundadores de la Fundación Memoria creados para perpetuar la memoria de la judía desaparecida. Oscar dijo al grupo que su familia todavía viene al bosque cada año en el cumpleaños de su hermana para celebrar su vida y honrar su memoria.
El Embajador Pini Avivi, que fue uno de los que fue a buscar en las cárceles a los miembros desaparecidos de la comunidad judía, dijo que el sufrimiento de las familias que acudían a él en busca de ayuda se ha mantenido en su corazón: "Este bosque de la memoria es siempre una lugar muy difícil para mí. Los nombres de los desaparecidos en las piedras no sólo representan a las víctimas, sino también las otras víctimas - las familias de los desaparecidos, que siguen sufriendo todas sus vidas sin saber qué pasó con sus hijos. Yo oro para que llegue el momento de poner fin odio y la violencia, y que haya felicidad para todo el mundo ".
Los miembros de la organización OLEI, la Organización de los inmigrantes latinoamericanos, que ayudaron a apoyar el evento, también estuvieron presentes en la ceremonia. El ex presidente OLEI León Amiras recordó el día en que el bosque se plantó en presencia del rabino Marshall Meyer, el rabino estadounidense que vivió en Buenos Aires durante el gobierno militar y que junto con algunos emisarios israelíes, intentó localizar a los Judios desaparecidos en los centros de detención. Recordó que la querida cantante argentina Mercedes Sosa visitó el bosque varias veces. En ese momento, una madre de uno de los desaparecidos sentado entre el público señaló el pino que había crecido grande y alto desde que Mercedes Sosa lo había plantado hace años. El Rabino Meyer también recordó la dedicación de Luis y Elena Jaimovich al proyecto del Bosque Memoria.
"Tal vez ellos y muchos otros están mirando desde arriba a nosotros, exigiendo que el mundo no los borre de su memoria colectiva, en esta etapa trágica y criminal en la historia de Argentina y en especial en la historia de los judíos de América Latina", dijo Leon Amiras. "Este bosque KKL es una señal de vida. Los árboles, el paisaje, flores, pájaros y nos recuerdan que la vida continúa ".
El cantante argentino-israelí Shlomo Idov realizó dos canciones de Mercedes Sosa que celebran la vida, uno de los cuales fue traducida al hebreo.
Para las familias de los desaparecidos, algunos de los cuales fueron llamados a colocar rosas rojas junto a las lápidas, fue un momento de dolor privado, pero rodeado por sus nietos y la familia y amigos, que recordaban la continuación de vida.
"Este es un momento para recordar a los desaparecidos que no tienen un lugar de enterramiento, y para recordar y honrar a ellos", dijo Mónica Bard, quien fue llevada a Israel por su padre, dos semanas antes de que ella estuviese a punto de dar a luz, inmediatamente después su marido Hugo Eduardo Donemberg fue secuestrado. Ella estuvo en la ceremonia con su nuera y sus tres nietas. "Este es el lugar para estar con ellos y recordar lo que pasó, lo que se hizo con ellos. Ellos querían silenciar a sus palabras y acciones a través de la tortura, pero que continúan sus ideales por una vida mejor ".
Uno de cada diez desaparecidos bajo el régimen que usurpó el poder en la Argentina entre los años 1976-1983 era de origen judío[1].Para el académico israelo-argentino, Edy Kaufman, la explicación podría fundarse en una absurda percepción de los represores respecto al potencial oposicionista judío. En base a tales premisas, los perseguidos de origen semita fueron los preferidos a la hora de ordenar las capturas ilegales.
La muestra de tal cinismo lo vemos en lo acontecido en el Centro de Reclusión Clandestino de Sierra Chica, Olavarria, Provincia de Buenos Aires. En dicha localidad, vecina de la Colonia Hinojo que fuera fundada en 1878 por agricultores alemanes del Volga- quienes se encontraban entre los carceleros- los detenidos fueron divididos en tres grupos: los que serían exterminados, los que serían liberados una vez terminado el régimen y lo casos dudosos. Según el testimonio del sobreviviente Eduardo Grutzky, la mayoría de los detenidos judíos fueron colocados en el primer grupo. Algo similar aconteció con los siete judíos de las veinte personas secuestradas en el Centro Nacional de Energía Atómica. No obstante, el investigador concluye que si bien no existió en la cúpula del régimen una explícita política antijudía, en los mandos medios y bajos, en quienes en definitiva estaba a cargo la represión ilegal, lo peor de la Edad Media y el nazismo fue descargado.
Mario Villani atestiguó en el juicio contra el represor Julio Simón, alias el “Turco Julían”[2] -. De su testimonio se comprobó que el antedicho sometió a tormentos a un maestro judío de pensamiento comunista. Por el apalamiento y la picana, la víctima inscribió su nombre en la larga lista de los mártires. Este genocida, que lucía cruces cristianas y gamadas, justificó su proceder en que el maestro, judío y comunista, pervertía las mentes infantiles.
Blanca Becher recibía tormentos dobles respecto a las víctimas no judías. Ana María Careaga y Pedro Vanrell confirmaban que los prisioneros israelitas eran humillados con medievales pedidos de que imitasen a animales domésticos y que lamiesen las botas del represor. Todo ello bajo pena de apremios.
A un detenido se le dijo: ” ustedes los judíos la única patria que conocen es el dinero, espero que con el tiempo que están pasando aquí, se hagan gente y terminen poniendo un crucifijo sobre la cama.” En uno de los miles de allanamientos ilegales, los represores escribieron en las paredes del hogar judío violado: ” Viva Cristo Rey, Cristo Salva”.
Ana Larrea, ciudadana francesa salvada por los reclamos de su madre patria relató a la Comisión de Solidaridad de Familiares de Desaparecidos, filial Barcelona, que se le recriminó bajo la reclusión el haberse casado con un judío. Para purgar este ” pecado” debía arrodillarse y rezar, a la vez que era torturada.
En las paredes de los centros de reclusión clandestinos se leía ” Haga patria, mate un judío” o su variante: “el único judío bueno es el muerto”.
En 1984, retornada la democracia, la familia Dyszel publicó un anuncio en la prensa argentina, buscando a su hijo y nuera desaparecidos en 1977. Recibieron una respuesta anónima: ” Judío hijo de puta; yo soy uno de los que mató al mierda de tu hijo y a la puta de tu nuera. Son dos judíos sionistas menos en el mundo. Si vos supieras donde lo enterramos, te morirías judío puto!”.
La problemática estudiada en este artículo tiene otros ribetes como ser la circunstancia de que los reclusos judíos debían dar detalles de su participación en una conspiración mundial organizada desde el Kremlin y Wall Street, donde el Estado de Israel era parte. El polémico periodista de opinión argentino, Jacobo Timerman, nacido en Rusia, residente temporal en Israel y allegado a los círculos americanos pretendió ser la prueba de dicha conspiración, respecto de la cual fue varias veces interrogado mediante tortura, al punto que se le quizo juzgar para hacer pública dicha trama. Finalmente gracias a las presiones internacionales, luego de un arresto domiciliario, fue exilado a Israel. Este es el padre del actual canciller.
Líderes juveniles y enviados inmigratorios israelíes fueron interrogados sobre el supuesto entrenamiento militar que se brindaba en los movimientos sionistas y el ocultamiento de armas suministradas por Israel. En todos estos delirios nunca mas se supo del paradero de Alejandra Jaimovich, hija de Luis, Presidente de la DAIA- Córdoba. Además desaparecieron dos ciudadanos israelíes.
Finalmente, la conexión entre Israel y la conspiración mundial de los Sabios de Sión tomaron forma en la indagatoria sobre el “Plan Andinia”. De acuerdo a esa superchería, la comunidad judía de Estados Unidos había enviado un rabino a Buenos Aires para entrevistarse con influyentes judíos locales e inducirlos a comprar tierras en la Patagonia, a fin de poder llegar a establecer en la zona sur argentina un ” segundo Estado Israelita que se llamaría como el supuesto plan sugería.
Como se ve entre estos impunes grupos genocidas y los participes locales de los atentados a la AMIA y la Embajada de Israel debió haber más que una afinidad ideológica.
Que el recuerdo de las víctimas sea bendito.
[1] No obstante el obrar de estos grupos clandestinos se originó bajo la Presidencia de María Estela Martínez de Perón y la fatídica Triple A de López Rega.
[2] El Turco Julián fue enjuiciado en 2006 y condenado a 25 años de penitenciaria por delitos de Lesa Humanidad.
Fuentes: Sendos informes de la Comisión de Familiares de Desaparecidos de Barcelona y de Israel, ambas disponibles en Internet.
La muestra de tal cinismo lo vemos en lo acontecido en el Centro de Reclusión Clandestino de Sierra Chica, Olavarria, Provincia de Buenos Aires. En dicha localidad, vecina de la Colonia Hinojo que fuera fundada en 1878 por agricultores alemanes del Volga- quienes se encontraban entre los carceleros- los detenidos fueron divididos en tres grupos: los que serían exterminados, los que serían liberados una vez terminado el régimen y lo casos dudosos. Según el testimonio del sobreviviente Eduardo Grutzky, la mayoría de los detenidos judíos fueron colocados en el primer grupo. Algo similar aconteció con los siete judíos de las veinte personas secuestradas en el Centro Nacional de Energía Atómica. No obstante, el investigador concluye que si bien no existió en la cúpula del régimen una explícita política antijudía, en los mandos medios y bajos, en quienes en definitiva estaba a cargo la represión ilegal, lo peor de la Edad Media y el nazismo fue descargado.
Mario Villani atestiguó en el juicio contra el represor Julio Simón, alias el “Turco Julían”[2] -. De su testimonio se comprobó que el antedicho sometió a tormentos a un maestro judío de pensamiento comunista. Por el apalamiento y la picana, la víctima inscribió su nombre en la larga lista de los mártires. Este genocida, que lucía cruces cristianas y gamadas, justificó su proceder en que el maestro, judío y comunista, pervertía las mentes infantiles.
Blanca Becher recibía tormentos dobles respecto a las víctimas no judías. Ana María Careaga y Pedro Vanrell confirmaban que los prisioneros israelitas eran humillados con medievales pedidos de que imitasen a animales domésticos y que lamiesen las botas del represor. Todo ello bajo pena de apremios.
A un detenido se le dijo: ” ustedes los judíos la única patria que conocen es el dinero, espero que con el tiempo que están pasando aquí, se hagan gente y terminen poniendo un crucifijo sobre la cama.” En uno de los miles de allanamientos ilegales, los represores escribieron en las paredes del hogar judío violado: ” Viva Cristo Rey, Cristo Salva”.
Ana Larrea, ciudadana francesa salvada por los reclamos de su madre patria relató a la Comisión de Solidaridad de Familiares de Desaparecidos, filial Barcelona, que se le recriminó bajo la reclusión el haberse casado con un judío. Para purgar este ” pecado” debía arrodillarse y rezar, a la vez que era torturada.
En las paredes de los centros de reclusión clandestinos se leía ” Haga patria, mate un judío” o su variante: “el único judío bueno es el muerto”.
En 1984, retornada la democracia, la familia Dyszel publicó un anuncio en la prensa argentina, buscando a su hijo y nuera desaparecidos en 1977. Recibieron una respuesta anónima: ” Judío hijo de puta; yo soy uno de los que mató al mierda de tu hijo y a la puta de tu nuera. Son dos judíos sionistas menos en el mundo. Si vos supieras donde lo enterramos, te morirías judío puto!”.
La problemática estudiada en este artículo tiene otros ribetes como ser la circunstancia de que los reclusos judíos debían dar detalles de su participación en una conspiración mundial organizada desde el Kremlin y Wall Street, donde el Estado de Israel era parte. El polémico periodista de opinión argentino, Jacobo Timerman, nacido en Rusia, residente temporal en Israel y allegado a los círculos americanos pretendió ser la prueba de dicha conspiración, respecto de la cual fue varias veces interrogado mediante tortura, al punto que se le quizo juzgar para hacer pública dicha trama. Finalmente gracias a las presiones internacionales, luego de un arresto domiciliario, fue exilado a Israel. Este es el padre del actual canciller.
Líderes juveniles y enviados inmigratorios israelíes fueron interrogados sobre el supuesto entrenamiento militar que se brindaba en los movimientos sionistas y el ocultamiento de armas suministradas por Israel. En todos estos delirios nunca mas se supo del paradero de Alejandra Jaimovich, hija de Luis, Presidente de la DAIA- Córdoba. Además desaparecieron dos ciudadanos israelíes.
Finalmente, la conexión entre Israel y la conspiración mundial de los Sabios de Sión tomaron forma en la indagatoria sobre el “Plan Andinia”. De acuerdo a esa superchería, la comunidad judía de Estados Unidos había enviado un rabino a Buenos Aires para entrevistarse con influyentes judíos locales e inducirlos a comprar tierras en la Patagonia, a fin de poder llegar a establecer en la zona sur argentina un ” segundo Estado Israelita que se llamaría como el supuesto plan sugería.
Como se ve entre estos impunes grupos genocidas y los participes locales de los atentados a la AMIA y la Embajada de Israel debió haber más que una afinidad ideológica.
Que el recuerdo de las víctimas sea bendito.
[1] No obstante el obrar de estos grupos clandestinos se originó bajo la Presidencia de María Estela Martínez de Perón y la fatídica Triple A de López Rega.
[2] El Turco Julián fue enjuiciado en 2006 y condenado a 25 años de penitenciaria por delitos de Lesa Humanidad.
Fuentes: Sendos informes de la Comisión de Familiares de Desaparecidos de Barcelona y de Israel, ambas disponibles en Internet.
Por Leonardo Haberkorn, El Observador, 28 de mayo de 2016.
"Mi nombre es Silvia Rozental de Wegbrait. He ocupado un lugar triste en la historia uruguaya".
Así decía el mensaje que recibí por Facebook.
La historia que la señora Rozental tenía para contarme ocurrió en 1972, en uno de los períodos más negados de la historia reciente: la tregua entre el Ejército y el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros.
La tregua tuvo varias etapas. En la primera se negoció una rendición con ciertas condiciones del MLN, que no prosperó. En una fase posterior, los líderes capturados del MLN acordaron colaborar con los militares y ordenaron a algunos tupamaros que trabajaran junto con sus captores en la elaboración de planes de gobierno y en el combate a los "ilícitos económicos". Tal tarea llevó a que, al margen de la justicia competente, empresarios y profesionales acusados de corrupción fueran secuestrados. Ellos eran la causa de la pobreza y de la guerrilla, sostenían ambos bandos.
En muchos casos, los detenidos por "ilícitos económicos" fueron torturados en los cuarteles. En un giro paradójico e irónico de la historia, algunos tupamaros que antes habían sido torturados se prestaron a colaborar en la tortura de los "ilícitos". Los libros Ecos revolucionarios, de Enrique Vescovi, y Milicos y tupas (escrito por el autor de la nota) aportan testimonios.
Silvia Rozental fue protagonista involuntaria de "la tregua". Vive en Buenos Aires desde hace décadas. Su fallecido marido, Jaime Wegbrait, fue uno de los secuestrados bajo la acusación de realizar "ilícitos económicos". Era dueño de la fábrica APSA, representante en Uruguay de la empresa estadounidense RCA Víctor. "Quiero contar mi historia para que nunca más vuelva a repetirse", dijo.
"A mi unidad trajimos a Wegbrait y al contador Buka, dos judíos, grandes cagadores", recuerda en Milicos y Tupas el coronel retirado Luis Agosto, que en aquel entonces era capitán en el cuartel de artillería conocido como La Paloma, en el Cerro de Montevideo.
"Fue ahí cuando descubrimos las famosas empresas fantasmas, igual que las SAFIs de ahora. Descubrimos libros contables de empresas con sellos de Panamá. Los tipos tenían un abogado en Panamá y un cofre fort. Hacían los giros a Panamá, que eran ficticios, y metían esos dólares en los cofres y luego en el mercado negro de acá".
Un ministro de 1972 que habló para el libro con la condición de que no se publicara su nombre dijo: "Los militares consideraban que la corrupción era una especie de entendimiento entre el gran capital y el gobierno, por el cual se saqueaba el país. Esto era así sobre todo para los mandos bajos, los capitanes y mayores, que eran los que estaban en los cuarteles, influenciados por los tupas. Entonces comenzaron a investigar las actividades comerciales pensando que era una forma de saqueo que se estaba haciendo al país. Para darle una idea: yo era ministro y un día me avisan que en el aeropuerto de Carrasco estaban revisando a la gente que salía para ver si se llevaban dólares. Llamé al jefe de Carrasco y me dijo que la operación estaba a cargo de militares del Estado Mayor Conjunto. Entonces llamé al Esmaco y le dije a un general que eso era una barbaridad. '¿Usted cree que tiene alguna importancia que alguien saque cuatro vintenes en dólares? Si alguien quiere sacar dólares en serio alquila una avioneta y lo hace por Melilla. Esto hay que pararlo, lo único que hace es correr a la gente'. Andar con dólares era poco menos que un delito".
¿Antisemitismo económico?
Por haber pertenecido al MLN, el contador Carlos Koncke estuvo en el cuartel de La Paloma, donde durante la tregua llegó a dictar clases de economía marxista a los oficiales del cuartel. "Buka era un gordo bueno, un simple contador como hay miles", relató en Milicos y tupas. "Lo detuvieron porque lo denunció un tupa de veintipocos años, un estúpido, un débil mental, que lo hizo solo para estar bien con los milicos. ¿De qué lo acusaban? ¡De nada! ¡En aquel momento no existía el blanqueo de capitales, porque no había impuesto a la renta! Pero los milicos no entendían nada de nada".
Koncke contó que a Buka "lo torturaron de manera brutal. Yo sentía la necesidad de consolarlo, de acercarme y decirle, 'mire que esto va a pasar', pero no lo pude hacer. Todo ese episodio fue una estupidez de última categoría".
Entrevistado por teléfono desde Israel cuando aquella investigación, Buka dio la impresión de ser alguien que, por una lógica cuestión de salud mental, endulzó un poco sus recuerdos. "A pesar de que me hicieron el submarino, como a todos los tupamaros que tenían allí, se puede decir que en general me trataron con respeto". Negó las acusaciones de Agosto. Dijo que era un simple contador, que no cometiódelitos. Muchos de los detenidos de esa campaña contra los "ilícitos económicos" fueron judíos. Consultado Buka respecto a si creía que hubo un componente de antisemitismo en todo el asunto, respondió: "No sé. Uno me dijo una vez: 'Ahora, judío de mierda, te vamos a sacar todo'. Pero pienso que fue la expresión de un individuo aislado".
"Chiche, sácame de acá"Silvia Rozental tiene otra visión. "A Jaime lo llevaron en agosto del 72. Golpearon la puerta. "Somos las Fuerzas Conjuntas", anunciaron y me dijeron que se iban a llevar a Jaime para interrogarlo. Les dije que era un industrial reconocido, una persona que daba empleo. Me pidieron que les diera una frazada y me dijeron que al día siguiente lo iban a traer. Estuvo tres meses secuestrado".
-¿De qué lo acusaban?
-Un día antes habían allanado el estudio del contador Buka y encontraron un cheque en dólares, librado contra un holding panameño, en el que figuraba el apellido Wegbrait. Estaba prohibido operar en dólares en ese momento. Lo tomaron como un "ilícito económico" sobre el cual le correspondía a las Fuerzas Conjuntas hacer justicia por cuenta de ellos mismos. Poco tiempo después, el gobierno autorizó a operar en dólares.
-¿Se lo acusaba de sacar el dinero del país?
-No, era un tema contable. Los Wegbrait siempre invirtieron el dinero que ganaban en sus industrias. En esa época, diez o doce fábricas pertenecían al grupo Wegbrait: APSA, Reciplast, Cuerygom, Productos Proteicos Uruguayos... De todo eso ya no queda nada. Mis tres hijos tuvieron que empezar cada uno por su cuenta.
-¿Habían tenido alguna advertencia previa?
-No. Pero un tiempo antes nos habían llamado de la policía para decirnos que habían allanado un local tupamaro y nosotros figurábamos en una lista de objetivos.
-¿Los militares que lo tenían secuestrado se comunicaron con usted?
-Cuando Jaime ya llevaba 10 o 15 días preso, un oficial me llamó. Me dijo que si yo quería hacerle llegar comida y cosas, él lo podía hacer. Me citó en la puerta del cine Plaza, en la plaza Cagancha. Yo le decía: yo no sé quién es usted, ¿cómo lo voy a ubicar? Él me dijo: "Yo la conozco". Nos tenían fichados a todos.
-¿Se encontró con ese oficial?
-Sí. Yo le daba chocolates y galletitas para Jaime y él me traía cartas de mi marido. Pero estaban todas tachadas, con la mitad de las cosas tapadas de negro. Solo podía leer lo que ellos querían.
-¿Ese oficial actuaba así por razones humanitarias o le pidió dinero?
-Yo le di algo de plata. Tuve que hacer muchas cosas que nunca pensé que iba a llegar a hacer.
-¿Pudo ver a su marido alguna vez?
-Sí. Me autorizaron a verlo en el Día del Perdón, la fecha judía más sagrada. Me dijeron que fuera a la sede de Región Militar Número 1, en la avenida Agraciada. Fui sola. Cuando entré me temblaban las piernas, estaba embarazada, tenía solo 30 años. Era una casa muy grande, antigua, fría, con unos escritorios muy bellos. Me hicieron esperar media hora. Luego me recibió el general Esteban Cristi, que era el jefe. Se mostraba ostentoso y orgulloso del papel que estaba desempeñando. Me trajeron a Jaime. Estaba con una capucha negra, parecía un delfín. Me abrazó y me dijo: "Chiche, sácame de acá lo antes posible". No resistía más. Lo torturaban.
-¿Qué torturas recibió?
-Le hicieron el submarino, le dieron picana y lo encerraron en una celda de un metro por uno cincuenta. Querían que diera nombres de dirigentes de organizaciones judías. Decían que los judíos tenían la culpa de la situación en la que estaba Uruguay, porque sacaban divisas del país al donar dinero a Israel. Jaime no dio nombres, prefirió ser torturado por los militares. No sé si había tupamaros presentes.
"Me trajeron a Jaime. Estaba con una capucha negra, parecía un delfín. Me abrazó y me dijo: "Chiche, sácame de acá lo antes posible". No resistía más. Lo torturaban"
-¿Pudo verlo otra vez mientras estuvo secuestrado?
-Pude visitarlo algunas veces en el cuartel de La Paloma. Lo tenían en el patio, tirado entre fardos, junto con otros prisioneros. Una vez que fui a verlo con Luisito, mi hijo mayor que entonces tenía 4 años, vi un ejemplar de Main Kampf sobre el escritorio de un coronel.
Entonces lo miré y le dije: "Veo que ustedes actúan de acuerdo a las enseñanzas de Hitler". "No", me respondió. "Tenemos un ejemplar de Main Kampf pero no somos antisemitas. Somos antisionistas", me respondió. A mi marido y a Buka los militares constantemente los tildaban de "judíos de mierda".
-¿A su esposo lo dejaron salir del cuartel en algún momento, como le permitieron a otros prisioneros?
-Sí, dos veces. Yo había pedido que cuando fuera a tener a mi hijo, él pudiera venir. Cuando salí de casa para tener al bebé, avisé a la Región Militar Número 1. En pleno trabajo de parto, a las cinco o seis horas de estar internada, trajeron a Jaime y lo dejaron estar dos horas conmigo. Pero siempre acompañado de un capitán del Ejército, que no se despegaba de nosotros. La situación era tan tensa que tuve una crisis de nervios. Me tuvieron que dar calmantes. Después de dos horas, antes de que naciera mi hijo, se lo volvieron a llevar. Mi hijo nació con depresión nerviosa como consecuencia de los calmantes que me habían dado, pero por suerte se recuperó. A Jaime lo trajeron un rato al día siguiente, otra vez acompañado del mismo oficial. Luego pedí que lo dejaran participar del briz milá (la ceremonia de circuncisión) de mi hijo. Lo trajeron, pero otra vez con el mismo capitán, que no se despegó de su lado. Salió en todas las fotos.
ARCHIVO
Decían que los judíos tenían la culpa de la situación en la que estaba Uruguay, porque sacaban divisas del país al donar dinero a Israel. Jaime no dio nombres, prefirió ser torturado por los militares. No sé si había tupamaros presentes
-¿Cuándo lo liberaron?
-Al mes de haber nacido el niño me llamaron por teléfono y me dijeron que podía pasar a recoger a Jaime por APSA, en avenida Italia. Fui en mi Fiat 850 y ahí estaba, muy flaco. Poco después el gobierno sacó una ley para regular los "ilícitos económicos". La ley decía que era legal tener un holding. Tuvieron que asociar a dos militares a APSA para seguir funcionando. Ahí la cosa se calmó un poco.
-¿Cómo afectó esta historia a su marido?
-Como consecuencia de que se lo torturó de forma sangrienta, nunca recuperó su salud mental. A los pocos meses de haber salido cayó en una crisis de nervios muy grande. No dormía o tenía pesadillas terribles. Tuvimos que internarlo en la clínica psiquiátrica del doctor García Badaracco, en Buenos Aires, donde nos habíamos mudado. Estuvo con un tiempo chaleco de fuerza. Los primeros dos meses no lo pudimos ver. Luego de un año salió, pero al tiempo tuvo otras internaciones. Fue muy difícil para mí y para los chicos.
-¿Volvieron al Uruguay?
- Después de unos años comenzamos a ir en verano a Punta del Este. En 1986 se publicó un libro llamado "El poder económico en Uruguay". Ahí se hablaba del grupo Wegbrait. Un gerente de la fábrica de Jaime, le dijo: "este año no vengan". Pero Jaime no le hizo caso. Nosotros alquilábamos una casita en la parada 18. Y entraron dos personas, que nunca pudimos identificar. Se robaron algunas cosas de valor. Después del robo, empecé a recibir amenazas por teléfono de gente que decía ser tupamara: "¿Vio lo que les pasó por venir a donde no les corresponde?". Los policías que vinieron a investigar el robo se reían. Al día siguiente, volví con los chicos a Buenos Aires.
Profesor de matemáticasEl oficial del Ejército que aparece en las fotos de la ceremonia de circuncisión del hijo de Jaime Wegbrait y su esposa Silvia, es el hoy coronel retirado Ruben Atilio Sosa Tejera, según confirmó el propio oficial.Luego de la dictadura, Sosa se desempeñó como profesor de matemática. En 2006 fue denunciado como "torturador" por la Federación Nacional de Profesores de Educación Secundaria y otras organizaciones sociales y se realizó un escrache frente a su domicilio. En 2007 la justicia desestimó una denuncia en su contra presentada por este motivo.Sosa prefirió no hacer declaraciones.
Los nazis de azul y blancoFui a buscar a al ex ministro de Economía de la dictadura, Alejandro Vegh Villegas para tratar de chequear una información que recogí durante la investigación realizada para Milicos y tupas, que finalmente no incluí en el libro.
Seis años atrás, un dirigente de la colectividad judía me dijo que en 1974 se entrevistó con Vegh Villegas, para informarle de una campaña de recolección de fondos para ayudar a Israel en la guerra de Iom Kippur. En esa oportunidad, Vegh le habría relatado que los militares le habían pedido que desarrollara acciones contra la colectividad judía, algo que él no había aceptado. El dirigente de la colectividad se entrevistó luego con un funcionario de la embajada de Estados Unidos que le dijo que ellos tenían la misma información.
La persona que me relató esta historia falleció meses atrás. Busqué a Vegh para ver si podía ser más preciso al respecto. Lo ubiqué en un bar al que concurre a diario, y al que jocosamente llama "mi oficina". Estaba por almorzar, charlaba con un colega más joven y se acompañaba con una copa de vino blanco. Sobre la mesa estaba el libro que está leyendo: una biografía de Hitler.
Me dijo que no recordaba haber tenido esa conversación con mi fuente, seguramente por el paso de los años. Pero creía que la historia bien podía ser cierta. "Es cierto que había militares muy antisemitas", dijo.
"Algunos de ellos creían que yo era nazi. Y tan errados no estaban, porque yo tenía cierta simpatía con el nazismo y con la tradición alemana. Algunos civiles -amigos sociales- y algunos militares pensaban que yo podía ser una ayuda para ellos en este tema. Me invitaron a participar de una reunión de una agrupación llamada Azul y Blanco, que era nazi. Yo fui, fue en Colonia, pero después de ver lo que era no fui nunca más. Ahí estaba Acosta y Lara, había también algunos militares, más coroneles que generales. Yo tenía cierta simpatía pero cuando me propusieron participar de Azul y blanco claramente lo rechacé. Debo haber decepcionado con mi conducta a mucha gente de esta tendencia, que simpatizaba con este tipo de pensamiento, el general Cristi, los hermanos Zubía, y algunos otros. Había militares que estaban más a la derecha que yo, que no es fácil (Vegh se ríe) ¡Yo era una especie de bolchevique para ellos!". Los generales a los que alude Vegh son Esteban Cristi y los hermanos Eduardo y Rodolfo Zubía, importantes figuras de la dictadura militar, hoy fallecidos.
Armando Acosta fue subsecretario del Ministerio del Interior y director interventor de Secundaria en el gobierno de Jorge Pacheco Areco. Fue asesinado por el MLN el 14 de abril de 1972, acusado de ser parte del Escuadrón de la Muerte, una organización paramilitar que asesinaba militantes izquierdistas. Azul y Blanco fue también el nombre de un periódico de ultraderecha que se publicó entre 1971 y 1973.
"Mi nombre es Silvia Rozental de Wegbrait. He ocupado un lugar triste en la historia uruguaya".
Así decía el mensaje que recibí por Facebook.
La historia que la señora Rozental tenía para contarme ocurrió en 1972, en uno de los períodos más negados de la historia reciente: la tregua entre el Ejército y el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros.
La tregua tuvo varias etapas. En la primera se negoció una rendición con ciertas condiciones del MLN, que no prosperó. En una fase posterior, los líderes capturados del MLN acordaron colaborar con los militares y ordenaron a algunos tupamaros que trabajaran junto con sus captores en la elaboración de planes de gobierno y en el combate a los "ilícitos económicos". Tal tarea llevó a que, al margen de la justicia competente, empresarios y profesionales acusados de corrupción fueran secuestrados. Ellos eran la causa de la pobreza y de la guerrilla, sostenían ambos bandos.
En muchos casos, los detenidos por "ilícitos económicos" fueron torturados en los cuarteles. En un giro paradójico e irónico de la historia, algunos tupamaros que antes habían sido torturados se prestaron a colaborar en la tortura de los "ilícitos". Los libros Ecos revolucionarios, de Enrique Vescovi, y Milicos y tupas (escrito por el autor de la nota) aportan testimonios.
Silvia Rozental fue protagonista involuntaria de "la tregua". Vive en Buenos Aires desde hace décadas. Su fallecido marido, Jaime Wegbrait, fue uno de los secuestrados bajo la acusación de realizar "ilícitos económicos". Era dueño de la fábrica APSA, representante en Uruguay de la empresa estadounidense RCA Víctor. "Quiero contar mi historia para que nunca más vuelva a repetirse", dijo.
"A mi unidad trajimos a Wegbrait y al contador Buka, dos judíos, grandes cagadores", recuerda en Milicos y Tupas el coronel retirado Luis Agosto, que en aquel entonces era capitán en el cuartel de artillería conocido como La Paloma, en el Cerro de Montevideo.
"Fue ahí cuando descubrimos las famosas empresas fantasmas, igual que las SAFIs de ahora. Descubrimos libros contables de empresas con sellos de Panamá. Los tipos tenían un abogado en Panamá y un cofre fort. Hacían los giros a Panamá, que eran ficticios, y metían esos dólares en los cofres y luego en el mercado negro de acá".
Un ministro de 1972 que habló para el libro con la condición de que no se publicara su nombre dijo: "Los militares consideraban que la corrupción era una especie de entendimiento entre el gran capital y el gobierno, por el cual se saqueaba el país. Esto era así sobre todo para los mandos bajos, los capitanes y mayores, que eran los que estaban en los cuarteles, influenciados por los tupas. Entonces comenzaron a investigar las actividades comerciales pensando que era una forma de saqueo que se estaba haciendo al país. Para darle una idea: yo era ministro y un día me avisan que en el aeropuerto de Carrasco estaban revisando a la gente que salía para ver si se llevaban dólares. Llamé al jefe de Carrasco y me dijo que la operación estaba a cargo de militares del Estado Mayor Conjunto. Entonces llamé al Esmaco y le dije a un general que eso era una barbaridad. '¿Usted cree que tiene alguna importancia que alguien saque cuatro vintenes en dólares? Si alguien quiere sacar dólares en serio alquila una avioneta y lo hace por Melilla. Esto hay que pararlo, lo único que hace es correr a la gente'. Andar con dólares era poco menos que un delito".
¿Antisemitismo económico?
Por haber pertenecido al MLN, el contador Carlos Koncke estuvo en el cuartel de La Paloma, donde durante la tregua llegó a dictar clases de economía marxista a los oficiales del cuartel. "Buka era un gordo bueno, un simple contador como hay miles", relató en Milicos y tupas. "Lo detuvieron porque lo denunció un tupa de veintipocos años, un estúpido, un débil mental, que lo hizo solo para estar bien con los milicos. ¿De qué lo acusaban? ¡De nada! ¡En aquel momento no existía el blanqueo de capitales, porque no había impuesto a la renta! Pero los milicos no entendían nada de nada".
Koncke contó que a Buka "lo torturaron de manera brutal. Yo sentía la necesidad de consolarlo, de acercarme y decirle, 'mire que esto va a pasar', pero no lo pude hacer. Todo ese episodio fue una estupidez de última categoría".
Entrevistado por teléfono desde Israel cuando aquella investigación, Buka dio la impresión de ser alguien que, por una lógica cuestión de salud mental, endulzó un poco sus recuerdos. "A pesar de que me hicieron el submarino, como a todos los tupamaros que tenían allí, se puede decir que en general me trataron con respeto". Negó las acusaciones de Agosto. Dijo que era un simple contador, que no cometiódelitos. Muchos de los detenidos de esa campaña contra los "ilícitos económicos" fueron judíos. Consultado Buka respecto a si creía que hubo un componente de antisemitismo en todo el asunto, respondió: "No sé. Uno me dijo una vez: 'Ahora, judío de mierda, te vamos a sacar todo'. Pero pienso que fue la expresión de un individuo aislado".
"Chiche, sácame de acá"Silvia Rozental tiene otra visión. "A Jaime lo llevaron en agosto del 72. Golpearon la puerta. "Somos las Fuerzas Conjuntas", anunciaron y me dijeron que se iban a llevar a Jaime para interrogarlo. Les dije que era un industrial reconocido, una persona que daba empleo. Me pidieron que les diera una frazada y me dijeron que al día siguiente lo iban a traer. Estuvo tres meses secuestrado".
-¿De qué lo acusaban?
-Un día antes habían allanado el estudio del contador Buka y encontraron un cheque en dólares, librado contra un holding panameño, en el que figuraba el apellido Wegbrait. Estaba prohibido operar en dólares en ese momento. Lo tomaron como un "ilícito económico" sobre el cual le correspondía a las Fuerzas Conjuntas hacer justicia por cuenta de ellos mismos. Poco tiempo después, el gobierno autorizó a operar en dólares.
-¿Se lo acusaba de sacar el dinero del país?
-No, era un tema contable. Los Wegbrait siempre invirtieron el dinero que ganaban en sus industrias. En esa época, diez o doce fábricas pertenecían al grupo Wegbrait: APSA, Reciplast, Cuerygom, Productos Proteicos Uruguayos... De todo eso ya no queda nada. Mis tres hijos tuvieron que empezar cada uno por su cuenta.
-¿Habían tenido alguna advertencia previa?
-No. Pero un tiempo antes nos habían llamado de la policía para decirnos que habían allanado un local tupamaro y nosotros figurábamos en una lista de objetivos.
-¿Los militares que lo tenían secuestrado se comunicaron con usted?
-Cuando Jaime ya llevaba 10 o 15 días preso, un oficial me llamó. Me dijo que si yo quería hacerle llegar comida y cosas, él lo podía hacer. Me citó en la puerta del cine Plaza, en la plaza Cagancha. Yo le decía: yo no sé quién es usted, ¿cómo lo voy a ubicar? Él me dijo: "Yo la conozco". Nos tenían fichados a todos.
-¿Se encontró con ese oficial?
-Sí. Yo le daba chocolates y galletitas para Jaime y él me traía cartas de mi marido. Pero estaban todas tachadas, con la mitad de las cosas tapadas de negro. Solo podía leer lo que ellos querían.
-¿Ese oficial actuaba así por razones humanitarias o le pidió dinero?
-Yo le di algo de plata. Tuve que hacer muchas cosas que nunca pensé que iba a llegar a hacer.
-¿Pudo ver a su marido alguna vez?
-Sí. Me autorizaron a verlo en el Día del Perdón, la fecha judía más sagrada. Me dijeron que fuera a la sede de Región Militar Número 1, en la avenida Agraciada. Fui sola. Cuando entré me temblaban las piernas, estaba embarazada, tenía solo 30 años. Era una casa muy grande, antigua, fría, con unos escritorios muy bellos. Me hicieron esperar media hora. Luego me recibió el general Esteban Cristi, que era el jefe. Se mostraba ostentoso y orgulloso del papel que estaba desempeñando. Me trajeron a Jaime. Estaba con una capucha negra, parecía un delfín. Me abrazó y me dijo: "Chiche, sácame de acá lo antes posible". No resistía más. Lo torturaban.
-¿Qué torturas recibió?
-Le hicieron el submarino, le dieron picana y lo encerraron en una celda de un metro por uno cincuenta. Querían que diera nombres de dirigentes de organizaciones judías. Decían que los judíos tenían la culpa de la situación en la que estaba Uruguay, porque sacaban divisas del país al donar dinero a Israel. Jaime no dio nombres, prefirió ser torturado por los militares. No sé si había tupamaros presentes.
"Me trajeron a Jaime. Estaba con una capucha negra, parecía un delfín. Me abrazó y me dijo: "Chiche, sácame de acá lo antes posible". No resistía más. Lo torturaban"
-¿Pudo verlo otra vez mientras estuvo secuestrado?
-Pude visitarlo algunas veces en el cuartel de La Paloma. Lo tenían en el patio, tirado entre fardos, junto con otros prisioneros. Una vez que fui a verlo con Luisito, mi hijo mayor que entonces tenía 4 años, vi un ejemplar de Main Kampf sobre el escritorio de un coronel.
Entonces lo miré y le dije: "Veo que ustedes actúan de acuerdo a las enseñanzas de Hitler". "No", me respondió. "Tenemos un ejemplar de Main Kampf pero no somos antisemitas. Somos antisionistas", me respondió. A mi marido y a Buka los militares constantemente los tildaban de "judíos de mierda".
-¿A su esposo lo dejaron salir del cuartel en algún momento, como le permitieron a otros prisioneros?
-Sí, dos veces. Yo había pedido que cuando fuera a tener a mi hijo, él pudiera venir. Cuando salí de casa para tener al bebé, avisé a la Región Militar Número 1. En pleno trabajo de parto, a las cinco o seis horas de estar internada, trajeron a Jaime y lo dejaron estar dos horas conmigo. Pero siempre acompañado de un capitán del Ejército, que no se despegaba de nosotros. La situación era tan tensa que tuve una crisis de nervios. Me tuvieron que dar calmantes. Después de dos horas, antes de que naciera mi hijo, se lo volvieron a llevar. Mi hijo nació con depresión nerviosa como consecuencia de los calmantes que me habían dado, pero por suerte se recuperó. A Jaime lo trajeron un rato al día siguiente, otra vez acompañado del mismo oficial. Luego pedí que lo dejaran participar del briz milá (la ceremonia de circuncisión) de mi hijo. Lo trajeron, pero otra vez con el mismo capitán, que no se despegó de su lado. Salió en todas las fotos.
ARCHIVO
Decían que los judíos tenían la culpa de la situación en la que estaba Uruguay, porque sacaban divisas del país al donar dinero a Israel. Jaime no dio nombres, prefirió ser torturado por los militares. No sé si había tupamaros presentes
-¿Cuándo lo liberaron?
-Al mes de haber nacido el niño me llamaron por teléfono y me dijeron que podía pasar a recoger a Jaime por APSA, en avenida Italia. Fui en mi Fiat 850 y ahí estaba, muy flaco. Poco después el gobierno sacó una ley para regular los "ilícitos económicos". La ley decía que era legal tener un holding. Tuvieron que asociar a dos militares a APSA para seguir funcionando. Ahí la cosa se calmó un poco.
-¿Cómo afectó esta historia a su marido?
-Como consecuencia de que se lo torturó de forma sangrienta, nunca recuperó su salud mental. A los pocos meses de haber salido cayó en una crisis de nervios muy grande. No dormía o tenía pesadillas terribles. Tuvimos que internarlo en la clínica psiquiátrica del doctor García Badaracco, en Buenos Aires, donde nos habíamos mudado. Estuvo con un tiempo chaleco de fuerza. Los primeros dos meses no lo pudimos ver. Luego de un año salió, pero al tiempo tuvo otras internaciones. Fue muy difícil para mí y para los chicos.
-¿Volvieron al Uruguay?
- Después de unos años comenzamos a ir en verano a Punta del Este. En 1986 se publicó un libro llamado "El poder económico en Uruguay". Ahí se hablaba del grupo Wegbrait. Un gerente de la fábrica de Jaime, le dijo: "este año no vengan". Pero Jaime no le hizo caso. Nosotros alquilábamos una casita en la parada 18. Y entraron dos personas, que nunca pudimos identificar. Se robaron algunas cosas de valor. Después del robo, empecé a recibir amenazas por teléfono de gente que decía ser tupamara: "¿Vio lo que les pasó por venir a donde no les corresponde?". Los policías que vinieron a investigar el robo se reían. Al día siguiente, volví con los chicos a Buenos Aires.
Profesor de matemáticasEl oficial del Ejército que aparece en las fotos de la ceremonia de circuncisión del hijo de Jaime Wegbrait y su esposa Silvia, es el hoy coronel retirado Ruben Atilio Sosa Tejera, según confirmó el propio oficial.Luego de la dictadura, Sosa se desempeñó como profesor de matemática. En 2006 fue denunciado como "torturador" por la Federación Nacional de Profesores de Educación Secundaria y otras organizaciones sociales y se realizó un escrache frente a su domicilio. En 2007 la justicia desestimó una denuncia en su contra presentada por este motivo.Sosa prefirió no hacer declaraciones.
Los nazis de azul y blancoFui a buscar a al ex ministro de Economía de la dictadura, Alejandro Vegh Villegas para tratar de chequear una información que recogí durante la investigación realizada para Milicos y tupas, que finalmente no incluí en el libro.
Seis años atrás, un dirigente de la colectividad judía me dijo que en 1974 se entrevistó con Vegh Villegas, para informarle de una campaña de recolección de fondos para ayudar a Israel en la guerra de Iom Kippur. En esa oportunidad, Vegh le habría relatado que los militares le habían pedido que desarrollara acciones contra la colectividad judía, algo que él no había aceptado. El dirigente de la colectividad se entrevistó luego con un funcionario de la embajada de Estados Unidos que le dijo que ellos tenían la misma información.
La persona que me relató esta historia falleció meses atrás. Busqué a Vegh para ver si podía ser más preciso al respecto. Lo ubiqué en un bar al que concurre a diario, y al que jocosamente llama "mi oficina". Estaba por almorzar, charlaba con un colega más joven y se acompañaba con una copa de vino blanco. Sobre la mesa estaba el libro que está leyendo: una biografía de Hitler.
Me dijo que no recordaba haber tenido esa conversación con mi fuente, seguramente por el paso de los años. Pero creía que la historia bien podía ser cierta. "Es cierto que había militares muy antisemitas", dijo.
"Algunos de ellos creían que yo era nazi. Y tan errados no estaban, porque yo tenía cierta simpatía con el nazismo y con la tradición alemana. Algunos civiles -amigos sociales- y algunos militares pensaban que yo podía ser una ayuda para ellos en este tema. Me invitaron a participar de una reunión de una agrupación llamada Azul y Blanco, que era nazi. Yo fui, fue en Colonia, pero después de ver lo que era no fui nunca más. Ahí estaba Acosta y Lara, había también algunos militares, más coroneles que generales. Yo tenía cierta simpatía pero cuando me propusieron participar de Azul y blanco claramente lo rechacé. Debo haber decepcionado con mi conducta a mucha gente de esta tendencia, que simpatizaba con este tipo de pensamiento, el general Cristi, los hermanos Zubía, y algunos otros. Había militares que estaban más a la derecha que yo, que no es fácil (Vegh se ríe) ¡Yo era una especie de bolchevique para ellos!". Los generales a los que alude Vegh son Esteban Cristi y los hermanos Eduardo y Rodolfo Zubía, importantes figuras de la dictadura militar, hoy fallecidos.
Armando Acosta fue subsecretario del Ministerio del Interior y director interventor de Secundaria en el gobierno de Jorge Pacheco Areco. Fue asesinado por el MLN el 14 de abril de 1972, acusado de ser parte del Escuadrón de la Muerte, una organización paramilitar que asesinaba militantes izquierdistas. Azul y Blanco fue también el nombre de un periódico de ultraderecha que se publicó entre 1971 y 1973.
Haaretz homenajea al Rabino Marshall Meyer (1930-1993).
El 29 de diciembre de 1993 murió a la edad de 62 años, Marshall Meyer - el rabino americano que casi en soledad creó el movimiento religioso conservador en la Argentina. Además, utilizó su posición para trabajar en beneficio de los "desaparecidos" durante los oscuros años de la Guerra Sucia argentina, regresando a los Estados Unidos para resucitar a una vieja sinagoga de Manhattan.
Marshall Theodore Meyer nació en Brooklyn, Nueva York, el 25 de marzo de 1930. Cuando era un niño, sus padres, Isaac y Anita Meyer, se mudaron con Marshall y sus dos hermanos mayores a Norwich, Connecticut. Isaac era un fabricante de ropa.
Después de graduarse en el Norwich Free Academy, Marshall asistió a la Universidad de Dartmouth, en Nueva Hampshire. Allí estuvo bajo la influencia de Eugen Rosenstock-Huessy, un filósofo de origen alemán e historiador, y judío converso al cristianismo, que desafió a su alumno a explorar su propia conexión con el judaísmo.
Deseosos de escribir una tesis sobre un tema judío, pero carente de formación académica, Meyer fue a Nueva York para contactarse con el filósofo Abraham Joshua Heschel en el Seminario Teológico Judío. Allí, tuvieron una larga conversación, persuadiendo a Heschel de que colabore con este escribiendo una doctrina del amor sobre el Génesis Rabá.
Después de graduarse en Dartmouth, en 1952, Meyer asistió a la escuela rabínica en JTS. Durante esos mismos años, se desempeñó como secretario del rabino Heschel, quien fue conocido por su franqueza sobre los derechos humanos.
Meyer recibió la ordenación como un rabino conservador en 1958. Para entonces, había estado casado durante tres años con Naomi Friedman, a quien había conocido en 1951, cuando tenía sólo 14 años, en el autobús al Campamento Ramá, donde Heschel lo había enviado para que aprenda el hebreo.
Pero el primer trabajo de Meyer fuera del seminario, fue en 1959, cuando aceptó el cargo de asistente del rabino de Buenos Aires de la reconocida Congregación Israelita. Argentina entonces tenía una población judía de 400.000, pero con instituciones débiles y sin mucho sentido de comunidad.
Marshall Meyer estaba decidido a cambiar eso. Pronto fundó una nueva sinagoga, la Comunidad Bet El, que creció rápidamente hasta tener 1.000 miembros y una escuela. También ayudó a fundar primero el seminario rabínico latinoamericano; una editorial judía; una revista académica; y sucursales locales del Campamento Ramá.
Los Meyers tenían la intención de quedarse por unos años, pero terminaron quedándose en Argentina por más de 25 años. El período incluyó el régimen militar de 1976 hasta 1983, cuando una, junta militar supervisó el secuestro y asesinato de unas 11.000 personas, un número desproporcionado de ellos eran Judios.
Rabino Meyer utilizó la relativa inmunidad que le proporciona su pasaporte estadounidense para irrumpir en prisiones militares para visitar a los secuestrados de todos los orígenes. Logró que liberaran al periodista Jacobo Timerman y ayudó a cientos de perseguidos a escapar del país. En ese momento, muchos de sus compañeros de Judios fueron críticos de su activismo.
Restablecida la democracia en Argentina, en 1983, Meyer fue el único extranjero que integró la Comisión Nacional de Desaparecidos, que investigó los abusos del gobierno militar. Y cuando eso terminó, él y su familia regresaron a Estados Unidos.
Después de una breve estancia en la Universidad del judaísmo, en Los Ángeles, aceptó el puesto de rabino en la comunidad B'nai Yeshurun, en Nueva York. Fundada en 1825, la membresía de BY había reducido a unas 90 familias en 1985, y su histórica casa en West 88o St. estaba en un estado de descomposición avanzada.
Una vez más, el liderazgo de Meyer ayudó a atraer a más de 1.000 familias y con la participación en una amplia gama de actividades de la comunidad. Como Meyer dijo a un entrevistador en 1987, creer que "el judaísmo que no debe estar involucrado en la acción social es una contradicción en todos sus términos."
A principios de diciembre de 1993, el rabino Meyer reveló que sufría de cáncer de páncreas. Murió unas semanas más tarde, el 30 de diciembre. Se enfrentó a su enfermedad con la misma actitud positiva y coraje como el que sostuvo en los otros retos de su vida.
David B. Green
Marshall Theodore Meyer nació en Brooklyn, Nueva York, el 25 de marzo de 1930. Cuando era un niño, sus padres, Isaac y Anita Meyer, se mudaron con Marshall y sus dos hermanos mayores a Norwich, Connecticut. Isaac era un fabricante de ropa.
Después de graduarse en el Norwich Free Academy, Marshall asistió a la Universidad de Dartmouth, en Nueva Hampshire. Allí estuvo bajo la influencia de Eugen Rosenstock-Huessy, un filósofo de origen alemán e historiador, y judío converso al cristianismo, que desafió a su alumno a explorar su propia conexión con el judaísmo.
Deseosos de escribir una tesis sobre un tema judío, pero carente de formación académica, Meyer fue a Nueva York para contactarse con el filósofo Abraham Joshua Heschel en el Seminario Teológico Judío. Allí, tuvieron una larga conversación, persuadiendo a Heschel de que colabore con este escribiendo una doctrina del amor sobre el Génesis Rabá.
Después de graduarse en Dartmouth, en 1952, Meyer asistió a la escuela rabínica en JTS. Durante esos mismos años, se desempeñó como secretario del rabino Heschel, quien fue conocido por su franqueza sobre los derechos humanos.
Meyer recibió la ordenación como un rabino conservador en 1958. Para entonces, había estado casado durante tres años con Naomi Friedman, a quien había conocido en 1951, cuando tenía sólo 14 años, en el autobús al Campamento Ramá, donde Heschel lo había enviado para que aprenda el hebreo.
Pero el primer trabajo de Meyer fuera del seminario, fue en 1959, cuando aceptó el cargo de asistente del rabino de Buenos Aires de la reconocida Congregación Israelita. Argentina entonces tenía una población judía de 400.000, pero con instituciones débiles y sin mucho sentido de comunidad.
Marshall Meyer estaba decidido a cambiar eso. Pronto fundó una nueva sinagoga, la Comunidad Bet El, que creció rápidamente hasta tener 1.000 miembros y una escuela. También ayudó a fundar primero el seminario rabínico latinoamericano; una editorial judía; una revista académica; y sucursales locales del Campamento Ramá.
Los Meyers tenían la intención de quedarse por unos años, pero terminaron quedándose en Argentina por más de 25 años. El período incluyó el régimen militar de 1976 hasta 1983, cuando una, junta militar supervisó el secuestro y asesinato de unas 11.000 personas, un número desproporcionado de ellos eran Judios.
Rabino Meyer utilizó la relativa inmunidad que le proporciona su pasaporte estadounidense para irrumpir en prisiones militares para visitar a los secuestrados de todos los orígenes. Logró que liberaran al periodista Jacobo Timerman y ayudó a cientos de perseguidos a escapar del país. En ese momento, muchos de sus compañeros de Judios fueron críticos de su activismo.
Restablecida la democracia en Argentina, en 1983, Meyer fue el único extranjero que integró la Comisión Nacional de Desaparecidos, que investigó los abusos del gobierno militar. Y cuando eso terminó, él y su familia regresaron a Estados Unidos.
Después de una breve estancia en la Universidad del judaísmo, en Los Ángeles, aceptó el puesto de rabino en la comunidad B'nai Yeshurun, en Nueva York. Fundada en 1825, la membresía de BY había reducido a unas 90 familias en 1985, y su histórica casa en West 88o St. estaba en un estado de descomposición avanzada.
Una vez más, el liderazgo de Meyer ayudó a atraer a más de 1.000 familias y con la participación en una amplia gama de actividades de la comunidad. Como Meyer dijo a un entrevistador en 1987, creer que "el judaísmo que no debe estar involucrado en la acción social es una contradicción en todos sus términos."
A principios de diciembre de 1993, el rabino Meyer reveló que sufría de cáncer de páncreas. Murió unas semanas más tarde, el 30 de diciembre. Se enfrentó a su enfermedad con la misma actitud positiva y coraje como el que sostuvo en los otros retos de su vida.
David B. Green
Para ver la historia que está conmoviendo a Italia haz click en el siguiente hipervínculo:
VERA VIGEVANI DE JARACH
Madre de Plaza de Mayo – Línea Fundadora
Vera Jarach es la mamá de Franca Jarach, detenida – desaparecida el 25 de junio de 1976 cuando tenía tan sólo 18 años de edad.
Acorde con nuestro objetivo de recuperar la memoria histórica, recopilamos su testimonio en este “Archivo por la Memoria”.
LA HISTORIA DE VERA
Vera nació en Italia y siendo pequeña sufrió las consecuencias de la violencia e intolerancia fascista, debiendo su familia emigrar a Argentina. Aquí pudo crecer, estudiar y desarrollarse personal y profesionalmente.
“Me llamo Vera Vigevani de Jarach, soy italiana nacida en Milán. Vine a la Argentina en 1939 después de las leyes raciales de Mussolini. Yo soy judía-italiana. Una pequeña cantidad de judíos-italianos se refugió en la Argentina. Yo tuve muchísima suerte en mi vida porque tuve un compañero fantástico. Me casé muy joven con Jorge Jarach que también era italiano. Durante muchos años no tuvimos hijos, por eso cuando decidimos tenerlos estábamos muy entusiasmados con la idea de ser padres. Nuestra hija Franca nació el 19 de diciembre de 1957. Llegó a nuestro hogar, siendo muy esperada, después de ocho años de matrimonio, en una familia de la burguesía -más o menos intelectuales-. Mi esposo era ingeniero y yo, periodista, por lo cual desde el principio fue una niña muy adorada y que tuvo muchas posibilidades de aprender y gozar de la vida. Creo que fuimos padres muy compañeros de nuestra hija, fue una hija única y constituimos un trío que tuvo características muy peculiares. Los tres éramos muy amantes de la montaña, nosotros dos, sobre todo, ya que nuestros orígenes tanos corresponden a lugares de montaña. Fuimos campamenteros desde siempre, también con Franca y con sus amigos.”
La alegría de Vera de esos tiempos se vio opacada por la violencia del Terrorismo de Estado. El 25 de junio de 1976 su hija Franca fue secuestrada en la vía pública. No se tienen datos exactos ni del lugar ni de las circunstancias del hecho: “El 25 de junio era viernes y nosotros habíamos ido a Tigre, a pasar el fin de semana, como lo hacíamos, generalmente. El novio de Franca nos avisa y a partir de ese momento empieza nuestra búsqueda. Mi hija Franca tenía 18 años cuando fue secuestrada y desaparecida".
Por ese entonces, Vera era periodista de la agencia de noticias italiana ANSA. A partir del momento en que Vera y su marido toman conocimiento de lo ocurrido, comienza la incansable búsqueda de su hija tanto en el ámbito nacional como internacional.
Madre de Plaza de Mayo – Línea Fundadora
Vera Jarach es la mamá de Franca Jarach, detenida – desaparecida el 25 de junio de 1976 cuando tenía tan sólo 18 años de edad.
Acorde con nuestro objetivo de recuperar la memoria histórica, recopilamos su testimonio en este “Archivo por la Memoria”.
LA HISTORIA DE VERA
Vera nació en Italia y siendo pequeña sufrió las consecuencias de la violencia e intolerancia fascista, debiendo su familia emigrar a Argentina. Aquí pudo crecer, estudiar y desarrollarse personal y profesionalmente.
“Me llamo Vera Vigevani de Jarach, soy italiana nacida en Milán. Vine a la Argentina en 1939 después de las leyes raciales de Mussolini. Yo soy judía-italiana. Una pequeña cantidad de judíos-italianos se refugió en la Argentina. Yo tuve muchísima suerte en mi vida porque tuve un compañero fantástico. Me casé muy joven con Jorge Jarach que también era italiano. Durante muchos años no tuvimos hijos, por eso cuando decidimos tenerlos estábamos muy entusiasmados con la idea de ser padres. Nuestra hija Franca nació el 19 de diciembre de 1957. Llegó a nuestro hogar, siendo muy esperada, después de ocho años de matrimonio, en una familia de la burguesía -más o menos intelectuales-. Mi esposo era ingeniero y yo, periodista, por lo cual desde el principio fue una niña muy adorada y que tuvo muchas posibilidades de aprender y gozar de la vida. Creo que fuimos padres muy compañeros de nuestra hija, fue una hija única y constituimos un trío que tuvo características muy peculiares. Los tres éramos muy amantes de la montaña, nosotros dos, sobre todo, ya que nuestros orígenes tanos corresponden a lugares de montaña. Fuimos campamenteros desde siempre, también con Franca y con sus amigos.”
La alegría de Vera de esos tiempos se vio opacada por la violencia del Terrorismo de Estado. El 25 de junio de 1976 su hija Franca fue secuestrada en la vía pública. No se tienen datos exactos ni del lugar ni de las circunstancias del hecho: “El 25 de junio era viernes y nosotros habíamos ido a Tigre, a pasar el fin de semana, como lo hacíamos, generalmente. El novio de Franca nos avisa y a partir de ese momento empieza nuestra búsqueda. Mi hija Franca tenía 18 años cuando fue secuestrada y desaparecida".
Por ese entonces, Vera era periodista de la agencia de noticias italiana ANSA. A partir del momento en que Vera y su marido toman conocimiento de lo ocurrido, comienza la incansable búsqueda de su hija tanto en el ámbito nacional como internacional.
Documental sobre una judía en la dictadura argentina apasiona a Italia
Cerca 40 mil personas se conectaron a la página web del diario "Corriere della Sera" para seguir el primer capítulo del documental sobre Vera Vigevani, una italiana que huyó a Buenos Aires para evitar la deportación de judíos y cuya hija, de 18 años, acabó en los "vuelos de la muerte" de la dictadura argentina.
La triste historia de la luchadora Vera Vigevani, casada con el ítalo-argentino Jorge Jarach, apasiona en Italia, donde se espera con expectación el nuevo capítulo de este documental del chileno Marco Bechis que se emitirá del 20 al 27 de enero solo en Internet.
Bechis, residente desde hace años en Italia y autor de la película "Garaje Olimpo" (1999), ha vuelto a retomar el tema de los desaparecidos en Argentina en este encargo del "Corriere della Sera" para rememorar la Jornada de la Memoria (el 27 de enero) que recuerda a las víctimas del Holocausto y de todas las masacres que asolaron el siglo XX.
En el documental "El viaje de Vera de la Shoah a los desaparecidos", Bechis cuenta la vida de Vigevani, que trabajó como periodista de la agencia ANSA y que ahora tiene 85 años, enmarcada entre dos tragedias: la de ver a algunos de sus familiares -como su abuelo Ettore Camerino- deportados al campo de exterminio de Auschwitz, del que nunca volvieron, a la desaparición de su hija Franca, secuestrada por los militares argentinos. Vera nació en Milán en el seno de una familia judía y para evitar las leyes raciales de Benito Mussolini huyó a Argentina en 1939, donde se casó con Jorge Jarach y tuvo a su hija Franca el 19 de diciembre de 1957.
Un 25 de junio de 1976, se les avisó de que su hija, de 18 años, había desaparecido y entonces comenzó la búsqueda que terminó solo 20 años después, cuando supo que Franca había sido drogada y arrojada al mar desde un avión, en uno de los llamados "vuelos de la muerte".
Franca fue lanzada al mar un mes después de su detención en la Esma, la Escuela de Mecánica de la Armada, un centro clandestino de tortura y reclusión que usaba el régimen militar argentino. EFE
Cerca 40 mil personas se conectaron a la página web del diario "Corriere della Sera" para seguir el primer capítulo del documental sobre Vera Vigevani, una italiana que huyó a Buenos Aires para evitar la deportación de judíos y cuya hija, de 18 años, acabó en los "vuelos de la muerte" de la dictadura argentina.
La triste historia de la luchadora Vera Vigevani, casada con el ítalo-argentino Jorge Jarach, apasiona en Italia, donde se espera con expectación el nuevo capítulo de este documental del chileno Marco Bechis que se emitirá del 20 al 27 de enero solo en Internet.
Bechis, residente desde hace años en Italia y autor de la película "Garaje Olimpo" (1999), ha vuelto a retomar el tema de los desaparecidos en Argentina en este encargo del "Corriere della Sera" para rememorar la Jornada de la Memoria (el 27 de enero) que recuerda a las víctimas del Holocausto y de todas las masacres que asolaron el siglo XX.
En el documental "El viaje de Vera de la Shoah a los desaparecidos", Bechis cuenta la vida de Vigevani, que trabajó como periodista de la agencia ANSA y que ahora tiene 85 años, enmarcada entre dos tragedias: la de ver a algunos de sus familiares -como su abuelo Ettore Camerino- deportados al campo de exterminio de Auschwitz, del que nunca volvieron, a la desaparición de su hija Franca, secuestrada por los militares argentinos. Vera nació en Milán en el seno de una familia judía y para evitar las leyes raciales de Benito Mussolini huyó a Argentina en 1939, donde se casó con Jorge Jarach y tuvo a su hija Franca el 19 de diciembre de 1957.
Un 25 de junio de 1976, se les avisó de que su hija, de 18 años, había desaparecido y entonces comenzó la búsqueda que terminó solo 20 años después, cuando supo que Franca había sido drogada y arrojada al mar desde un avión, en uno de los llamados "vuelos de la muerte".
Franca fue lanzada al mar un mes después de su detención en la Esma, la Escuela de Mecánica de la Armada, un centro clandestino de tortura y reclusión que usaba el régimen militar argentino. EFE
La AMIA y la Asociación de Familiares de Desaparecidos Judíos en Argentina realizaron bajo el lema “Decir presente es decir ‘nunca más’”, un homenaje a las casi 2 mil víctimas de ese origen de la última dictadura militar (1976-1983), durante la cual fueron apropiados ilegalmente 22 bebés de esa colectividad. En diálogo con la Agencia Judía de Noticias (AJN), Clara Weinstein, madre de Mauricio, un estudiante secundario, militante de la Unión de Estudiantes Secundarios detenido el 18 de abril de 1978, a los 17 años de edad, opinó sobre la importancia de vivir en democracia y que la justicia castigue a los culpables por los crímenes "Es importantísimo vivir en democracia para todo el país y en especial para los padres de desaparecidos", destacó.
La familiar recordó que en los días previos al retorno de la democracia, allá por 1983, suponían que "habían campos donde podían estar" sus familiares. "Sabíamos que habían muertos pero pensábamos que nuestros familiares podrían estar en un campo. De hecho, sucedió que algunos familiares encontraron a sus seres queridos", recordó. "Me siento muy feliz de estar en democracia sin que nos siga la policía cuando caminamos por una plaza como ocurrió hasta el 10 de diciembre."
Clara, quien a sus 85 años es integrante de la Fundación Memoria Histórica y Social Argentina, describió el terror y miedo con el que vivió esos años. "Teníamos mucho temor porque además teníamos otros hijos y temíamos que también pudieran desaparecer", relató.
La madre del adolescente desaparecido está convencida de que aún "faltan muchas cosas por hacer", pero con convicción afirmó: "Con este gobierno se está haciendo mucho. Si bien nuestro temor son los tiempos de la justicia que a veces se retrasa y nosotros tenemos 85 años. Nos asusta el tiempo, estamos apurados". Asimismo, la familiar rescató que en los últimos años pudo "ir a declarar a Comodoro PY" y pudo saber que su hijo "estuvo detenido en el campo clandestino el Vesubio".
Consultada sobre si cree que los detenidos judíos fueron capturados por su religión, Clara respondió: "Sabemos por el cálculo que tenía Marshal Meyer, que de 30 mil desaparecidos, 1900 eran judíos". No obstante aclaró que "no fueron desaparecidos por ser judíos, pero sí fueron torturados de manera más cruel por su condición de tales". "Lo sabemos por los testigos que contaron que los prisioneros judíos recibían un castigo más severo", aseguró.
En este sentido explicó que "esa misma noche- por la noche del secuestro de su hijo- se llevaron a otros seis varones y dos mujeres, de los cuales terminaron asesinando a un judío y a un no judío, y liberando a una chica judía y otros secuestrados no judíos".
La ceremonia en homenaje a las casi 2 mil víctimas de origen judíos durante la última dictadura militar se realiza desde 2004 y en esta ocasión los oradores serán el cofundador del Movimiento Judío por los Derechos Humanos, Abraham Gak; el director del Centro Cultural de la Memoria “Haroldo Conti”, Eduardo Jozami; la madre de Plaza de Mayo-Línea Fundadora Vera Vigevani de Jarach y el presidente de la AMIA, Leonardo Jmelnitzky.
Respecto a la ceremonia, Clara expresó: "Hace 10 años, desde la presidencia en AMIA de Abraham Kabul, quien nos invitó a AMIA, pudimos declarar todas las cosas que no pudimos en tiempos de la dictadura, cuando no nos recibían". "Hace 11 años se hizo el acto en el que participó el ex presidente Néstor Kirchner y la entonces senadora Cristina Fernández, que tuvo lugar en el patio seco donde se recuerda a los muertos de los atentados a la Embajada de Israel, la AMIA y a los desaparecidos. Desde ese entonces cada año en diciembre hacemos el acto", recalcó.
La familiar recordó que en los días previos al retorno de la democracia, allá por 1983, suponían que "habían campos donde podían estar" sus familiares. "Sabíamos que habían muertos pero pensábamos que nuestros familiares podrían estar en un campo. De hecho, sucedió que algunos familiares encontraron a sus seres queridos", recordó. "Me siento muy feliz de estar en democracia sin que nos siga la policía cuando caminamos por una plaza como ocurrió hasta el 10 de diciembre."
Clara, quien a sus 85 años es integrante de la Fundación Memoria Histórica y Social Argentina, describió el terror y miedo con el que vivió esos años. "Teníamos mucho temor porque además teníamos otros hijos y temíamos que también pudieran desaparecer", relató.
La madre del adolescente desaparecido está convencida de que aún "faltan muchas cosas por hacer", pero con convicción afirmó: "Con este gobierno se está haciendo mucho. Si bien nuestro temor son los tiempos de la justicia que a veces se retrasa y nosotros tenemos 85 años. Nos asusta el tiempo, estamos apurados". Asimismo, la familiar rescató que en los últimos años pudo "ir a declarar a Comodoro PY" y pudo saber que su hijo "estuvo detenido en el campo clandestino el Vesubio".
Consultada sobre si cree que los detenidos judíos fueron capturados por su religión, Clara respondió: "Sabemos por el cálculo que tenía Marshal Meyer, que de 30 mil desaparecidos, 1900 eran judíos". No obstante aclaró que "no fueron desaparecidos por ser judíos, pero sí fueron torturados de manera más cruel por su condición de tales". "Lo sabemos por los testigos que contaron que los prisioneros judíos recibían un castigo más severo", aseguró.
En este sentido explicó que "esa misma noche- por la noche del secuestro de su hijo- se llevaron a otros seis varones y dos mujeres, de los cuales terminaron asesinando a un judío y a un no judío, y liberando a una chica judía y otros secuestrados no judíos".
La ceremonia en homenaje a las casi 2 mil víctimas de origen judíos durante la última dictadura militar se realiza desde 2004 y en esta ocasión los oradores serán el cofundador del Movimiento Judío por los Derechos Humanos, Abraham Gak; el director del Centro Cultural de la Memoria “Haroldo Conti”, Eduardo Jozami; la madre de Plaza de Mayo-Línea Fundadora Vera Vigevani de Jarach y el presidente de la AMIA, Leonardo Jmelnitzky.
Respecto a la ceremonia, Clara expresó: "Hace 10 años, desde la presidencia en AMIA de Abraham Kabul, quien nos invitó a AMIA, pudimos declarar todas las cosas que no pudimos en tiempos de la dictadura, cuando no nos recibían". "Hace 11 años se hizo el acto en el que participó el ex presidente Néstor Kirchner y la entonces senadora Cristina Fernández, que tuvo lugar en el patio seco donde se recuerda a los muertos de los atentados a la Embajada de Israel, la AMIA y a los desaparecidos. Desde ese entonces cada año en diciembre hacemos el acto", recalcó.
El Seminario Rabinico conmemora el aniversario del fallecimiento del Rabino Marshall T. Meyer Z”L
por Rabino Darío Feiguin
Marshall nació en Brooklyn, NY, y se crió en Norwich, Connecticut. Estudió en el prestigioso Dartmouth College y recibió su ordenación rabínica en el Jewish Theological Seminary of America perteneciente al Movimiento Conservador. En 1959 llegó a la Argentina con su esposa Naomi, quien fue su socia en la creación de un nuevo estilo de Judaísmo en nuestro país.
En 1962 fundó el Seminario Rabínico Latinoamericano, “la fábrica” como él lo llamaba, del cual fue su rector y además profesor de filosofía, psiquiatría pastoral, homilética y Midrash hasta 1984. En 1963 fundó la Comunidad Bet El, en sus palabras “el laboratorio” del nuevo Judaísmo Latinoamericano.
Promovió el diálogo inter-religioso y la paz entre las personas y los pueblos. Convencido de que el Hombre debe ser socio de D´s en la reparación del Mundo, enfatizó la Acción Social como parte central en la vida comunitaria.
Amante del arte y la música, entendió que la estética sinagogal podía transformarse en un canal de manifestación del alma.
Fue un incansable activista por los derechos humanos en las peores épocas de la Dictadura militar en la Argentina, entendiendo esta militancia como su deber religioso. Fue miembro de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y con el retorno de la democracia, único miembro extranjero de la CONADEP. Recibió condecoraciones en distintos países, y la medalla de la “Orden del Libertador Gral. San Martín”, máxima distinción Argentina para un extranjero. En sus 25 años en el país, editó más de 70 volúmenes en castellano, incluyendo toda la obra de su maestro A. J. Heschel y la revista “Majshavot”.
Fue maestro y mentor de una generación de rabinos que transformó la demografía judía latinoamericana, y guía de miles de jóvenes para quienes el Judaísmo estaba adormecido y en quienes despertó el amor por las fuentes judías, el respeto por el prójimo, la Santidad de la Vida y los valores de Libertad, Justicia y Paz.
Marshall revolucionó y renovó la Vida Judía en Latinoamérica desde el púlpito, desde las aulas, y en los inolvidables “Majanot” (campamentos educativos) donde se convertía en el “Cacique Wakonda” que encendía un gran fuego que permanecía ardiendo en nuestros corazones hasta el año siguiente, o en algunos casos, como el mío, toda la vida.
Pensar en Marshall es pensar en un ejemplo de coherencia entre palabra y acción, es pensar en su increíble capacidad de amar y dar desinteresadamente, y es pensar especialmente en su honestidad donde no había espacio para ventajismos políticos. Su prioridad era el bien comunitario, y nada lo hacía apartarse de su misión espiritual. Esos valores lo convirtieron en un líder difícil de imitar.
En 1984 regresó a los Estados Unidos y en 1985 asumió el púlpito de la Comunidad B´nai Jeshurun de New York. Falleció el 29 de Diciembre de 1993 dejando a su mujer y compañera de ruta Naomi, a sus tres hijos, Anita, Dodi y Gabriel y 5 nietos.
Con el tiempo y la perspectiva, la figura de nuestro querido Maestro se agiganta. Pese a su Grandeza, siempre nos hacía sentir escuchados y contenidos, con esa increíble sensibilidad y esa mirada dulce y profunda.
Que nuestro Seminario se llame Marshall T. Meyer es un gran honor, pero principalmente un enorme desafío: el de ser continuadores de su legado profético.
Fuente: Identidad
por Rabino Darío Feiguin
Marshall nació en Brooklyn, NY, y se crió en Norwich, Connecticut. Estudió en el prestigioso Dartmouth College y recibió su ordenación rabínica en el Jewish Theological Seminary of America perteneciente al Movimiento Conservador. En 1959 llegó a la Argentina con su esposa Naomi, quien fue su socia en la creación de un nuevo estilo de Judaísmo en nuestro país.
En 1962 fundó el Seminario Rabínico Latinoamericano, “la fábrica” como él lo llamaba, del cual fue su rector y además profesor de filosofía, psiquiatría pastoral, homilética y Midrash hasta 1984. En 1963 fundó la Comunidad Bet El, en sus palabras “el laboratorio” del nuevo Judaísmo Latinoamericano.
Promovió el diálogo inter-religioso y la paz entre las personas y los pueblos. Convencido de que el Hombre debe ser socio de D´s en la reparación del Mundo, enfatizó la Acción Social como parte central en la vida comunitaria.
Amante del arte y la música, entendió que la estética sinagogal podía transformarse en un canal de manifestación del alma.
Fue un incansable activista por los derechos humanos en las peores épocas de la Dictadura militar en la Argentina, entendiendo esta militancia como su deber religioso. Fue miembro de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos y con el retorno de la democracia, único miembro extranjero de la CONADEP. Recibió condecoraciones en distintos países, y la medalla de la “Orden del Libertador Gral. San Martín”, máxima distinción Argentina para un extranjero. En sus 25 años en el país, editó más de 70 volúmenes en castellano, incluyendo toda la obra de su maestro A. J. Heschel y la revista “Majshavot”.
Fue maestro y mentor de una generación de rabinos que transformó la demografía judía latinoamericana, y guía de miles de jóvenes para quienes el Judaísmo estaba adormecido y en quienes despertó el amor por las fuentes judías, el respeto por el prójimo, la Santidad de la Vida y los valores de Libertad, Justicia y Paz.
Marshall revolucionó y renovó la Vida Judía en Latinoamérica desde el púlpito, desde las aulas, y en los inolvidables “Majanot” (campamentos educativos) donde se convertía en el “Cacique Wakonda” que encendía un gran fuego que permanecía ardiendo en nuestros corazones hasta el año siguiente, o en algunos casos, como el mío, toda la vida.
Pensar en Marshall es pensar en un ejemplo de coherencia entre palabra y acción, es pensar en su increíble capacidad de amar y dar desinteresadamente, y es pensar especialmente en su honestidad donde no había espacio para ventajismos políticos. Su prioridad era el bien comunitario, y nada lo hacía apartarse de su misión espiritual. Esos valores lo convirtieron en un líder difícil de imitar.
En 1984 regresó a los Estados Unidos y en 1985 asumió el púlpito de la Comunidad B´nai Jeshurun de New York. Falleció el 29 de Diciembre de 1993 dejando a su mujer y compañera de ruta Naomi, a sus tres hijos, Anita, Dodi y Gabriel y 5 nietos.
Con el tiempo y la perspectiva, la figura de nuestro querido Maestro se agiganta. Pese a su Grandeza, siempre nos hacía sentir escuchados y contenidos, con esa increíble sensibilidad y esa mirada dulce y profunda.
Que nuestro Seminario se llame Marshall T. Meyer es un gran honor, pero principalmente un enorme desafío: el de ser continuadores de su legado profético.
Fuente: Identidad
Víctimas del taller literario " Horacio Quiroga" . Z"L
En la República Argentina, el pasado 7 de junio se conocieron los fundamentos del fallo contra los ex represores Ramón Roberto Bustos, quien era Comisario Inspector a cargo de la delegación San Martín de la División de Informaciones de la Policía de la Provincia de Buenos Aires y contra Jorge Julio Bianchero, titular de la Comisaría de Villa Lynch. Ellos eran participes de las desapariciones, el 12 de mayo de 1979 de Victor Sznaider, Hugo Armando Malozowski, Jorge Pérez Brancatto, Carlos Alberto Pérez, Mirta Silber de Pérez y Noemí Beitone, quienes luego de ser secuestrados en un apartamento en el Barrio porteño de Once, fueron trasladados y alojados en el Destacamento de Inteligencia 201 de Campo de Mayo, permaneciendo desaparecidos hasta hoy en día.
El procedimiento se realizó por iniciativa policial, actuando en forma autónoma y pretendía desmantelar una presunta célula subversiva del Ejercito Revolucionario del Pueblo pero la realidad era que se trataba del taller literario " Horacio Quiroga". Los jovencitos eran estudiantes del Instituto de Profesores Mariano Acosta. El matrimonio treintañero ( Mirta Silber y Carlos Pérez) eran sus profesores de Literatura.
La madre y otros familiares de Malozowski no presenciaron el juicio por residir en Israel. Victor es el hijo de Gitla Grosset de Sznaider.
Su labor en hallar el paradero de su vástago es conmovedora.
Tres días después de la desaparición le hizo llegar una comunicación procesal al propio dictador Videla informando la desaparición. El 18 de mayo de 1979 interpuso su primer habeas corpús. Se dirigió ante la Conferencia Episcopal Argentina. El 28 de junio le escribió al Jefe del Primer Cuerpo de Ejercito, el nefasto Leopoldo Fortunato Galtieri. El 16 de Julio le escribió al cardenal Primatesta. El 24 de diciembre de 1979 fue a la quinta presidencial a entrevistarse con el mismísimo General Videla. El 25 de julio de 1980 eleva un pedido a la Comisión de Expertos sobre Desaparecidos de las Naciones Unidas y finalmente se entrevistó con el mismo Papa de la Iglesia Católica. Hasta la presidencia de Menem en 1989 surgen los pedidos de esta familia. Los Sznaider presentaron más de quince habeas corpús para saber el paradero de su hijo.
En el año 2001 una burocrática delegación del Estado de Israel se avecinó a la República Argentina para realizar un tardío informe sobre las circunstancias de la desaparición de los judíos argentinos.
En internet se halla disponible la transcripción literal de los tensos momentos que esta madre coraje les hizo pasar a los funcionarios israelíes. Gitla le hizo saber a esta comisión que la Embajada de Israel y la DAIA no hicieron lo suficiente para obtener una respuesta del gobierno argentino, ni dieron el apoyo moral a los familiares. A su vez recuerda que en una reunión en la Embajada de Israel, se recibió a un grupo de madres de desaparecidos, donde un funcionario de la embajada no tuvo mejor idea que decirles a estas afligidas rogantes que en definitiva sus hijos habían sido enemigos del Estado de Israel. Cuando la soberbia jurista Irith Kahan, integrante de esta comisión del año 2001, le hace ver el sacrificio que le reportó viajar a la República Argentina para entrevistarla, Gitla le contestó hubieran venido quince años atrás, hoy ya es demasiado tarde.
En el juicio contra los represores declararon además León Sznaider, esposo de Gitla, su hija Beatriz, su yerno Pablo Racsovan. Este declaró que los Sznaider nunca se fueron de vacaciones porque siempre podría surgir alguna novedad sobre su hijo.
También causa escozor la declaración en el Juicio de Saúl Malozowski, hermano de Hugo Armando. Dijo que cuando su padre fue al primer cuerpo del ejercito para saber del paradero se hijo, le contestaron que " siendo judío delo por muerto...". Hugo era 7 año menor a Saúl, militó en la Unión de Estudiantes de Secundaria y en la Juventud Peronista, pero había dejado la política. Lo del ERP dijo era una fabricación le dijo al Tribunal.
El Fiscal Claudio Sica afirmó que el Estado argentino demostró un propósito deliberado de ocultar la realidad de las desapariciones con el objetivo de garantizar la impunidad.
El fallo fue redactado por la Juez Lucila Larrandart y se topó con dificultades derivadas del derecho penal respecto a hacer responsables a partícipes no directos de un homicidio como eran los comisarios. Para ello se remontó hasta el mismísimo caso Eichman y la Shóa. Citó el trabajo del jurista Kai Ambos demostrando que tanto en la Alemania Nazi como en otros gobiernos criminales existía una división funcional del trabajo. Sin tal división de modo alguno se hubiera podido llevar adelante el plan criminal de eliminación de los presuntos opositores políticos. Citó a Jakobs cuando dijo que cuando el sujeto está situado detrás del autor material de un homicidio, en el caso de un aparato organizado de poder no es " un autor detrás del autor" sino un coautor". En el exterminio de opositores asi como en el exterminio de judíos en la Alemania Nazi también son coautores los coordinadores que no ejecutaron los hechos por sí mismos, ya que sólo mediante la conjunción de quien imparte la orden y quien la ejecuta se puede interpretar el hecho singular del ejecutor como aportación a una unidad que abarca diversas acciones.
En la foto Victor Sznaider el día de su Bar Mitzva.
Jorge tenía 19 años. Trabajaba preparando alumnos en matemáticas y física. Le gustaba la literatura y los días viernes se reunía con un grupo de amigos en el departamento de uno de ellos, en la calle Ecuador 218, en el barrio de Once, para un taller literario. Ninguno de los chicos tenía militancia política.
El 12 de mayo de 1979, Jorge estaba en ese departamento junto a Jorge Pérez Brancato, Noemí Beitone, Hugo Malozowski (a quien pertenecía el departamento) y Mirta Silber de Pérez y Carlos Alberto Pérez cuando un grupo de hombres armados vinieron a llevárselos. Dijeron que era para solicitar antecedentes pero no hubo noticias sobre ellos, pese a la intervención de la embajada de EEUU.
Existe casi la certeza de que fueron llevados a Campo de Mayo, a la Escuela de Caballería y que en su detención intervino la Policía Bonaerense a través de la Comisaría de Villa Lynch.
Su desaparición salió en la prensa y fue notada por la embajada norteamericana. El caso se conoce en el ámbito de los derechos humanos como el del grupo del "Mariano Acosta" porque tres de los seis jóvenes secuestrados (los dos Jorges y Hugo) cursaban el primero año del profesorado en esa escuela. De hecho, casi todos los años se realizan actos en conmemoración organizados por el centro de estudiantes. Pero a su vez, cinco de los secuestrados formaban parte de un taller literario llamado "Horacio Quiroga".
Carta de la embajada norteamericana mencionando la desaparición de Mirta y Carlos - en inglés.
Testimonio ante la Comisión de Investigación de Israel
El 12 de mayo de 1979, Jorge estaba en ese departamento junto a Jorge Pérez Brancato, Noemí Beitone, Hugo Malozowski (a quien pertenecía el departamento) y Mirta Silber de Pérez y Carlos Alberto Pérez cuando un grupo de hombres armados vinieron a llevárselos. Dijeron que era para solicitar antecedentes pero no hubo noticias sobre ellos, pese a la intervención de la embajada de EEUU.
Existe casi la certeza de que fueron llevados a Campo de Mayo, a la Escuela de Caballería y que en su detención intervino la Policía Bonaerense a través de la Comisaría de Villa Lynch.
Su desaparición salió en la prensa y fue notada por la embajada norteamericana. El caso se conoce en el ámbito de los derechos humanos como el del grupo del "Mariano Acosta" porque tres de los seis jóvenes secuestrados (los dos Jorges y Hugo) cursaban el primero año del profesorado en esa escuela. De hecho, casi todos los años se realizan actos en conmemoración organizados por el centro de estudiantes. Pero a su vez, cinco de los secuestrados formaban parte de un taller literario llamado "Horacio Quiroga".
Carta de la embajada norteamericana mencionando la desaparición de Mirta y Carlos - en inglés.
Testimonio ante la Comisión de Investigación de Israel
JUDÍOS ARGENTINOS TENDRÍAN QUE HACER AUTOANALÍSIS CRÍTICO
Por Mariano Slutzky
La iglesia católica realiza un debate sobre su papel durante la Junta Militar (1976-1983). También las organizaciones judías e Israel deberían verse bajo la lupa, así propugna la pareja judía argentina Matilde y santiago Mellibovsky. Según ellos hay suficientes razones para un debate de ésta naturaleza. Una gran parte de los desaparecidos -personas secuestradas y asesinadas por la entonces gobernante dictadura militar- era de origen judío: se estima que 1500 de los entre diez mil y treinta mil desaparecidos era de origen judío. Pero las organizaciones judías e Israel permanecen en silencio. "Los católicos evalúan ahora la marcha de los acontecimientos en esos tiempos. Por qué no nosotros, loso judíos?", pregunta Matilde Mellibovsky.
Su hija Graciela tenía 29 años cuando fue secuestrada en Buenos Aires por miembros del ejército. Ella daba clases de economía política en la Universidad de Buenos Aires y tenía simpatía de izquierda.
En aquel entonces Matilde formó junto con otras madres judías el Grupo de Madres Judías. "Cuando pedimos la colaboración a las organizaciones más importantes de la comunidad judía en Argentina -la Daia y la Amia- para ayudar a buscar a nuestros hijos no quisieron ni siquiera recibirnos al principio. Luego de insistir varias veces nos recibieron pero siempre mirando el reloj. Además, no reprocharon que no les dimos a nuestros hijos una educación sionista. Como si esto hubiera sido suficiente para que no secuestraran a nuestros hijos!"
"Tampoco los rabinos -salvo algunas excepciones- querían hablar con nosotros. Luego pedimos ayuda a la embajada pero en la primera y única entrevista que nos concedieron nos dijo el empleado que nos atendió que nuestro problema era irrelevante para Israel."
Quien sí tomó posición en ese tiempo fue el periodista Herman Schiler. En 1977 fundó la revista Nueva Presencia y en 1982 el Movimiento Judío por los Derechos Humanos. A pesar de dos atentados con bombas permaneció publicando las violaciones a los derechos humanos. Hoy todavía se sorprende de que la revista nunca fue prohibida por la Junta Militar. "Recién en el 1983 supe por medio de empleados de la Amia por qué Nueva Presencia no fue prohibido. Los militares tenían miedo de ser acusados internacionalmente de antisemitismo." "Lamentablemente eso no los contuvo de dar curso libre a su antisemitismo sobre los prisioneros. Cada desaparecido judío era tratado más duramente sólo por su origen. En aquel entonces el ejército tenía el lema: 'haga patria mate un judío'."
Schiler continúa: "El caso más siniestro de antisemitismo involucró a ocho científicos judíos que ocupaban altos puestos en la Comisión Nacional de Energía Atómica. Todos ellos fueron secuestrados y muertos por la dictadura. Aparentemente la Junta no quería judíos en puestos estratégicos."
Schiler también señala la posición ambigua de las organizaciones judías: "El entonces presidente de la Daia ha culpado a nuestra revista de poner en peligro a la comunidad judía. Aún en 1982 -en los últimos días de la dictadura- llamaban a no participar en marchas por los derechos humanos."
"Pero también el gobierno israelí hizo oídos sordos. Nosotros mismos descubrimos que Israel vendía metralletas tipo Uzi y aviones a la dictadura. Durante una visita de la entonces presidenta del Knesset (parlamento israelita, red.) pedimos en vano un cese inmediato del comercio de armas con Argentina. Años más tarde, ante nuestra gran consternación, un arrepentido de la Junta, el ex-agente de la Policía Federal -Peregrino Fernández- declaró que un colaborador de la embajada israelita -Ernst Ibar- aconsejaba a la Policía Federal durante la 'guerra sucia'. Esta declaración no ha sido negada por la embajada israelí." Sobre cuales fueron las razones para ésta política de éstas organizaciones y de la embajada Schiller sólo puede conjeturar. "La nomenclatura judía y la embajada nunca han precisado sobre éste tema debido a la falta de discusión. Supongo que se mantuvieron al margen porque la dictadura militar no perturbaba las fiestas judías y no prohibió a las organizaciones judías."
Sin embargo Schiller quiere resaltar que las organizaciones y los líderes espirituales judíos no pueden ser puestos en la misma línea que la cúpula católica que apoyaba la represión activamente. "Hay casos conocidos de sacerdotes y obispos que alentaron la dirección del ejército en `la guerra sucia'. En esa época los líderes judíos no han hecho eso. Pero sí les reprocho, de todas formas, su falta de solidaridad. El gobierno sueco no se ahorra dinero ni molestias para llevara juicio al asesino de una sueca. Entonces, no es extraño que las organizaciones judías y el gobierno israelita no hagan nada para que se juzgue a lo asesinos de los 1500 ciudadanos judíos?"
Diplomacia silenciosa
En reacción, el actual presidente de la Daia, el banquero Rubén Baraja, pide que se comprenda la difícil situación de la comunidad judía en ese entonces. "Qué sentido tiene hurgar en el pasado? Se puede hablar ahora fácilmente pero resultó que la diplomacia silenciosa fue más efectiva. Una vez le dimos a representantes del gobierno un alista de desaparecidos con la solicitud de que los busquen y creo que eso ayudó. Ademas, una no escasa cantidad de judíos pudo gracias a nuestras redes llegar a Israel." Beraja ve pocas posibilidades en que se castigue a los militares culpables de las desapariciones de 1500 judíos. "La ley de amnistía ya ha sido otorgada y es imposible derogar ésta ley."
Tampoco la nueva publicación judía que tiene gran influencia en la comunidad judía -Nueva Sión- sabe qué hacer con la discusión sobre las instituciones judías. La jefa de redacción, Silvia Chab: "Yo no estaba en aquí durante el régimen militar, por eso no conozco el papel ni las motivaciones de la Daia y la Amia. Creo, además, que en este momento para la comunidad judía es más importante la solución de los atentados antisemitas que se produjeron en el año 1992 y 1994."
Originalmente Publicado en Periódico Trouw 3 de julio de 1995
Con el historiador Gerardo Leibner, sobre las relaciones entre Israel y la dictadura uruguaya - BRECHA-
Colaboraciones y silenciosFrancisco Claramunt
14 julio, 2023
- Tiempo de lectura: 12 min
Desde 1972 y hasta el final de la dictadura, el régimen uruguayo y los gobiernos israelíes consolidaron una estrecha colaboración en materia política y de inteligencia, que incluyó operativos conjuntos de prensa, favores diplomáticos y espionaje de opositores. De fondo, pesó una identificación mutua como naciones hermanadas en la lucha contra el terrorismo y un repudio compartido al tercermundismo. De este vínculo, que el antisemitismo de los militares uruguayos no llegó a mellar, trata la nueva investigación de Leibner.
Gerardo Leibner. HÉCTOR PIASTRI
Juan María Bordaberry se enfrentaba a una paradoja: deseaba prorrogar la suspensión de las garantías individuales, que llevaba ya cinco meses, pero no hacía mucho, unas pocas semanas, de hecho, que su gobierno había anunciado con gran fanfarria mediática la victoria final sobre la amenaza tupamara, amenaza que se suponía que era la principal razón para tomar esa medida extrema de excepción constitucional. Raúl Sendic había sido capturado a comienzos de aquel mes de setiembre de 1972 y escaseaban los argumentos para que la Asamblea General diera el visto bueno a los deseos del Ejecutivo.
Fue entonces, mientras el ministro del Interior Alejandro Rovira comparecía ante el Parlamento, que sucedió algo muy extraño. Un diputado colorado hizo al ministro una pregunta en apariencia inocente, que Rovira rápidamente aprovechó para dar la primicia allí, en el pleno legislativo, de que en Uruguay había surgido una nueva amenaza, de terribles y hasta entonces insospechadas proporciones. Setiembre Negro, la célula terrorista palestina que por aquellos días había masacrado a la delegación olímpica israelí en Múnich, estaría operando en nuestras tierras, anunció Rovira. Su actuación local tendría relación con la aparición de la hasta entonces ignota organización subversiva Fuerzas Armadas Populares, que, de acuerdo al ministro, había perpetrado hacía poco un ataque contra un industrial judío uruguayo. Las oficinas del Correo estaban en estado de alerta máxima, se sospechaba que sobres bomba dirigidos a ciudadanos uruguayos con apellido judío podían ser distribuidos en cualquier momento.
Los medios uruguayos más cercanos al oficialismo propalaron el anuncio con la velocidad y el dramatismo requeridos en tales circunstancias. El encargado de negocios de la embajada de Israel manifestó a los periodistas que la sede diplomática estaba preparada para la amenaza y que sabía que sus pérfidos enemigos buscaban atacar al pueblo judío todo. Se decía que brigadas antiexplosivos tenían un trabajo frenético atendiendo denuncias de paquetes sospechosos. En medio de la conmoción, la Asamblea General aprobó que se extendiera la suspensión de las garantías individuales. Tres días después de que el ministro hiciera el anuncio, la noticia del terrible complot palestino antisemita en Uruguay desapareció súbitamente de la prensa, para nunca volver. Ni rastros de una rama local de Setiembre Negro ni de ningún sobre bomba.
Para Gerardo Leibner, historiador uruguayo residente en Israel y profesor de la Universidad de Tel Aviv, lo acontecido en setiembre de 1972 se trató de una maniobra típica de guerra psicológica, una operación de inteligencia para manipular a la opinión pública. El rol de la embajada de Israel y de una serie de políticos y militares uruguayos con estrechos lazos con ese país, entre los que se encontraba Rovira, fue clave para darle andamiaje a esa y otras acciones políticas que cimentaron una estrecha colaboración entre dos regímenes que se sentían parte de una misma cruzada internacional.
Así se desprende de una investigación de más de dos años que Leibner presentó la semana pasada en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República. En su elaboración, Leibner consultó documentación del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel, así como de la Oficina del Primer Ministro y la Policía de ese país. También fueron parte de la investigación documentos uruguayos publicados por el proyecto Cruzar y archivos de la cancillería uruguaya, a los que Leibner y su equipo lograron acceder, previo recurso a la Justicia, en diciembre pasado, luego de que la cartera adujera que los documentos que habían sido clasificados como secretos o reservados en los años de la dictadura debían permanecer como tales.
Aunque en la actualidad es conocido el apoyo armamentístico y diplomático de Israel a la última dictadura argentina, al régimen de Pinochet y las dictaduras centroamericanas de los años setenta y ochenta, entre otros autoritarismos latinoamericanos de la época, sobre los estrechos lazos entre Tel Aviv y Montevideo en aquellos años de plomo no existía hasta hoy mayor conocimiento público. En su investigación, Leibner constató que el caso uruguayo presenta una particularidad: el intercambio comercial y armamentístico fue mínimo, cuando no insignificante. «Hay que considerar que Uruguay era un país sin conflictos externos, la represión interna no requería demasiados pertrechos y las fuerzas de seguridad ya habían sido abastecidas muy fuertemente en ese rubro por Estados Unidos durante el gobierno de Pacheco», aclara. Los apoyos mutuos estuvieron basados en una fuerte coincidencia ideológica y se dieron más que nada en los campos político y de inteligencia.
—¿En qué consistía esa colaboración en inteligencia?
—Pude acceder a lo que ha escapado a la censura, porque muchos de los documentos que obtuve contienen líneas y párrafos enteros tachados por razones de seguridad. Algunas cosas que se supone que tienen que estar tachadas, sin embargo, se escapan a los censores y permiten atar cabos. Había visitas regulares de agentes del Mosad al SID [Servicio de Información de Defensa], donde daban conferencias. Hubo oficiales uruguayos que el SID envió a entrenarse en Israel. Por ejemplo, en un documento que sacó a luz el proyecto Cruzar, la carpeta de Wellington Sarli, figura el curso del Mosad al que Sarli asistió en 1981, 1982. Cruzando diversas fuentes, aparece a las claras una cooperación, un trabajo conjunto, una cercanía entre los dos Estados. También hay indicios de espionaje a opositores uruguayos en Israel. Por ejemplo, al SID le llegaba lo que se hablaba en reuniones internas del Comité Israelí de Solidaridad con los Presos Políticos de Uruguay y los servicios israelíes proveían información sobre esa organización al entonces embajador uruguayo en Israel, el exministro del Interior Alejandro Rovira, incluso cuando se trataba de datos personales de ciudadanos israelíes.
La asistencia de militares uruguayos a los cursos de inteligencia dictados por el Mosad, de acuerdo a la información a la que pude acceder, tuvo lugar sobre todo desde 1978 hasta el final de la dictadura. Ahora bien, yo no creo que esa fuera la principal colaboración entre la dictadura e Israel. Hay otra que me parece mucho más importante, aunque más sutil, y que arranca ya en 1972 y persiste hasta casi el final del régimen, con apenas algún altibajo en 1980.
—¿A qué te referís?
—A una colaboración política. Es la colaboración que se da, por ejemplo, en setiembre del 72 con la manipulación de los medios uruguayos en torno a la supuesta llegada de comandos de Setiembre Negro para realizar atentados contra objetivos judíos en Uruguay. Allí se creó un cuco, una supuesta amenaza terrorista contra objetivos judíos en momentos en que el gobierno de Bordaberry pedía una prórroga a la suspensión de las garantías individuales. Ese cuco era relevante entonces porque poco antes había sido la masacre de los Juegos Olímpicos de Múnich. O sea, Setiembre Negro existía y realizaba atentados en distintas partes del mundo, en un período histórico en que la guerra entre israelíes y palestinos había desbordado Medio Oriente y se jugaba en todo el tablero mundial. Efectivamente, hubo entonces en distintos países una ola de sobres bomba destinados a diplomáticos israelíes. Lo que sucedió en Uruguay es que se utilizó ese trasfondo real de una amenaza global contra los diplomáticos israelíes y se lo pretendió trasladar a una supuesta amenaza local contra todos los ciudadanos judíos en general. La embajada de Israel en Uruguay colaboró con el gobierno de Bordaberry asintiendo, confirmando la existencia de esa supuesta amenaza contra todos los judíos del país. No era casual que esa confabulación fuera entre la embajada y Rovira; entonces ministro del Interior, Rovira luego va a ser embajador en Israel, donde ya había estado de visita a comienzos de los años sesenta, cuando comenzó un vínculo muy personal entre él y la embajada israelí en Uruguay. Ese es un ejemplo de confabulación.
Otro ejemplo: hasta 1980 Israel trata de tapar las denuncias sobre el antisemitismo presente en la dictadura uruguaya. En contra de lo que generalmente suele hacer Israel, que es muy sensible y acostumbra denunciar antisemitismo en diversas circunstancias alrededor del mundo, cada vez que entre 1973 y 1980 una delegación judía estadounidense visitó Uruguay, la embajada de Israel y el Comité Central Israelita les transmitieron a los visitantes que aquí no había problemas, que la comunidad judía en su totalidad estaba a favor del régimen, que estaba todo bien. En realidad estaban cubriendo diversos sucesos de antisemitismo en el país, cuya existencia la propia embajada reconocía en sus comunicaciones internas. Por ejemplo, los diplomáticos israelíes en Uruguay habían informado a Jerusalén que el coronel Alberto Ballestrino, jefe de Policía de Montevideo al comienzo de la dictadura, era un nazi. Otra muestra de esta actitud fue el intento del embajador israelí en Montevideo de desacreditar a Wilson Ferreira Aldunate mientras Wilson estaba presentando su testimonio ante el Congreso de Estados Unidos, en 1976.
—¿En esa denuncia de Wilson contra la dictadura también la acusaba de antisemitismo?
—Wilson había denunciado algo muy específico: que el tratamiento hacia presos de origen judío era probablemente peor al promedio, debido a la existencia de antisemitismo en las fuerzas de seguridad. Pero la dictadura desvirtuó lo que dijo Wilson. El País tituló: «Wilson acusa al gobierno uruguayo de antisemitismo y persecución de creyentes judíos»; ahí el embajador de Israel en Uruguay, Aharon Ofri, salió a decir: «Wilson miente». Y era un momento en que toda la credibilidad de Wilson estaba a prueba frente al Congreso de Estados Unidos.
A cambio, Uruguay fue muy consistente en su oposición al reconocimiento de la Organización para la Liberación de Palestina [OLP] como representante del pueblo palestino, en una época en que las Naciones Unidas y distintos gobiernos, entre ellos varios latinoamericanos, estaban empezando a abrir oficinas de representantes de la OLP y a tener una actitud más abierta a sus reclamos. En ese momento, Uruguay se convirtió, en cambio, en el bastión sudamericano más fiel de oposición al reconocimiento internacional de la OLP.
—Tu investigación se centra en los años de la dictadura, pero ¿se puede decir que esta colaboración vino a intensificar vínculos militares y de inteligencia con Israel que ya venían de décadas anteriores?
—No, no existían antes este tipo de vínculos a este nivel. Cuando estudié la documentación, lo primero que traté de ver es qué pasaba en la época de Pacheco. De ese período accedí a documentos de diplomáticos israelíes que dicen: «Tenemos que abstenernos [de colaborar con el gobierno uruguayo]. No podemos saber a dónde va a conducir esto». No tenían confianza en la figura de Pacheco ni en qué es lo que iba a suceder con la situación política uruguaya.
En 1971, después de las fugas tupamaras, el ministro de Defensa de Pacheco, Federico García Capurro, le pide a Israel un manual para crear un campo de prisioneros fuera de la ciudad. ¿Qué pasaba? Que el año anterior, Israel había creado campamentos de prisioneros fuera de Gaza, en el desierto, para alojar allí a varios miles de militantes palestinos presos. Eso era público, y García Capurro le pide a la embajada israelí que por favor le envíe un manual de cómo se establecen y gestionan esos campos. Y hay ahí una discusión interna en Israel de si darle o no el manual a García Capurro y deciden que no, que no se van a arriesgar; no estaban seguros de que el régimen de Pacheco pudiera mantenerse y no querían apostar a perdedor.
—Con la dictadura eso cambia.
—Cambia ya antes de la dictadura, apenas asumido Bordaberry, en 1972. En el gabinete de Bordaberry hay políticos del sector más conservador del Partido Colorado, como Rovira, como Walter Ravenna, que primero fue ministro del Interior y luego de Defensa, que eran muy próximos a Israel. Ravenna estuvo de visita en Israel en 1970, Rovira ya lo había estado años antes. Hay que recordar que los gobiernos israelíes utilizaban y utilizan mucho las visitas a su país para crear lazos de cercanía con políticos influyentes. Es en lo que será el sector civil de la dictadura, que asume en el Ejecutivo con Bordaberry, que se instala la cooperación más cercana y de mayor confianza entre el régimen uruguayo e Israel.
—Tu investigación sobre el caso uruguayo viene a confirmar la muy buena relación del Estado de Israel con varias dictaduras latinoamericanas de ultraderecha.
—En el Cono Sur las relaciones más importantes fueron con Argentina y Chile, aunque en el primer caso son relaciones muy contradictorias. Israel sí intenta salvar a gente perseguida de origen judío, por su propia vocación de solidaridad étnica. Así es como mis padres, por ejemplo, llegan a Israel. Están exiliados en Buenos Aires y no tienen documentación, y uno de sus mejores amigos acaba de desaparecer, el doctor Manuel Liberoff; ahí Israel salva a varios cientos de personas en aquellas circunstancias, pero al mismo tiempo se identifica con la lucha contrainsurgente de las dictaduras y, por su propia trayectoria, el Estado israelí es muy apreciado por esas dictaduras como un aparato muy aceitado en esa lucha.
—¿Lo que unía a estos dos sistemas políticos tan distintos y alejados geográficamente era esa identificación mutua como protagonistas de una cruzada contrainsurgente mundial?
—Sí. Tanto la dictadura uruguaya como Israel se sienten como bastiones de Occidente que luchan en las más difíciles condiciones. Se ven a sí mismos al frente de esa lucha y se sienten incomprendidos por los sectores liberales de Occidente, que les reclaman por los derechos humanos. Amnistía Internacional, por ejemplo, es simultáneamente un dolor de cabeza tanto para Israel como para Uruguay. Tienen problemas comunes, comparten esa sensación de incomprensión. Los dos buscan, por ejemplo, acercarse a la Sudáfrica del apartheid. La alianza israelí-sudafricana es muy fuerte en aquellos años, y también lo es la alianza de Sudáfrica con Uruguay, Chile, Argentina. Imaginan, pero eso les queda más lejos, una alianza con Taiwán, con Corea del Sur, con los regímenes autoritarios y anticomunistas de todo el mundo.
Y tienen otra cosa en común: Uruguay e Israel están fuera de Europa, fuera del norte del mundo, y sin embargo son antitercermundistas. Repudian la reivindicación tercermundista, entonces tan popular en Asia, África y América Latina. Si rascamos un poco más, se puede ver que comparten una autopercepción racial de blancos, en un mundo que es más heterogéneo.
—Ese discurso de Israel como trinchera de Occidente se replica también en figuras del Uruguay democrático postdictadura. Pienso en Julio María Sanguinetti, por ejemplo.
—Sí, Sanguinetti personifica muy bien ese discurso hoy. Si bien participó del gobierno legal de Bordaberry, es un político que no puede decirse de ninguna manera que fuera de la dictadura, porque se apartó a tiempo, pero también venía de visitar Israel varias veces y en los documentos que he consultado aparece muy relacionado con la embajada. Ya en 1983, 1984, cuando Israel cambia su estrategia en Uruguay porque entiende que se viene la apertura democrática, se acerca mucho a Sanguinetti. Pero esa es una relación que viene de antes de la dictadura y que atraviesa los años de dictadura.
—¿Cuánto tiene que ver esto con el vínculo histórico de Israel con el Partido Colorado?
—Históricamente Israel había tenido muy buenas relaciones con todos los sectores de ese partido, desde el batllismo más liberal hasta los sectores riveristas. Es algo que tiene su lógica histórica: bajo gobiernos colorados, Uruguay fue muy favorable a la creación del Estado de Israel, pero además tuvo una actitud muy receptiva hacia los inmigrantes judíos. Ese era uno de los grandes fuertes del Partido Colorado, su actitud abierta hacia la inmigración no católica en general, su visión laica del país. Por ende, Israel siempre tuvo buenas relaciones con los sectores más progresistas del Partido Colorado; con ellos se sentía cómodo, y esa es una relación que precede mucho a la dictadura. Lo que yo descubro en la época de la dictadura es algo distinto: es el énfasis israelí en los sectores más conservadores y autoritarios del Partido Colorado.
—Aunque estos sectores estuvieran aliados a militares antisemitas.
—Esa es la sorpresa. Pero fíjate: Israel tenía y tiene una actitud muy proactiva en relación a los medios de prensa en todo el mundo. Cada tantos meses, la embajada en Uruguay sacaba un informe incluyendo cada uno de los medios de prensa: qué ha publicado sobre nosotros, cómo se comporta, quiénes son nuestros contactos en ese medio de prensa, cuáles son los matices, cómo actuar ante eso, cómo considerarlo. En un informe de mediados de 1972, mencionan a Azul y Blanco. Ese era el semanario de la ultraderecha que venía del sector minoritario del Partido Nacional, representativa de la línea de [el general Mario] Aguerrondo, e incluso a veces más extrema que el propio Aguerrondo. Y allí los diplomáticos israelíes escriben: Azul y Blanco es una publicación militarista, autoritaria, filofascista, a veces tiene manifestaciones expresas de antisemitismo y a veces, un antisemitismo mal solapado, pero hasta el momento no se ha pronunciado sobre el conflicto en Medio Oriente. «Cuando lo hagan», escriben estos diplomáticos, «creemos que no nos van a ser opuestos». Esa es la gran novedad, porque hasta entonces, y durante los sesenta, la actitud de la embajada israelí era de mucha sospecha y vigilancia hacia esos sectores políticos. Hay que recordar que durante los sesenta había habido varios atentados antisemitas de la ultraderecha uruguaya.
En el 72 hay, sin embargo, un viraje en la concepción israelí. Eso tiene que ver con la historia israelí. Israel, de concebirse a sí mismo como un pequeño país atacado, había pasado a ser un conquistador de territorios árabes. Había más que duplicado su territorio en la guerra de 1967, se había convertido en una potencia militar, y para mantener esa conquista había desarrollado estrategias contrainsurgentes —incluyendo asesinatos de dirigentes palestinos fuera de Israel— que, de estar en el Río de la Plata, llamaríamos terrorismo de Estado. Y esto, a pesar de que en aquel entonces había un gobierno del Partido Laborista Israelí, o sea, de la supuesta centroizquierda. La derecha recién ganaría las elecciones en 1977. Toda esta relación con la dictadura uruguaya empieza con la centroizquierda. Los gobernantes israelíes se sienten identificados con estos regímenes, que perciben como autoritarios y decididos. Y la dictadura uruguaya hace lo propio con Israel. Hay una frase de Bordaberry, en un encuentro con el embajador israelí, que resume esa identificación compartida: «Somos dos pequeñas naciones asechadas por el terrorismo, pero determinadas a ganar esta guerra a toda costa».
Colaboraciones y silenciosFrancisco Claramunt
14 julio, 2023
- Tiempo de lectura: 12 min
Desde 1972 y hasta el final de la dictadura, el régimen uruguayo y los gobiernos israelíes consolidaron una estrecha colaboración en materia política y de inteligencia, que incluyó operativos conjuntos de prensa, favores diplomáticos y espionaje de opositores. De fondo, pesó una identificación mutua como naciones hermanadas en la lucha contra el terrorismo y un repudio compartido al tercermundismo. De este vínculo, que el antisemitismo de los militares uruguayos no llegó a mellar, trata la nueva investigación de Leibner.
Gerardo Leibner. HÉCTOR PIASTRI
Juan María Bordaberry se enfrentaba a una paradoja: deseaba prorrogar la suspensión de las garantías individuales, que llevaba ya cinco meses, pero no hacía mucho, unas pocas semanas, de hecho, que su gobierno había anunciado con gran fanfarria mediática la victoria final sobre la amenaza tupamara, amenaza que se suponía que era la principal razón para tomar esa medida extrema de excepción constitucional. Raúl Sendic había sido capturado a comienzos de aquel mes de setiembre de 1972 y escaseaban los argumentos para que la Asamblea General diera el visto bueno a los deseos del Ejecutivo.
Fue entonces, mientras el ministro del Interior Alejandro Rovira comparecía ante el Parlamento, que sucedió algo muy extraño. Un diputado colorado hizo al ministro una pregunta en apariencia inocente, que Rovira rápidamente aprovechó para dar la primicia allí, en el pleno legislativo, de que en Uruguay había surgido una nueva amenaza, de terribles y hasta entonces insospechadas proporciones. Setiembre Negro, la célula terrorista palestina que por aquellos días había masacrado a la delegación olímpica israelí en Múnich, estaría operando en nuestras tierras, anunció Rovira. Su actuación local tendría relación con la aparición de la hasta entonces ignota organización subversiva Fuerzas Armadas Populares, que, de acuerdo al ministro, había perpetrado hacía poco un ataque contra un industrial judío uruguayo. Las oficinas del Correo estaban en estado de alerta máxima, se sospechaba que sobres bomba dirigidos a ciudadanos uruguayos con apellido judío podían ser distribuidos en cualquier momento.
Los medios uruguayos más cercanos al oficialismo propalaron el anuncio con la velocidad y el dramatismo requeridos en tales circunstancias. El encargado de negocios de la embajada de Israel manifestó a los periodistas que la sede diplomática estaba preparada para la amenaza y que sabía que sus pérfidos enemigos buscaban atacar al pueblo judío todo. Se decía que brigadas antiexplosivos tenían un trabajo frenético atendiendo denuncias de paquetes sospechosos. En medio de la conmoción, la Asamblea General aprobó que se extendiera la suspensión de las garantías individuales. Tres días después de que el ministro hiciera el anuncio, la noticia del terrible complot palestino antisemita en Uruguay desapareció súbitamente de la prensa, para nunca volver. Ni rastros de una rama local de Setiembre Negro ni de ningún sobre bomba.
Para Gerardo Leibner, historiador uruguayo residente en Israel y profesor de la Universidad de Tel Aviv, lo acontecido en setiembre de 1972 se trató de una maniobra típica de guerra psicológica, una operación de inteligencia para manipular a la opinión pública. El rol de la embajada de Israel y de una serie de políticos y militares uruguayos con estrechos lazos con ese país, entre los que se encontraba Rovira, fue clave para darle andamiaje a esa y otras acciones políticas que cimentaron una estrecha colaboración entre dos regímenes que se sentían parte de una misma cruzada internacional.
Así se desprende de una investigación de más de dos años que Leibner presentó la semana pasada en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República. En su elaboración, Leibner consultó documentación del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel, así como de la Oficina del Primer Ministro y la Policía de ese país. También fueron parte de la investigación documentos uruguayos publicados por el proyecto Cruzar y archivos de la cancillería uruguaya, a los que Leibner y su equipo lograron acceder, previo recurso a la Justicia, en diciembre pasado, luego de que la cartera adujera que los documentos que habían sido clasificados como secretos o reservados en los años de la dictadura debían permanecer como tales.
Aunque en la actualidad es conocido el apoyo armamentístico y diplomático de Israel a la última dictadura argentina, al régimen de Pinochet y las dictaduras centroamericanas de los años setenta y ochenta, entre otros autoritarismos latinoamericanos de la época, sobre los estrechos lazos entre Tel Aviv y Montevideo en aquellos años de plomo no existía hasta hoy mayor conocimiento público. En su investigación, Leibner constató que el caso uruguayo presenta una particularidad: el intercambio comercial y armamentístico fue mínimo, cuando no insignificante. «Hay que considerar que Uruguay era un país sin conflictos externos, la represión interna no requería demasiados pertrechos y las fuerzas de seguridad ya habían sido abastecidas muy fuertemente en ese rubro por Estados Unidos durante el gobierno de Pacheco», aclara. Los apoyos mutuos estuvieron basados en una fuerte coincidencia ideológica y se dieron más que nada en los campos político y de inteligencia.
—¿En qué consistía esa colaboración en inteligencia?
—Pude acceder a lo que ha escapado a la censura, porque muchos de los documentos que obtuve contienen líneas y párrafos enteros tachados por razones de seguridad. Algunas cosas que se supone que tienen que estar tachadas, sin embargo, se escapan a los censores y permiten atar cabos. Había visitas regulares de agentes del Mosad al SID [Servicio de Información de Defensa], donde daban conferencias. Hubo oficiales uruguayos que el SID envió a entrenarse en Israel. Por ejemplo, en un documento que sacó a luz el proyecto Cruzar, la carpeta de Wellington Sarli, figura el curso del Mosad al que Sarli asistió en 1981, 1982. Cruzando diversas fuentes, aparece a las claras una cooperación, un trabajo conjunto, una cercanía entre los dos Estados. También hay indicios de espionaje a opositores uruguayos en Israel. Por ejemplo, al SID le llegaba lo que se hablaba en reuniones internas del Comité Israelí de Solidaridad con los Presos Políticos de Uruguay y los servicios israelíes proveían información sobre esa organización al entonces embajador uruguayo en Israel, el exministro del Interior Alejandro Rovira, incluso cuando se trataba de datos personales de ciudadanos israelíes.
La asistencia de militares uruguayos a los cursos de inteligencia dictados por el Mosad, de acuerdo a la información a la que pude acceder, tuvo lugar sobre todo desde 1978 hasta el final de la dictadura. Ahora bien, yo no creo que esa fuera la principal colaboración entre la dictadura e Israel. Hay otra que me parece mucho más importante, aunque más sutil, y que arranca ya en 1972 y persiste hasta casi el final del régimen, con apenas algún altibajo en 1980.
—¿A qué te referís?
—A una colaboración política. Es la colaboración que se da, por ejemplo, en setiembre del 72 con la manipulación de los medios uruguayos en torno a la supuesta llegada de comandos de Setiembre Negro para realizar atentados contra objetivos judíos en Uruguay. Allí se creó un cuco, una supuesta amenaza terrorista contra objetivos judíos en momentos en que el gobierno de Bordaberry pedía una prórroga a la suspensión de las garantías individuales. Ese cuco era relevante entonces porque poco antes había sido la masacre de los Juegos Olímpicos de Múnich. O sea, Setiembre Negro existía y realizaba atentados en distintas partes del mundo, en un período histórico en que la guerra entre israelíes y palestinos había desbordado Medio Oriente y se jugaba en todo el tablero mundial. Efectivamente, hubo entonces en distintos países una ola de sobres bomba destinados a diplomáticos israelíes. Lo que sucedió en Uruguay es que se utilizó ese trasfondo real de una amenaza global contra los diplomáticos israelíes y se lo pretendió trasladar a una supuesta amenaza local contra todos los ciudadanos judíos en general. La embajada de Israel en Uruguay colaboró con el gobierno de Bordaberry asintiendo, confirmando la existencia de esa supuesta amenaza contra todos los judíos del país. No era casual que esa confabulación fuera entre la embajada y Rovira; entonces ministro del Interior, Rovira luego va a ser embajador en Israel, donde ya había estado de visita a comienzos de los años sesenta, cuando comenzó un vínculo muy personal entre él y la embajada israelí en Uruguay. Ese es un ejemplo de confabulación.
Otro ejemplo: hasta 1980 Israel trata de tapar las denuncias sobre el antisemitismo presente en la dictadura uruguaya. En contra de lo que generalmente suele hacer Israel, que es muy sensible y acostumbra denunciar antisemitismo en diversas circunstancias alrededor del mundo, cada vez que entre 1973 y 1980 una delegación judía estadounidense visitó Uruguay, la embajada de Israel y el Comité Central Israelita les transmitieron a los visitantes que aquí no había problemas, que la comunidad judía en su totalidad estaba a favor del régimen, que estaba todo bien. En realidad estaban cubriendo diversos sucesos de antisemitismo en el país, cuya existencia la propia embajada reconocía en sus comunicaciones internas. Por ejemplo, los diplomáticos israelíes en Uruguay habían informado a Jerusalén que el coronel Alberto Ballestrino, jefe de Policía de Montevideo al comienzo de la dictadura, era un nazi. Otra muestra de esta actitud fue el intento del embajador israelí en Montevideo de desacreditar a Wilson Ferreira Aldunate mientras Wilson estaba presentando su testimonio ante el Congreso de Estados Unidos, en 1976.
—¿En esa denuncia de Wilson contra la dictadura también la acusaba de antisemitismo?
—Wilson había denunciado algo muy específico: que el tratamiento hacia presos de origen judío era probablemente peor al promedio, debido a la existencia de antisemitismo en las fuerzas de seguridad. Pero la dictadura desvirtuó lo que dijo Wilson. El País tituló: «Wilson acusa al gobierno uruguayo de antisemitismo y persecución de creyentes judíos»; ahí el embajador de Israel en Uruguay, Aharon Ofri, salió a decir: «Wilson miente». Y era un momento en que toda la credibilidad de Wilson estaba a prueba frente al Congreso de Estados Unidos.
A cambio, Uruguay fue muy consistente en su oposición al reconocimiento de la Organización para la Liberación de Palestina [OLP] como representante del pueblo palestino, en una época en que las Naciones Unidas y distintos gobiernos, entre ellos varios latinoamericanos, estaban empezando a abrir oficinas de representantes de la OLP y a tener una actitud más abierta a sus reclamos. En ese momento, Uruguay se convirtió, en cambio, en el bastión sudamericano más fiel de oposición al reconocimiento internacional de la OLP.
—Tu investigación se centra en los años de la dictadura, pero ¿se puede decir que esta colaboración vino a intensificar vínculos militares y de inteligencia con Israel que ya venían de décadas anteriores?
—No, no existían antes este tipo de vínculos a este nivel. Cuando estudié la documentación, lo primero que traté de ver es qué pasaba en la época de Pacheco. De ese período accedí a documentos de diplomáticos israelíes que dicen: «Tenemos que abstenernos [de colaborar con el gobierno uruguayo]. No podemos saber a dónde va a conducir esto». No tenían confianza en la figura de Pacheco ni en qué es lo que iba a suceder con la situación política uruguaya.
En 1971, después de las fugas tupamaras, el ministro de Defensa de Pacheco, Federico García Capurro, le pide a Israel un manual para crear un campo de prisioneros fuera de la ciudad. ¿Qué pasaba? Que el año anterior, Israel había creado campamentos de prisioneros fuera de Gaza, en el desierto, para alojar allí a varios miles de militantes palestinos presos. Eso era público, y García Capurro le pide a la embajada israelí que por favor le envíe un manual de cómo se establecen y gestionan esos campos. Y hay ahí una discusión interna en Israel de si darle o no el manual a García Capurro y deciden que no, que no se van a arriesgar; no estaban seguros de que el régimen de Pacheco pudiera mantenerse y no querían apostar a perdedor.
—Con la dictadura eso cambia.
—Cambia ya antes de la dictadura, apenas asumido Bordaberry, en 1972. En el gabinete de Bordaberry hay políticos del sector más conservador del Partido Colorado, como Rovira, como Walter Ravenna, que primero fue ministro del Interior y luego de Defensa, que eran muy próximos a Israel. Ravenna estuvo de visita en Israel en 1970, Rovira ya lo había estado años antes. Hay que recordar que los gobiernos israelíes utilizaban y utilizan mucho las visitas a su país para crear lazos de cercanía con políticos influyentes. Es en lo que será el sector civil de la dictadura, que asume en el Ejecutivo con Bordaberry, que se instala la cooperación más cercana y de mayor confianza entre el régimen uruguayo e Israel.
—Tu investigación sobre el caso uruguayo viene a confirmar la muy buena relación del Estado de Israel con varias dictaduras latinoamericanas de ultraderecha.
—En el Cono Sur las relaciones más importantes fueron con Argentina y Chile, aunque en el primer caso son relaciones muy contradictorias. Israel sí intenta salvar a gente perseguida de origen judío, por su propia vocación de solidaridad étnica. Así es como mis padres, por ejemplo, llegan a Israel. Están exiliados en Buenos Aires y no tienen documentación, y uno de sus mejores amigos acaba de desaparecer, el doctor Manuel Liberoff; ahí Israel salva a varios cientos de personas en aquellas circunstancias, pero al mismo tiempo se identifica con la lucha contrainsurgente de las dictaduras y, por su propia trayectoria, el Estado israelí es muy apreciado por esas dictaduras como un aparato muy aceitado en esa lucha.
—¿Lo que unía a estos dos sistemas políticos tan distintos y alejados geográficamente era esa identificación mutua como protagonistas de una cruzada contrainsurgente mundial?
—Sí. Tanto la dictadura uruguaya como Israel se sienten como bastiones de Occidente que luchan en las más difíciles condiciones. Se ven a sí mismos al frente de esa lucha y se sienten incomprendidos por los sectores liberales de Occidente, que les reclaman por los derechos humanos. Amnistía Internacional, por ejemplo, es simultáneamente un dolor de cabeza tanto para Israel como para Uruguay. Tienen problemas comunes, comparten esa sensación de incomprensión. Los dos buscan, por ejemplo, acercarse a la Sudáfrica del apartheid. La alianza israelí-sudafricana es muy fuerte en aquellos años, y también lo es la alianza de Sudáfrica con Uruguay, Chile, Argentina. Imaginan, pero eso les queda más lejos, una alianza con Taiwán, con Corea del Sur, con los regímenes autoritarios y anticomunistas de todo el mundo.
Y tienen otra cosa en común: Uruguay e Israel están fuera de Europa, fuera del norte del mundo, y sin embargo son antitercermundistas. Repudian la reivindicación tercermundista, entonces tan popular en Asia, África y América Latina. Si rascamos un poco más, se puede ver que comparten una autopercepción racial de blancos, en un mundo que es más heterogéneo.
—Ese discurso de Israel como trinchera de Occidente se replica también en figuras del Uruguay democrático postdictadura. Pienso en Julio María Sanguinetti, por ejemplo.
—Sí, Sanguinetti personifica muy bien ese discurso hoy. Si bien participó del gobierno legal de Bordaberry, es un político que no puede decirse de ninguna manera que fuera de la dictadura, porque se apartó a tiempo, pero también venía de visitar Israel varias veces y en los documentos que he consultado aparece muy relacionado con la embajada. Ya en 1983, 1984, cuando Israel cambia su estrategia en Uruguay porque entiende que se viene la apertura democrática, se acerca mucho a Sanguinetti. Pero esa es una relación que viene de antes de la dictadura y que atraviesa los años de dictadura.
—¿Cuánto tiene que ver esto con el vínculo histórico de Israel con el Partido Colorado?
—Históricamente Israel había tenido muy buenas relaciones con todos los sectores de ese partido, desde el batllismo más liberal hasta los sectores riveristas. Es algo que tiene su lógica histórica: bajo gobiernos colorados, Uruguay fue muy favorable a la creación del Estado de Israel, pero además tuvo una actitud muy receptiva hacia los inmigrantes judíos. Ese era uno de los grandes fuertes del Partido Colorado, su actitud abierta hacia la inmigración no católica en general, su visión laica del país. Por ende, Israel siempre tuvo buenas relaciones con los sectores más progresistas del Partido Colorado; con ellos se sentía cómodo, y esa es una relación que precede mucho a la dictadura. Lo que yo descubro en la época de la dictadura es algo distinto: es el énfasis israelí en los sectores más conservadores y autoritarios del Partido Colorado.
—Aunque estos sectores estuvieran aliados a militares antisemitas.
—Esa es la sorpresa. Pero fíjate: Israel tenía y tiene una actitud muy proactiva en relación a los medios de prensa en todo el mundo. Cada tantos meses, la embajada en Uruguay sacaba un informe incluyendo cada uno de los medios de prensa: qué ha publicado sobre nosotros, cómo se comporta, quiénes son nuestros contactos en ese medio de prensa, cuáles son los matices, cómo actuar ante eso, cómo considerarlo. En un informe de mediados de 1972, mencionan a Azul y Blanco. Ese era el semanario de la ultraderecha que venía del sector minoritario del Partido Nacional, representativa de la línea de [el general Mario] Aguerrondo, e incluso a veces más extrema que el propio Aguerrondo. Y allí los diplomáticos israelíes escriben: Azul y Blanco es una publicación militarista, autoritaria, filofascista, a veces tiene manifestaciones expresas de antisemitismo y a veces, un antisemitismo mal solapado, pero hasta el momento no se ha pronunciado sobre el conflicto en Medio Oriente. «Cuando lo hagan», escriben estos diplomáticos, «creemos que no nos van a ser opuestos». Esa es la gran novedad, porque hasta entonces, y durante los sesenta, la actitud de la embajada israelí era de mucha sospecha y vigilancia hacia esos sectores políticos. Hay que recordar que durante los sesenta había habido varios atentados antisemitas de la ultraderecha uruguaya.
En el 72 hay, sin embargo, un viraje en la concepción israelí. Eso tiene que ver con la historia israelí. Israel, de concebirse a sí mismo como un pequeño país atacado, había pasado a ser un conquistador de territorios árabes. Había más que duplicado su territorio en la guerra de 1967, se había convertido en una potencia militar, y para mantener esa conquista había desarrollado estrategias contrainsurgentes —incluyendo asesinatos de dirigentes palestinos fuera de Israel— que, de estar en el Río de la Plata, llamaríamos terrorismo de Estado. Y esto, a pesar de que en aquel entonces había un gobierno del Partido Laborista Israelí, o sea, de la supuesta centroizquierda. La derecha recién ganaría las elecciones en 1977. Toda esta relación con la dictadura uruguaya empieza con la centroizquierda. Los gobernantes israelíes se sienten identificados con estos regímenes, que perciben como autoritarios y decididos. Y la dictadura uruguaya hace lo propio con Israel. Hay una frase de Bordaberry, en un encuentro con el embajador israelí, que resume esa identificación compartida: «Somos dos pequeñas naciones asechadas por el terrorismo, pero determinadas a ganar esta guerra a toda costa».